• 10/08/2021 00:00

Capira, un fracaso en salud

“Mi amiga falleció, porque, en Capira, la asistencia para emergencias no está acorde con las necesidades de la población; si la hubiesen atendido, otra hubiese sido la historia”

16 de julio - 2:18 md: “¡Avelino, ven por mí, me siento mal!”. “Ya voy, espérame”, le contesté. Salí en mi auto a buscarla, abrí el portón de su casa, ya que no tenía fuerzas, la subí al puesto a mi lado. Al llegar a la Interamericana, me pregunta: “¿A dónde me vas a llevar?”, le dije: “te llevaré a La Chorrera, a una clínica”; ella me dijo: “no, mejor llévame a los bomberos”; a lo que accedí, ya que están a menos de 150 metros de la vía.

Al llegar al cuartel de bomberos, ella me dice: “Sin mascarilla, Avelino”, le contesté: “ok”, me bajé y salió un bombero al que le dije: “tengo a mi amiga muy mal, no puede respirar”; ella en el fondo gritó: “por favor, no pudo respirar”, a lo que este señor contestó: “no puedo ayudarlos ni hacer nada, no tengo internista”, le dije: “ayúdame”, y me dijo lo mismo, “no puedo, no tengo internista”.

Subí al auto corriendo, y conduje rápidamente al centro de salud, y estaba cerrado; mi amiga estaba desesperada, al llegar a la Interamericana, me dice: “Avelino, no tengo casi aire”; “cálmate, respira corto, vamos a llegar a La Chorrera”, le dije; le tomé la mano y antes de llegar al Espino de La Chorrera, vi cómo se descompensó mi amiga. Falleció a mi lado. Fui a la clínica, donde me confirmaron su fallecimiento y luego debí llevarla al Hospital Nicolás A. Solano, bajarla y acostarla en una camilla.

Ella era asmática, sí, estimado lector, mi amiga Marilin Yamileth Mendoza Ortega, de 27 años, psicóloga, con grandes sueños y metas, hija de dos educadores de Capira, el maestro Melitón Mendoza y la maestra Laura Ortega y segunda hija de tres mujeres de este hogar, se desvaneció a mi lado, sin poder hacer nada, con total impotencia de no haberla salvado y más aún por la actitud displicente de un miembro del Cuerpo de Bomberos de Capira que negó la asistencia y el monumento al fracaso en emergencias médicas: el centro de salud, que solo atiende hasta las 10 de la noche.

Es un secreto a voces que en Capira la salud es un mal y triste chiste, ¿para qué tenemos un cuartel de bomberos en Capira?, ¿para apagar fuegos en los montes y corretear abejas?, ¿no están capacitados para dar asistencia a una persona con asma? No ocupen espacio ni planilla y dejen a personas con vocación y que les interese la vida humana. Mi amiga viviría, si la hubiesen atendido en los bomberos; y qué decir del centro de salud, hay que programarse a tener emergencias de salud de todo tipo antes de las diez de la noche, si no vaya a La Chorrera o pasa “a mejor vida”.

Me pregunto, si ya es de vieja data la inoperancia total a nivel de salud en Capira, ¿por qué no hay cambios ni mejoras? No me hablen de presupuesto, hay asesores con cuyos salarios se cubren las emergencias 24 horas; y por supuesto, el eterno problema de visión política de las autoridades en las prioridades.

Estimado alcalde, diputada, representantes de corregimiento, a través del tiempo, las necesidades básicas de las poblaciones son las mismas: educación, vivienda y salud. Es simple: hagan su trabajo en esas áreas, si, al menos, debatieran y gestionaran en salud, esto que le pasó a mi amiga se hubiese evitado, estuviera viva, pensando en sus planes, imaginando su cumpleaños el 7 de diciembre y no limitarnos a verla en fotos y visitarla en un cementerio los 2 de noviembre.

Dios tiene todo nuestros caminos y decisiones marcados al nacer, pero eso no es excusa para que no se tomen correctivos con el cuerpo de bomberos, centro de salud y estamentos involucrados. Mi amiga falleció, porque, en Capira, la asistencia para emergencias no está acorde con las necesidades de la población; si la hubiesen atendido, otra hubiese sido la historia. ¡Hagan su trabajo!

Administrador de empresas.
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