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- 24/09/2013 02:00
La compleja política panameña
El escenario político nacional que va conformándose en el camino a la elección general del 2014, dibuja con claridad las ubicaciones de los principales factores y comienza igual a devalar algunas actuaciones.
Por ejemplo el FAD, recientemente constituido como partido político, manifiesta no ser de izquierda. Esto ya, da un mal sabor, principalmente porque juega con su propia naturaleza, pretendiendo —tal vez— mostrar una cara para poder ser asimilado en un medio que todavía tienen sus reservas frente a posiciones que no son coincidentes con los sectores burgueses.
Es más, dicen incorporarse al Pacto Ético Electoral, firmado por los partidos que han combatido por ser tradicionalistas y adscritos a filosofías explotadoras. Es decir, en un acto contradictorio comienzan a identificarse con las posiciones de los partidos que por su contenido ideológico están distantes de los que manifiestan estar a favor del pueblo. Y es más, desde su ubicación en la oposición al régimen actual, ya comparte una filiación con los sectores que impulsan un proyecto distinto al oficialismo, pero que en el fondo se identifican en fines y propósitos.
Porque una oposición diferente solo es posible con una verdadera definición ideológica distinta que promueva una visión eminentemente popular. Desde luego, señalar la amplitud, como una postura política-partidaria; es decir, permitir todas las posibilidades ‘ideológicas y clasistas’ en un colectivo, no es una definición ideológica.
En todo caso es correcto decir que no se es malo ser de izquierda o de derecha. Lo incorrecto está en no ubicar ni aceptar con claridad las posiciones por razones políticas y actuar correspondientemente con ello.
Por otro lado, sectores económicos importantes, nucleados políticamente en la oposición, enfrentan sin coherencia a través de sus partidos al oficialismo, que es otra parte de ese mismo sector.
Diríamos que la lucha está planteada entre los mismos, en donde precisamente el FAD, por no ser parte de esa esencia, tendría que asumir una postura para terciar con una posición firme en favor de los intereses populares. La pregunta es: ¿cómo lo hará?
Hay todo un falseamiento en la política panameña que conduce a delirios y a la alineación de las mentes.
Así, el PRD, sin proyección y aún sin una clara armonía interna entre los factores de la dirigencia, no de la membrecía, que es una convidada de piedra, aparenta una unidad que no existe, impulsando —por ello— un desaliento y una desorientación que no lo ayuda a definir una hoja de ruta.
El Panameñismo, cada vez más profundiza una disociación interna, con sectores más cercanos al proyecto oficialista que a su propia propuesta partidaria.
Por su parte las periferias políticas constituidas en grupitos que agonizan y que buscan donde adherirse, no han logrado plantear propuestas con seriedad, sino más bien mecanismos de auxilios que les permitan la subsistencia, como es el caso del Partido Popular con su unión al panameñismo y de minúsculos grupos del MOLIRENA, sin peso específico alguno, que se mueven alrededor del PRD y del panameñismo.
Mientras todo esto ocurre, el oficialismo, con un derrotero bien definido, excita acciones, actúa con propiedad y pone en ejecución su programa eleccionario el que hasta el momento le ha resultado ganancioso.
La maraña política aleja cada vez más a la oposición y acerca al CD al triunfo electoral en el 2014.
DOCENTE UNIVERSITARIO.