El cambio

Hay que tener mucho cuidado con los símbolos. Los paradigmas ideológicos tienden en la práctica (contextualizados) a contaminarse con los filtros y artilugios inherentes a su drama particular. Especialmente en política: las distintas ideologías siempre se han servido de símbolos.

Los símbolos, transmiten el mensaje. Son efectivamente; canales de propaganda. Hay que estar conscientes de que son sólo eso. Ante las realidades sociales, pierden significado.

Los símbolos no dan de comer, los anuncios no nos protegen de la delincuencia, ni las vallas desarrollan el país. Son sólo representaciones promocionales de un producto político.

Plagados de argumentos vanos y promesas superficiales, los “símbolos” promovidos hasta el cansancio por las campañas políticas son un ataque mediático que, por naturaleza, intenta modelar subliminalmente nuestras convicciones. Aquel concepto de “cambio” (que a su vez ha sido utilizado por uno u otro), tan promovido y tan en boga, se usa como carta blanca sin sentido de propósito, ni conciencia de sí mismo.

Una onerosa exhibición de demagogia que, con levedad absoluta, pretende elegirse para dirigir el país. Y es, como toda posición demagógica, falsa.

No vivimos momentos livianos. No estamos para distraer el destino con propaganda. Panamá está ante el momento definitivo de su historia: o salimos del sub-desarrollo o nos sumimos irremediablemente en él.

Ese salto al mundo desarrollado depende de todos. Para eso hay que cambiar. Sí. Y nuestra incipiente, pero aún real democracia nos protege del autoritarismo, pero no nos protege del capital.

En una contienda política, donde los “símbolos” venden las ideas, el que más capital tiene, vende mejor y gana.

Necesitamos enajenarnos del espectáculo mediático para decidir informados — en democracia pura— nuestros dirigentes: Llevar la oferta electoral al ámbito de las propuestas, proyectos y programas.

* Ciudadano panameño.yoel.gonzalez@meduca.gob.pa