• 04/10/2013 02:00

Queremos una campaña de propuestas, no de promesas

Cuando se habla de los políticos tradicionales, pensamos en figuras de antes del 68 e inclusive en algunas actuales, que se quedaron en ...

Cuando se habla de los políticos tradicionales, pensamos en figuras de antes del 68 e inclusive en algunas actuales, que se quedaron en el tiempo, al no sumarse a las transformaciones que exige el cambiante mundo en que vivimos, que llevó al cementerio de elefantes a esos personajes desgastados que pulularon por años en nuestro escenario político.

La alternabilidad en el poder parece llegar a su fin en el 2014, si las condiciones se mantienen como hasta el momento. Existe el temor de que se genere una espiral de ofensas, verdades y medias verdades, que contaminen el ambiente, propiciando niveles de violencia y ataques políticos que puedan resultar caldo de cultivo para las nefastas ‘campañas sucias’ y ‘campañas negativas’. En opinión muy personal, todos se están preparando y afilando el lápiz para ejecutarlas, pero sobre todo para aplicar la parte negativa de los manuales políticos, los cuales utilizados en su parte positiva, nos permitirán llegar a mayo del 2014, en un ambiente de rivalidad política, mas no de enfrentamiento.

Los partidos de oposición no parecen asimilar que a escasos meses de su salida, Ricardo Martinelli, mantenga el 69 % de percepción favorable y que el pueblo encuestado señale que todo el Gabinete tiene el 63 % de aceptación. Eso los tiene trastornados y elucubrando acciones para tratar de influir en el votante y ellos puedan presentarse ante el elector con algo de mayor credibilidad.

Para lograr ese objetivo, han centrado sus campañas en atacar, descalificar, sabotear y satanizar las obras que presenta el candidato de gobierno, José Domingo Arias, como parte de su agenda de continuar megaobras, y sumando muchas que son parte de las aspiraciones que le hace llegar el electorado en su recorrido por toda la geografía. El plan de obras ejecutadas y por ejecutar que implementa el gobierno de Martinelli, solo es reconocido en parte por el aspirante a la Presidencia del PRD, Juan Carlos Navarro, quien dice continuará las mejores y realizará otras que se han quedado en el tintero. Agregando que también trabajará por una rebaja en la canasta de alimentos —punto débil del actual gobierno, que lo prometió y no ha cumplido—.

El otro candidato ya oficializado, se jacta de ser el ‘padre putativo’ de obras tangibles y positivas del llamado ‘gobierno de los Locos’, como la renovación completa de Curundú, de la ciudad deportiva, del proyecto Irving Saladino, del programa 100 para los 70, y de muchos otros. Se dedica a criticar y a satanizar los proyectos que se ejecutan con los dineros del Canal, cuando se negó a la ampliación de esa magna obra. Se ha opuesto a la política agresiva de recaudación fiscal, que pone de igual a igual a los ‘amigos del poder’, que pagaban migajas al Tesoro Nacional, cuando el trabajador con sacrificio, cumple con el deber ciudadano de tributar para que el desarrollo llegue a las capas de menores ingresos.

Su campaña es de descalificación, de agresión, de ofensas y lo que es peor, de promesas. Olvidando que el panameño ‘cuento es lo que no quiere’. No tiene un plan coherente a desarrollar, centrando su campaña en presentarse como un MESIAS, que tiene una varita mágica para resolver los problemas que tenemos como sociedad, sobre todo para los de clase media, media baja, baja, de pobreza y pobreza extrema. La oferta electoral está planteada, nos corresponde a todos los habilitados para ejercer el sufragio el 04 de mayo, escoger la mejor y continuar aportando al crecimiento del país.

Ahora lo que preocupa al ciudadano que todos los días aportamos al desarrollo del país, pese a tener un sistema de transporte que no rinde los estimados que debiera, es que los políticos se están metiendo en los sectores organizados para crear un ambiente de desestabilización y de convulsión social que afecte los niveles de aceptación que tiene el gobierno. Y lo notamos en las acciones de los grupos magisteriales, de los médicos y enfermeras, de los trabajadores de la salud, de los estudiantes y quién sabe cuántos otros que esperan pacientes la oportunidad de salir a ‘enturbiarles las aguas al país’ y con ello a todos los panameños, que salimos a la calle todos los días a bregar por dos de los tres golpes diarios. Por favor, hagámosle caso al arzobispo, a los magistrados del Tribunal Electoral y algunos sectores cautos de la sociedad para que se eleve el nivel de la campaña.

PERIODISTA.

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