• 26/02/2009 01:00

Reflexión para la Cuaresma

El viejo refrán castellano reza: “amor con amor se paga”, y sobre esa base es que nos debemos mover en esta época cuaresmal que se inici...

El viejo refrán castellano reza: “amor con amor se paga”, y sobre esa base es que nos debemos mover en esta época cuaresmal que se iniciará mañana 27 de febrero. El amor a Dios, a nuestra Iglesia y al prójimo, es la materia de reflexión, con mayor énfasis, para poner en práctica durante este período para que se prolongue todo el año.

Luego de la juerga carnavalesca, los cristianos nos aprestamos a celebrar el período cuaresmal, el cual nos invita a la reflexión y a hacer énfasis en nuestros deberes para con la fe, especialmente en estos momentos en que nos ha correspondido vivir situaciones atentatorias contra la paz, tranquilidad y, sobre todo, de falta de entendimiento en ciertas situaciones.

Coincide la época con el calendario electoral 2009, el cual culminará en la celebración de las elecciones nacionales el 3 de mayo.

Por lo tanto, es propicio nuestro llamado a la reflexión espiritual, y a la importancia de volvernos hacia Cristo y a la conversión, al amor al prójimo como a uno mismo, para que con estos principios en mente podamos respetar a las otras personas y a las decisiones que cada quien tome.

La Cuaresma también nos debe mover a la meditación acerca de lo que fue el paso de Jesucristo por la tierra, especialmente a lo referente al costado traspasado por la espada fatídica y traicionera, todo por amor al prójimo, de acuerdo con lo que estaba escrito desde la anunciación de su gestación en el vientre de María.

Aunque durante todo el año tenemos variadas oportunidades para pensar acerca de nuestra fe y del comportamiento que debemos observar con relación al resto de la especie humana, es durante la Cuaresma cuando se hace más obvio y obligatorio, toda vez que se dan los momentos y es parte del compromiso que adquirimos en el bautismo.

Cada época cuaresmal debe llevar como objetivo particular el crecimiento espiritual, porque es, precisamente, durante aquella, y a través de los años, que aprovechamos la circunstancia de la reflexión para entender y practicar los valores dejados por Nuestro Señor Jesucristo, tales como el amor, el compartir, la oración y la penitencia.

Estar conscientes de esta realidad ayuda a lavar cualquier situación contraria a la fe cristiana, es decir, que si nos hemos equivocado en el camino, ya sea por omisión o comisión, el arrepentimiento, producto de la meditación que hagamos ahora, aliviará las penas.

Estamos en el período de vida específico para hacer nuestra propia reflexión penitencial que nos llevará a una mejor vida cristiana con la familia, con los vecinos, con los amigos, con los compañeros de labores, en fin, con toda la sociedad a la cual nos debemos y de esta manera estamos preparándonos, a la vez, para celebrar el Misterio de la Pascua, es decir, la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Es todo un proceso que involucra la renovación del bautismo, y con el que debemos cumplir fielmente, porque de esa manera podremos ayudar a los demás, especialmente a los niños, probablemente el eslabón más vulnerable en esta cadena social, de tal manera que contribuyamos favorablemente en la formación de las nuevas generaciones.

El punto medular es que trabajemos para una mejor vida y para acercarnos más al amor del Creador.

En definitiva, la Cuaresma es la experiencia que anualmente vivimos para renovar el amor a Dios, quien nos dio su hijo Jesús para que nos redimiera, lo que hizo al morir en la cruz, y que nos conduce a dar amor al prójimo, al que sufre y al necesitado.

* Presidente de la Asamblea Nacional. rrodriguez@asamblea.gob.pa

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