• 23/07/2025 00:00

Bulo y dominio de la opinión pública

La suspensión del suministro del agua en la ciudad capital terminaba casi a medianoche, y a unas horas para el restablecimiento del servicio, apareció en las redes sociales un video del director del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) para anunciar que a las doce de la noche volvería la normalidad. Se aclaraba también que se podía utilizar el vital líquido para labores caseras, pero que no era potable y se advertía de su consumo.

Esta parte del anuncio asustó a quienes vieron el mensaje, porque repetía una situación dada hacía unas semanas en la región de Azuero cuando la contaminación del río La Villa ocasionó la interrupción del servicio de agua potable y cuando se reinició, se alertó sobre el no consumo humano. En esta oportunidad, ¿se repetía el fenómeno de Chitré en Panamá?

Alguien notó e hizo saber que el video utilizado en la ciudad capital era el mismo que se había difundido en las provincias centrales cuando se cortó el suministro. Alguien con un objetivo avieso había colado este material visual para crear confusión. Era, por tanto, un bulo, porque su información no correspondía con la realidad, y aunque expresado con una certitud precisa, se refería a otra circunstancia.

En el lenguaje retórico ha surgido en la actualidad el vocablo bulo como un artilugio de desinformación, que tiende a engañar a una amplia audiencia y a crear confusiones en la interpretación de la realidad. El Diccionario de la Lengua Española lo define como “noticia falsa propalada con algún fin”. Evidentemente que el objetivo de su diseminación es el de confundir al público, por eso se disfraza de información cierta.

El diccionario de la RAE menciona igualmente que esta palabra tiene varias acepciones semejantes; entre ellas: “mentira, engaño, embuste, patraña, habladuría, camelo, infundio, bola, trola, cuento, paparrucha, chisme, rumor, voz hablilla, filfa”, entre otros. Lo paradójico es que el único antónimo que se presenta es “verdad”.

Se cree que el término provino del caló (léxico popular), que significa ‘porquería’ (en inglés se utiliza hoax o fake news). El concepto tiene una amplia utilización en Hispanoamérica, donde, según los entendidos, es “una falsedad articulada de manera deliberada para que sea percibida como verdad con un fin específico”. Se resalta, según la RAE, el carácter intencional de su divulgación masiva “a través de diversos medios”.

Aunque este término tiene un empleo en los medios informativos, según agendas de las corporaciones y entidades que los gerencian, ha resultado un instrumento de extendida manipulación en las redes sociales por su carácter masivo y la simultaneidad en la lectura o visualización, que se extiende más allá de las fronteras.

Hay que advertir que “Normalmente es distribuido en cadena por sus sucesivos receptores debido a su contenido impactante que parece provenir de una fuente seria y fiable”. En este factor se basa su éxito en las redes sociales. En muchos lugares se mantienen equipos de redacción que preparan bulos de acuerdo a la forma como avancen determinados temas en la sociedad y los contenidos buscan por lo general la aceptación de determinadas posturas.

Lo novedoso aquí es que el surgimiento de una especie de “mercado”, ha impulsado a ciertos poderes a organizar o instaurar esas impropias mesas de redacción que se mueven en el anonimato. En muchas ocasiones y cada vez con mayor frecuencia, esto alcanza las luchas o diferencias entre países o regiones.

En un estudio sobre el uso del bulo, la agencia de noticias Servimedia resalta que el 66,7 % del público y el 60 % de los profesionales de la comunicación “perciben un aumento del volumen de bulos y desinformación tras la pandemia”. El estudio describe tal análisis que resalta cómo se infiltra este mal en la disciplina periodística.

El aumento de las redes sociales y su alcance popular nos trae ahora un nuevo riesgo que asalta las conciencias y a la opinión pública. Nos queda la pregunta, ¿cómo se puede actuar para proteger al ciudadano y fortalecer el derecho a la información veraz?

*El autor es periodista
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