• 12/03/2023 00:00

Contrato con Minera Panamá: expectativas razonables

“[...] si la empresa no nos garantiza esas condiciones, o falla en su cumplimiento, sobre todo en lo relativo al plan de cierre que asegure la reparación del daño ecológico, estaríamos obligados a declararnos libres de minería metálica a cielo abierto [...]”

Finalmente, el Gobierno nacional y la empresa Minera Panamá llegaron a un nuevo acuerdo, el cual, según el ministro del MICI, “conserva los términos que ambas partes acordaron en enero de 2022, brindando así importantes beneficios económicos, fiscales, ambientales, laborales y sociales para el pueblo panameño, al tiempo que crea las condiciones necesarias para que Minera Panamá continúe sus operaciones en un entorno de inversión justo y equitativo”.

La verdad que suena muy esperanzador y obliga a felicitar a nuestros negociadores por el trabajo realizado, pero los panameños debemos exigirle al Gobierno que garantice los espacios idóneos para el análisis y la auditoría social vinculante, a fin de que no se tome ninguna decisión definitiva sin antes someter a nuestro escrutinio y aprobación los posibles acuerdos.

Lo anterior no es un juego de palabras con el propósito de hacerle daño a un proyecto que, según el Gobierno, es necesario para el cofinanciamiento de nuestro desarrollo integral. Lo que exigimos es que, el mecanismo que se proponga para la participación ciudadana sea lo suficientemente claro y amigable, para que no se quede nadie sin emitir su opinión sobre las condiciones indispensables para que lo ratifiquemos.

En ese sentido, yo me pregunto si la propuesta de una “plataforma digital abierta por 30 días para acceder a la información sobre el contrato” será suficiente y garantizará la participación de una muestra representativa de la ciudadanía. En todo caso, además de “darnos por enterados”, los panameños queremos opinar sobre lo acordado, conocer los resultados de nuestra participación y vigilar que se cumpla con nuestras expectativas, tanto en las decisiones del Consejo de Gabinete como en el fallo final que emita la Asamblea Nacional. A fin de cuentas, esa es la esencia de la Democracia.

Yo he leído los doce detalles importantes que detalló el ministro en su conferencia de prensa _los cuales debieron ser parte del contrato de 1997 y esa falencia obliga a una explicación_ y no puedo negar que me llenaron de expectativas y optimismo, pero, con todo el respeto que se merece el funcionario, tenemos el derecho y el deber de verificar la existencia y garantía de cumplimiento de esos supuestos beneficios.

En ese contexto, no obstante el sentimiento triunfalista y la promesa de un futuro mejor gracias a la minería; es obligatorio comenzar nuestro análisis reconociendo la abundancia de información que demuestra que, la minería metálica a cielo abierto produce daños irreversibles en el medio ambiente debido a la utilización de explosivos a cielo abierto para remover grandes volúmenes de roca donde se encuentra el mineral de interés, y lo más grave, el uso de tóxicos, que tiene consecuencias negativas sobre la salud de las poblaciones aledañas a las explotaciones. Por eso, está prohibida en muchos lugares del mundo.

Como si lo anterior fuera poco, también es conocido que nuestro país registra aguaceros torrenciales durante casi todo el año, dada su ubicación en la zona tropical, por lo que la minería a cielo abierto _según muchos científicos_ “no es apta para nuestro clima y afectaría irreversiblemente parte del Corredor Biológico Mesoamericano, impactando con sus químicos tres importantes cuencas hidrográficas: río Petaquilla, río Caimito y río San Juan”.

A pesar de la información disponible, los defensores de la minería metálica a cielo abierto en Panamá y otras latitudes afirman que, la minería bien administrada no causará mayor impacto ambiental, ni afectará la salud de trabajadores, indígenas, campesinos y población en general. No me sorprende esta declaración, pues estamos hablando de una empresa que —luego de una inversión importante que hay que recuperar— genera billonarios dividendos año tras año. Adicionalmente, puede llegar a representar para el país el 1 % del PIB, y es un empleador importante, que genera miles de empleos directos e indirectos, con beneficios colaterales a cientos de proveedores panameños que brindan sus bienes y servicios.

Si al final, luego del análisis irrefutable de los daños futuros _que no podremos reparar_ los panameños decidimos sacrificar un trozo de nuestro territorio, y disfrutar en el corto y mediano plazo de las regalías, estimadas entre el 12 % al 16 % en función de la ganancia bruta de la empresa, más el correspondiente pago de impuestos sobre la renta y sobre los ingresos; no bajemos la guardia.

No olvidemos que lo escrito _las regalías la salvaguarda de la salud ambiental y humana_ es solo una promesa. Por eso, aunque suene muy seductor, como señaló el ministro en su conferencia, debemos ser exigentes de la existencia de garantías claras para que se cumpla la promesa y ejercer nuestro derecho de controlar socialmente la gestión de la empresa y el Gobierno.

Para finalizar, subrayo que, si la empresa no nos garantiza esas condiciones, o falla en su cumplimiento, sobre todo en lo relativo al plan de cierre que asegure la reparación del daño ecológico, estaríamos obligados a declararnos libres de minería metálica a cielo abierto, a fin de proteger el medio ambiente, la salud y la vida, y buscar alternativas para el desarrollo integral para todos en todo el territorio.

(*) Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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