• 30/08/2016 02:00

Carta abierta a Rubén Blades

Con mucha atención escuche sus palabras al respecto de la película ‘Hands of Stone '.

Con mucha atención escuche sus palabras al respecto de la película ‘Hands of Stone '. Estoy totalmente de acuerdo con lo que ahí plantea que ‘Durán es un ejemplo de valor, tesón, un espíritu tan libre '. Ha demostrado la posibilidad que es independiente del lugar donde surge, en la consecuencia que tienes encima cuando naces; que tiene la disciplina, el talento, puede llegar hasta donde el sueño tuyo te quiera llevar...

Ahora, desde mi punto de vista, aquello de que el sueño te puede llevar no es tan así, primero recordemos al respecto lo que decía V. I. Lenin: ‘es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestras observaciones con nuestros sueños y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía ', y segundo, todos los panameños nacemos bajo la égida del dólar, tal como lo precisa Diana Morán: ‘El lobo se llama dólar / el lobo mató la paz / el lobo niños del mundo / lleva barbas de Tío Sam '. Así, para mencionar tan solo un ejemplo, ¿por qué Diana no alcanza la fama como Ud. Rubén o Durán, teniendo todos los valores y cualidades, las que son aplicables a usted también? Porque el alcance de sus famas está vinculado con mercados de trabajo muy concretos, donde corre mucho dinero. Por ello, para personas como Diana o Victoriano Lorenzo no existe salón de la fama. Le reconozco a Ud., señor Rubén Blades, que no obstante el sistema capitalista, encontró ventanas por las que pudo colarse y llevar un mensaje de identificación, tanto para los panameños como para América Latina entera.

Lo conozco mucho antes de que mis oídos escucharan Juan González —aquel que Diana consignó como ‘superlativo soñador de lo impensado ', pues usted ha nacido educando a nuestro pueblo desde que empezó a cantar. Y si hay algo que admiro, valoro es a un educador; no al que se para al frente de sus estudiantes a hablarle de un pasado muerto; sino al que educa que ‘es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido; hacer de cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podría salir a flote; es preparar al hombre para la vida ', José Martí.

El único objetivo, de corazón, que me mueve en estas líneas es que estudié la obra de Diana Morán para que tenga una idea de una panameña, no la única, que la reconocemos como Soberana Presencia de la Patria. Poesía que escribió en un solo tirón a raíz de la patriótica gesta del 9 de Enero de 1964, causa real que obligó a los EE. UU a negociar nuevos pactos canaleros, y no Omar Torrijos como lo han difundido.

Por último, lo invito a que lea la tesis doctoral de Diana Morán: Cien años de soledad. Novela de la desmitificación .

DOCENTE UNIVERSITARIO JUBILADO.

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