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- 23/10/2020 00:00
La Bonita Vecindad: los disturbios en el barrio de Cocoa Grove y el largo camino hacia la dignidad
Empieza el siglo XX, con la Separación del Istmo de Panamá. Este importante evento político impacta las relaciones de la nueva República de Panamá, con EE. UU., que se convierte en su principal socio comercial y político. El Tratado Hay - Bunau Varilla (Convenio del Canal ístmico) firmado, para la construcción del Canal de Panamá, el 18 de noviembre de 1903, colocó al país centroamericano como un protectorado y empezaron los roces que caracterizaron la relación, por todo lo quedaba del siglo. Ralph Davis era uno de los miles de ciudadanos norteamericanos que arribaron a Panamá, con el reinicio de las obras civiles del paso interoceánico. Davis, era un carpintero que llegó a Panamá por barco, desde California, al Puerto de Balboa. Estaba en búsqueda de un empleo y para el 4 de julio de 1912, aniversario de la Independencia de EE. UU., se aproximó al barrio rojo de la ciudad de Panamá, conocido como Cocoa Grove, en búsqueda de esparcimiento. Para esa fecha, gran cantidad de marinos y soldados estadounidenses, acantonados en la Zona del Canal, también acudieron a la ciudad. Como hombres sujetos a una severa disciplina militar; cuando se les concedía un día libre, tomaban licor y bajo su influencia, ejecutaron algunos actos reprochables, en un barrio donde había prostitutas. La entidad destinada a garantizar el orden se abstuvo de intervenir. Es decir, la policía trató de no estorbarlos; y sobrevino un altercado entre un agente de la policía y un marino. Ello generó que el resto de los soldados y marinos estadounidenses persiguiera a policías panameños, los que se vieron obligados a huir, por desventaja numérica. Esta persecución fue el origen de los lamentables hechos. De estos, resultaron muertos: un civil, un militar estadounidense y varios heridos. Davis, perdió la vida. Los primeros incidentes, declararon testigos, y se comprueba en la resolución del Juzgado Superior de la República, de 27 de abril de 1914, fueron cometidos por estadounidenses: “soldados, marinos y particulares americanos bulliciosos y turbulentos”. La decisión referida concluyó que no se pudo determinar qué personas tomaron parte en el motín, disparando armas. Se da por terminado el procedimiento. Panamá afirmó, a través del secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Ernesto Lefevre, que la trifulca fue provocada por soldados estadounidenses borrachos.
EE. UU. no estaba conforme con las investigaciones de los tribunales panameños, afirmaba que la Policía Nacional era responsable, por inapropiada acción policial: la policía fracasó en mantener el orden, a pesar de la asistencia o colaboración de los EE. UU. y en lugar de dispersar los civiles, disparó a los soldados. Davis, fue asesinado por un miembro de la policía con un disparo de bayoneta, que empujó fuertemente su estómago. Panamá y EE. UU. fueron a un arbitraje para determinar los perjuicios. Van Rappard, holandés, fue el árbitro que determinó los montos de los daños, tomando en consideración los documentos que se presentaron. La República de Panamá fue condenada a indemnizar, entre otros, a los herederos de Ralph Davis la suma de B/. 9000.00 (nueve mil balboas), el 20 de octubre de 1916. Las tensiones no pararon allí, el 14 de febrero de 1915, nuevamente, el barrio de Cocoa Grove fue escenario de disturbios, en los que estadounidenses y panameños resultaron lesionados.
Personal estadounidense acudió a la ciudad de Panamá a celebrar los carnavales y se dio una pelea de bandos. EE. UU. afirmó que la policía panameña apoyó a los civiles en los eventos. Los tribunales panameños no encontraron responsables en la esfera criminal de la riña tumultuaría. Las investigaciones eran difíciles y confusas, las pruebas, en su mayoría testimoniales, eran sesgadas, demostraban las preferencias de bandos de aquellos que acudían a deponer.
El caso fue llevado en la Comisión General de Reclamaciones (Panamá – EE. UU.), en el marco de la Convención de 28 de julio de 1926 y un nuevo arbitraje, para determinar los perjuicios se escenificó, esta vez, por supuesta violencia colectiva a tropas extranjeras e inadecuada protección policial. Panamá fue nuevamente sancionado, el 26 de junio de 1933, a indemnizar a Henry G. Baldwin por la suma de B/. 1000.00 (mil balboas), entre otros, por los incidentes acaecidos en el barrio Cocoa Grove, específicamente en el bar Panamá Athletic Club. Para EE. UU., la Policía Nacional de Panamá era una pandilla armada con armas de alto calibre (largas), poco preparada e incapaz de mantener el orden público en las ciudades terminales de Panamá y Colón.
Los incidentes de Cocoa Grove, a pesar de no haber generado responsabilidad penal alguna, según los tribunales competentes de nuestro país, costaron en daños y perjuicios más de B/.25 000.00 (veinticinco mil balboas) en indemnizaciones.
La Bonita Vecindad, entre Panamá y EE. UU., para nada se asimilaba a las relaciones de dos Estados, vistos como iguales en el contexto internacional; las relaciones eran complejas y violentas. Las tensiones entre los ciudadanos eran permanentes (ocupantes y ocupados), otros sucesos se darían con posterioridad y un largo camino quedaría por recorrer, hasta la firma de los Tratados Torrijos - Carter de 1977.
(*) Exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, ex fiscal nacional en Delitos Relacionados con Drogas, exprofesor de Derecho Penal Especial, Usma. Orador invitado en el Día de la Herencia Hispana en EE. UU., 2006.