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- 19/02/2023 00:00
'A confesión de partes, relevo de pruebas'
Nuestro objetivo es siempre que más empresas dentro de la industria de alimentos admitan la verdad, reconozcan la realidad, entiendan el problema, acepten su culpabilidad y den el primer paso hacia una solución definitiva. Y eso es lo que ocurrió en mayo del 2021, cuando Nestlé, en plena pandemia y siendo la empresa más grande del mundo fabricante de alimentos, aceptó en un informe interno que más del 60 % de sus productos no son saludables y que menos del 30 % no cumple con los estrictos estándares de salubridad.
Según un informe del Financial Times, Nestlé reconoció que la mayoría de sus principales alimentos y bebidas no cumple con su definición de salud y reconocieron que algunos de sus productos nunca serán saludables. La compañía también aclaró que está actualizando su estrategia de nutrición y que en los últimos ocho años ha reducido el contenido de azúcares y sodio en un 15 % de sus productos para hacerlos más saludables.
Nestlé admitió que alrededor del 96 % de las bebidas, excluyendo el café puro, y el 99 % de la cartera de dulces y helados, no son saludables. El agua y los productos lácteos obtuvieron mejores puntajes, con el 82 % de las aguas y el 60 % de los lácteos, alcanzando el umbral de salud. Los datos excluyen la fórmula para bebés, los alimentos para mascotas, el café y la división de ciencias de la salud, que elabora alimentos para personas con afecciones médicas específicas.
Los hallazgos se producen cuando los fabricantes de alimentos se enfrentan a un impulso global para combatir la obesidad y promover una alimentación más saludable. Los ejecutivos de Nestlé consideran asumir nuevas iniciativas en materia de nutrición y pretenden revelar planes próximamente. También está actualizando sus estándares de nutrición internos, conocidos como la Fundación Nutricional de Nestlé, creados cuando Nestlé se consideraba una empresa de nutrición, salud y bienestar, y no de “marketing” y distribución como es ahora.
Una opción podría ser eliminar o reemplazar los productos que son vistos como golosinas o chatarras, tales como la pizza con masa de croissant de tres carnes DiGiorno (que incluye aproximadamente el 40 % de la cantidad diaria recomendada de sodio para una persona), la pizza de pepperoni Hot Pockets (que contiene el 48 % de sal), la bebida San Pellegrino con sabor a naranja (con más de siete gramos de azúcar por cada 100 m) y el Nesquik con sabor a fresa (contiene 14 gramos de azúcar en una ración de 15 gramos junto con pequeñas cantidades de colorante y aroma).
Nestlé señaló que “estamos analizando toda nuestra cartera en las diferentes fases de la vida de las personas para garantizar que nuestros productos ayuden a satisfacer sus necesidades nutricionales y respalden una dieta equilibrada”. No hay duda de que el trabajo de las empresas de alimentos es generar dinero para los accionistas y generarlo lo más rápido y en la mayor cantidad posible. Y que sus objetivos son vender productos que lleguen a un público masivo y que sean comprados por la mayor cantidad de personas posibles, que la gente quiera comprar, aunque sea comida chatarra.
Pero Nestlé es una empresa manejada por ejecutivos muy inteligentes, y saben que tienen un problema real. Los científicos han estado trabajando durante años para tratar de descubrir cómo reducir el contenido de sal y azúcar sin cambiar el perfil de sabor, algo que al parecer es muy difícil de hacer. Algunos productos percibidos como saludables, como las carnes a base de plantas, son áreas de fuerte crecimiento para los fabricantes de alimentos. En 2019 Nestlé vendió algunas de sus divisiones que producían productos menos saludables, como la de embutidos Herta, donde tenían una participación del mercado de 60 %. En 2018 Nestlé ocupó el primer lugar entre los grandes fabricantes de alimentos y bebidas del mundo en el índice de esfuerzos para fomentar mejores dietas, compilado por Access to Nutrition Foundation, aunque la fundación advirtió que todas las empresas debían hacer mucho más.
Felicitaciones a Nestlé por aceptar y reconocer su parte, pero una dieta saludable significa encontrar un equilibrio entre el bienestar y el disfrute, entre la salud y el “marketing”, y entre el consumidor y las ganancias. Esto incluye tener algo de espacio para que las empresas puedan vender alimentos que generan placer, consumidos, por supuesto, con moderación. Pero deben entender que el ser humano es una especie animal caracterizada por responder a los estímulos, especialmente de productos alimenticios ultraprocesados que contienen altas cantidades de azúcar y sal. Y como parte de su responsabilidad social empresarial, debe estar la de tener un portafolio de alimentos que sea sabroso, pero igualmente saludable. Porque no hacerlo, a pesar de aceptar su responsabilidad, es una falta grave contra la vida de los consumidores.