De baches...

Transportarnos en vehículos a motor dejó de ser un lujo, como otrora se consideraba, y ha venido a convertirse en un evento cotidiano para la mayoría de los panameños.

Ir al trabajo, hacer compras, buscar atención médica, regresar al Hogar. Todos estos eventos implican movilizarnos en algún tipo de vehículo.

La sobrepoblada flota vehicular de la ciudad capital hace que salir a la calle se vuelva un suplicio por los ‘tranques', la humedad, el humo, y como si fuera poco todo esto, por los enormes y frecuentes baches en muchas de las calles.

‘¡Cuidado con el hueco!' es una frase común mientras nos movilizamos. Pero, ¿por qué hay tantos baches?

Para comprender un poco el porqué de los baches, debemos conocer un poco del cómo están construidas las carreteras que usamos todos los días.

La mayoría de los usuarios de las vías de comunicación da por hecho la sostenibilidad de las mismas, y asume que están hechas de materiales tan fuertes que deben perdurar para siempre.

El asfalto es un material pegajoso, viscoso y de un color oscuro. Es una sustancia que constituye la fracción más pesada del petróleo crudo. En las mezclas asfálticas se utiliza como aglomerante para la construcción de carreteras.

Para pavimentar se usan asfaltos de destilación, hechos con los hidrocarburos no volátiles que quedan después de refinar el petróleo para obtener productos como la gasolina.

El asfalto es muy impermeabilizante y cohesivo, lo que lo hace ideal para la construcción de carreteras, pues es capaz de resistir la acción mecánica de disgregación que generan las cargas de los vehículos, y evita la penetración del agua de lluvia.

Siendo esta sustancia tan noble, ¿por qué se dañan las calles?

El asfalto se ve degradado por factores ambientales, y por el tráfico. La falta de mantenimiento no obra positivamente en la durabilidad del asfalto tampoco.

El mayor enemigo del asfalto, en carreteras, es el agua. Por esta razón es muy importante que en el diseño de una carretera se consideren suficientes cunetas y drenajes operativos, que asegurarán la rápida salida del agua.

Del mantenimiento frecuente y correcto de los sistemas de drenajes y de las cunetas va a depender entonces directamente la durabilidad del asfalto, puesto que si el agua se filtra y llega al cimiento de la carretera lo va a desestabilizar, y aparecerá el infame bache.

Las buenas prácticas constructivas determinarán el diseño de la carretera, en la que se determinará el grosor de la superficie de rodadura, las pendientes para mantener el agua fuera de la vía, y el tipo de mezcla asfáltica a utilizar.

No obstante, todo ese esfuerzo es en vano, si no se considera el mantenimiento de las obras. Una obra bien mantenida rendirá muchos más años de servicio, y generará muchos menos gastos que una vía que haya que rehacer por completo.

Podemos notar entonces que la durabilidad y el buen desempeño de las obras no va a depender únicamente de los ingenieros y arquitectos que se involucran en el diseño y construcción de las mismas, sino que es el resultado de un esfuerzo mancomunado de los miembros de la sociedad, quienes al hacer buen uso de las estructuras, respetando los pesos y dimensiones establecidos, haciendo buena disposición de los desechos en los lugares designados para ese fin, y no en las vías y cunetas, y apreciando el bien que nos hace poder contar con buenas vías de comunicación, lo que finalmente causará la extinción de los tan desagradables baches en las calles.

La contratación de empresas certificadas e idóneas, que respeten las normas constructivas y que respeten los pliegos de cargos en los proyectos licitados es un valor agregado muy deseable en el procedimiento de producción y desarrollo de las vías de comunicación en Panamá.

Recuerde, amigo lector, solo los panameños podemos construir un mejor Panamá.

Saludos, y... cuidado con el hueco.

EL AUTOR ES INGENIERO CIVIL, MIEMBRO DE COICI E INSPECTOR AD HONÓREM JTIA.