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- 14/08/2014 23:01
Centenario del Canal, transiciones y desafíos
La conmemoración del Centenario del Canal es una oportunidad para debatir sobre el pasado, el presente y por qué no del porvenir de esa valiosa ruta global. El Canal, considerado el principal activo de los panameños, genera grandes expectativas especialmente por su proyecto de ampliación y la posible construcción de otra vía acuática en la región.
Hace tan solo catorce años que esa importante ruta interoceánica revirtió plenamente a los panameños, pero su transición inició el 1 de octubre de 1979 tras la firma de los Tratados Torrijos Carter de 1977. Al aproximarse aquel día, La Estrella de Panamá (29/9/1979) publicó anuncios convocando a la población a participar del trascendental suceso “se inicia una etapa para todos. Panameño tú eres testigo de este acto histórico que ha costado años de lucha. Tu presencia en Albrook (…) demostrará al mundo que nunca estuvimos de acuerdo con el Tratado Hay Buneau Varilla. La victoria es de todos.
Contamos contigo”. De 1979 a 1999 transcurrieron veinte años para cumplir uno de los acuerdos: el Tratado del Canal. Un tiempo que ofreció una inestimable oportunidad de concretar, entre todos, una concepción de lo que debería ser nuestro país. Pero la historia fue otra. Una profunda crisis política de los años ochenta, que culminó con una invasión extranjera, marcó ese pasado reciente del país.
La década del noventa inició con la instauración del régimen democrático. Podría considerarse una nueva transición en la sociedad panameña. Para entonces, la revolución tecnológica y los cambios políticos y económicos siguieron impactando a nivel mundial.
El siglo XXI se inauguró para los panameños con dos sucesos trascendentales -o una nueva transición-, la reversión total del Canal a Panamá, acontecimiento que puso fin a la presencia extranjera en el país, y la conmemoración del Centenario de la República, en 2003. Ambas conmemoraciones oportunidades valiosas para concretar proyectos de futuro para Panamá. Pero aún el país no define acuerdos sobre políticas dirigidas al sector agrícola, energético, ambientales y, especialmente, culturales y educativas, estas que conllevarían a la formación de los panameños con una conciencia crítica del mundo, especialmente, para la vida y para la convivencia.
Los últimos catorce años han demostrado la capacidad del manejo eficiente del Canal por parte de los panameños, reconocido a nivel internacional. Más recientemente, el país registra un extraordinario crecimiento económico. Uno de los más altos en América Latina. A pesar de esa bonanza económica persisten deudas históricas.
Las transiciones de 1979, 1990 y 2000 –reversión del Canal y de régimen de gobierno- ofrecieron la oportunidad de pensar en grande y forjar objetivos de largo plazo. Y de esa manera enfrentar problemas estructurales del país, especialmente, la brecha social existente.
Lamentablemente, continuamos más preocupados por las próximas elecciones que por las futuras generaciones. Estas por las que justamente lucharon, hace cincuenta años, jóvenes panameños que han sido inmortalizados en los gloriosos anales del pasado nacional. Panamá tiene historia y la posibilidad de salir adelante. Hoy nos debatimos entre privilegiar un Panamá “mercantil” o un Panamá social. Si se decide por este último modelo de país se requiere urgentemente un replanteamiento del rumbo nacional. Este inicia con un consenso de acuerdo a nuestros intereses y no a modelos que acentúan la desigualdad social.
El Centenario del Canal ofrece una gran lección, si se pudo lograr su reversión y manejo eficiente para el comercio y el tránsito marítimo mundial, por qué no pensar en una educación, no mercantilizada, pero cónsona a nuestros tiempos. Prioridad inaplazable. Y reservemos para los jóvenes el futuro.