• 21/08/2021 00:00

Del 'crecepelo' y la educación financiera

“[…] esto debe llevarlo a otra verdad universal, si es demasiado bueno para ser verdad, no lo es”

Desde tiempos inmemoriales existen inescrupulosos que se aprovechan de manera muy efectiva de distintas debilidades de otros humanos para engañarles y quitarle algo (sea dinero, activos o votos, pero eso último es otra historia). Uno de los ejemplos más antiguos es el del “crecepelo”, que en ciertos lugares es incluso sinónimo coloquial de estafa. De hecho, es tan efectivo utilizar una necesidad urgente del ser humano, como recuperar el cabello perdido, que todavía hoy, en pleno 2021, se sigue vendiendo “crecepelo” por televisión abierta, prometiendo resultados mágicos a los incautos que ven los testimonios de supuestos excalvos con melenas de envidia. En la antigüedad, aparte de utilizar el mismo sistema de mostrar a quien por sino genético tenía una cabellera inusual para la época, pero atribuyéndolo a un elixir mágico que, para cuando la masa se diese cuenta de que no funcionaba, ya los vendedores de tónico milagroso estaban a varios pueblos de distancia contando las ganancias. En los Estados Unidos, paroxismo de la realización de los sueños de emprendimiento, está el famoso caso de las hermanas Sutherland, quienes también aprovechando sus impresionantemente largas cabelleras, decidieron vender algún menjurje “mágico” al que achacaban sus melenas alargadas, hicieron millones de dólares (imaginen el valor de esos millones a finales del siglo XIX y principios del XX) hasta que la gente entendió, muchos años y millones de botellas después, que el mágico remedio no funcionaba, aunque la esperanza del que pierde el cabello se empeñara en creer que sí.

El ejemplo del “crecepelo” aplica a casi todos los engaños. Siempre habrá una necesidad distinta con la que los estafadores jugarán para birlar la lógica y el actuar consciente del estafado. El estafador atenaza algunas condiciones del estafado como la necesidad, la ingenuidad y sí, la avaricia que a veces nos puede. En estos tiempos, venta de “crecepelo” en televisión aparte, lo que han cambiado son los medios utilizados, la llamada estafa nigeriana (originada a su vez en la estafa del prisionero español) se popularizó en los 80, y se masificó en los 90 con la llegada del correo electrónico, hoy sigue llegando a millones de bandejas de entrada de correo diariamente, mientras siguen de moda las llamadas desde centros penitenciarios en las que, con voz engolada de locutor, te cuentan que te has ganado un premio aleatorio, inexistentes secuestros, inversiones mágicas, pirámides multiplicadoras de dinero entre muchas. Los estafadores, tanto en la antigüedad como ahora, utilizan los mismos argumentos de siempre, primero atacar la necesidad y los sentimientos, le hacen desear al estafado, de manera inconsciente, que es verdad lo que le ofrecen, le hacen soñar con el premio, llevándolo a la embriaguez de la satisfacción, antes de ver un centavo (que nunca verá), luego, como segunda fase, vienen estrategias similares a las ventas convencionales, que “es una oportunidad por tiempo limitado”, “quedan pocos en inventario”, frase para convencerte de que te ofrecen algo excepcional o escaso (eres suertudo entre muchos), frases de autorrefuerzo como, “es muy seguro”, “cómo prefieres tu premio”, entre otros. Luego en muchos casos, pueden pasar a la agresividad, hacerte sentir mal, ¿cómo puedes ser tan tanto para dejar pasar la oportunidad?, ¿qué si todo tienes que consultarlo con tu pareja, no tienes independencia?, “si no lo quieres se lo ofrezco a otro”, y un largo etcétera de técnicas de intimidación que pueden terminar ablandando a cualquiera.

Al final, siempre habrá alguien que caerá, por ello han existido y seguirán existiendo estas estafas, para el estafador no son importantes los muchos que rechazan la “gran oferta”, sino aquellos pocos que caen. Sobre esto le cuento algo, todos somos susceptibles de caer en una estafa de este tipo, solo que unos son más susceptibles que otros, de ahí la importancia de mejorar la educación de finanzas personales en toda la población desde la escolaridad temprana, a fin de brindar a la gente de un mejor sentido de valor de las cosas, para identificar siempre una verdad universal, es que nada es gratis, incluso aquello que te regalan, le costó a alguien más. Hace poco alguien publicó un meme con la imagen de Jeff Bezos, hombre actualmente más rico del planeta, dueño del centro comercial virtual más grande del mundo y fundador de una empresa aeroespacial, quien con todos sus millones es incurablemente calvo, recuerde esto usted la próxima vez que le digan que se ganó un premio por el que debe pagar algo, o que alguien quiere compartir una fortuna sin dueño con usted o que le curarán su calvicie mágicamente, esto debe llevarlo a otra verdad universal, si es demasiado bueno para ser verdad, no lo es.

Abogado, especialista en Derecho del Mercado Financiero.
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