• 03/01/2015 01:01

Cumberbatch, el chivo expiatorio de la Antai

El pecado capital del alcalde ha sido aceptar que la empresa financiara sus pasajes y estadía en España

En más de un escrito he señalado que en Panamá nos caracterizamos por aprobar todos los convenios, acuerdos y declaraciones habidas y por haber, pero al final, no se hace nada, se hace muy poco y se hace mal. Y es que, terminamos copiando instituciones de otras latitudes en donde funcionan muy bien, pero que aquí no se justifica su existencia. Y la razón es que fueron concebidas para países con cultura muy distinta a la nuestra.

Una de estas instituciones es la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (ANTAI), que no tiene ningún poder coercitivo, y a final de cuentas, termina recabando información y pruebas para presentar la denuncia ante el Ministerio Público. Lo más grave, es que por la cultura política nuestra, los zares y zarinas Anticorrupción terminan maniatados para actuar con total independencia. Y, consecuentemente, terminan por un lado actuando con una laxitud sospechosa con los allegados al poder y, por el otro, despliegan una enconada persecución con el resto de los posibles infractores, con lo cual hacen denotar que están haciendo lo correcto.

Debo confesar que sentía mucha admiración por la Licda. Angélica Maytín, por su compromiso y perseverancia para denunciar los actos de corrupción y la falta de transparencia en la administración pública. Por ello, pensé que su nombramiento como zarina Anticorrupción iba a representar un giro de 360 grados en la actuación de la ANTAI, porque a pesar de las limitaciones legales de esta institución, tendría la valentía de investigar por igual y sin importar la condición política o económica de los involucrados.

Pero la realidad ha sido otra, porque la hoy zarina, antes de ser nombrada estaba todos los días en todos los medios denunciando la corrupción y la falta de transparencia. Sin embargo, ahora no se le ve en los medios. Y, peor aún, ha sido objeto de muchos cuestionamientos porque está incurriendo en las mismas prácticas que tanto le criticó a las administraciones pasadas, como son los constantes viajes al exterior. A raíz de la lluvia de críticas por los constantes viajes, no le quedó más remedio que salir públicamente a dar explicaciones, visiblemente alterada y enfadada. Todo parece indicar que la zarina necesitaba un buen motivo para recuperar su deteriorada imagen, y lo encontró tirándole toda la caballería al pastor Gerald Cumberbatch, quien en su condición de alcalde del distrito de San Miguelito viajó a España en compañía de su esposa en una ‘misión oficial, tras una invitación que le extendiera una empresa española, a fin de conocer el sistema de movilidad urbana mediante bicicletas, como una alternativa de transporte'. El pecado capital del alcalde ha sido aceptar que la empresa financiara sus pasajes y estadía en España.

La encarnizada embestida de la zarina contra el alcalde de San Miguelito es totalmente injustificada. Y es que ya es una costumbre inveterada en Panamá, que las empresas interesadas en prestar un servicio o vender sus productos, financie los viajes de los funcionarios para que éstos conozcan de primera mano la calidad de sus servicios y productos. Aclaro que no estoy diciendo que esta práctica sea correcta, pero la realidad es que los alcaldes, los representantes, los funcionarios del gobierno central y los diputados siempre han viajado al exterior por invitación de las empresas con todos los gastos pagos.

Lo que llama la atención de la ciudadanía, y que ha sido denunciado por las redes sociales, es que Cumberbartch viajó a España con el alcalde de Colón, Federico Policani, del Partido Panameñista. Sin embargo, en el caso del alcalde de Colón, la zarina ha mantenido un silencio cómplice, mientras que a Cumberbartch ya le abrieron un proceso en una Fiscalía Anticorrupción y lo desaforaron, lo que a mi juicio es una investigación traída de los cabellos.

Cuando hago mención del alcalde de Colón es sólo para destacar el tratamiento tan desigual que se le ha dado a ambos funcionarios por un mismo hecho. Y es que se pudiera hacer un listado de varias páginas con los nombres de todos los funcionarios que han viajado al exterior en las mismas condiciones en las que viajó Cumberbartch, y la zarina ha mirado para otro lado.

No se trata de si está bien o está mal lo que hizo Cumberbartch. De lo que se trata, es de establecer reglas claras, de manera que si estamos ante una falta disciplinaria o un delito, entonces que se investigue con igual rigurosidad a todos los funcionarios que han incurrido en esta falta o delito en igualdad de condiciones. De lo contrario, no podemos menos que pensar que la zarina está utilizando a Cumberbartch como un chivo expiatorio para hacernos creer que está luchando contra la corrupción.

PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN GUARDIANES DEL AMBIENTE

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El pecado capital del alcalde (el pastor Gerald Cumberbatch), ha sido aceptar que la empresa financiara sus pasajes y estadía en España.

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