• 05/08/2014 02:00

La mejor opción para la CSS

‘Sin duda alguna nuestro presidente se encuentra ante una gran encrucijada’

El venidero 1 de octubre, la Caja de Seguro Social (CSS) abrirá sus puertas al director No. 32 en su larga y fructífera historia iniciada en 1941. La Ley No. 51 de 27 de diciembre de 2005, artículo 35, establece que el presidente debe seleccionar al futuro director de la Seguridad Social entre el 1 y el 31 de agosto, de la terna que envíe la Junta Directiva de la entidad, entre el 1 y el 31 de julio.

Bastante han comentado los medios de comunicación sobre la existencia de un ‘signado con el óleo santo’, igual que ocurrió en 2009, pero en esta ocasión este famoso personaje no solo adolece de la expertiz necesaria para conducir una de las más grandes e impactantes organizaciones del país, sino que su posible elección, según juristas y conocedores, riñe con el requisito contemplado en el numeral 10 del Artículo 36 de la Ley No. 51.

Se comenta además, tras bastidores, que los miembros de la Honorable Junta Directiva, diseñadores de la codiciada terna, le dieron un empujoncito de unos 40 puntos para que el ungido de turno pudiera entrar a la privilegiada lista de donde saldrá el afortunado ganador.

Para invalidar la posible escogencia del candidato avistado, se aduce que fundó y dirigió una empresa proveedora de la seguridad social, inscrita y protocolizada en 2005, Notaría 12, mediante Escrituras 5640 y 9469, aun cuando mediante Escritura 4839 de 2009, aparentemente se desligó de la organización. Todos los seres humanos llevamos un orificio como marca, a mitad de cuerpo y de frente: ombligo; nos recuerda que por allí recibimos alimento vital de nuestra progenitora en el claustro materno.

De acuerdo con los registros de PanamaCompra, a la empresa en referencia la CSS le ha adjudicado contratos que superan los seis (6) millones de balboas, de 2007 al presente.

Como excolaborador de la CSS y sobre todo panameño común y corriente, escuchamos, admito no tengo evidencia, que los Honorables Miembros de la Junta Directiva de la institución son comunes mortales, llenos de necesidad, unos; prestantes empresarios otros, oportunistas algunos, dignos y preclaros también unos tantos y como tales, a partir de octubre, cada cinco años, se frotan las manos con una amplia sonrisa, como quien se aproxima a la caja de pago, en la lotería o el hipódromo, a hacer efectivo el cobro de la apuesta. El nuevo director entra así con las manos atadas, la boca tapada y los ojos vendados. ‘Favor con favor se paga’, reza el adagio.

Sin duda alguna nuestro presidente se encuentra ante una gran encrucijada. Son solo tres los candidatos, una profesional de la medicina, miembro de un conocido partido, ahora ligado al poder por una alianza tan fuerte como la cáscara del huevo, el otro un excelente profesional y analista económico de amplia experiencia y agudeza mental, el último; el aparente bendecido, se dice, mantiene nexos con una empresa ligada a la comunidad hebrea, pero prestante auspiciadora de la campaña que llevó al poder al actual gobierno.

El Honorable Señor Presidente tiene ante sí una decisión histórica, con una oportunidad de oro para disponer que todos ganen y nadie pierda. El más brillante de todos, el economista, para director; el ungido, el menos experto, para subdirector.

Así ganan todos los sectores y grupos organizados del país, la alianza de gobierno, la propia institución, en fin, gana Panamá.

Señor presidente, Dios lo ilumine y lo guíe a una toma de decisión certera, aquella que derive en satisfacción y no en arrepentimiento. Confiamos en su gran prudencia, sabiduría y unción de lo Alto.

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