• 30/12/2026 00:00

Mis artículos de opinión en La Estrella de Panamá

Desde hace más de tres años contribuyo, por invitación del amigo Eloy Alfaro, con artículos cada martes para La Estrella de Panamá. Los publicados hasta octubre de 2024 están entre los 105 ensayos de mi libro: Reflexiones sobre Panamá y su destino de 1990 a 2024 (disponible en: www.omarjaen.com.pa).

Durante medio siglo dicté conferencias en Panamá, Hispanoamérica, el Caribe, Estados Unidos, Europa y Japón y publiqué más de veinte libros a partir de mi formación como doctor en Geografía por universidades francesas, primero de Aix-Marsella y, finalmente, de París-Sorbona. Como experto en geografía humana, en geohistoria y en asuntos de población, historiador y planificador, con una experiencia diplomática desde principios de la década de 1970, colaboré con revistas especializadas y con periódicos locales. Adquirí así métodos y técnicas útiles para preparar los breves ensayos posteriores.

Este ejercicio semanal en La Estrella de Panamá me ha enseñado, además, que debo seguir ciertas reglas para cumplir con el compromiso y con los lectores. Primero, las limitaciones físicas de cada artículo, su dimensión: 900 palabras del texto semanal exigidas como límite máximo por este diario, lo que me obliga a resumir y ahorrar texto como nunca, hasta el punto de que gasto mucho más tiempo en recortar y pulir que en escribir el breve ensayo de ciencia social.

Las limitaciones conceptuales son evidentes. Hay diversos tipos de artículos y temas diferentes: históricos, geográficos, geopolíticos, humanos, sobre libros y autores, etcétera. En los que tratan de situaciones actuales, presento, primero, los problemas, luego un análisis sucinto, y al final, una propuesta de solución conceptual. Siempre trato de escribir apoyado en mis especialidades académicas, en mis estudios previos, en mis investigaciones de ciencias sociales, en mis experiencias personales y profesionales. Evito especular sobre lo que desconozco, que no es poco. Además, busco la información más detallada, especialmente estadística. Al contrario del caso frecuente en Panamá, distingo la opinión del hecho, especialmente si puedo probar mis aseveraciones mediante estadísticas seguras y datos ciertos, documentables.

Finalmente, las limitaciones éticas son indispensables para todos los poseedores de un auténtico sentido cívico. Distingo entre la exposición sustentada en la ciencia y la razón, y la presentación apasionada, el proselitismo político, religioso o ideológico, el insulto, el discurso de odio contra personas, grupos o instituciones, especialmente la xenofobia, la misoginia, la homofobia y el racismo -que en países más civilizados tienen sanción penal-, en los ámbitos interno y/o internacional. Evito, en lo posible, la anécdota intrascendente, recurso común utilizado por fanáticos irracionales y extremistas de todo tipo, especialmente ideológicos de izquierda y de derecha, que la oponen, sin pudor, a la evidencia estadística y científica, para tratar de imponer sus argumentos falaces.

Debo confesar que esta experiencia, que supera tres años de apoyo desinteresado a La Estrella de Panamá y a sus lectores, ha sido realmente enriquecedora, puesto que me ha obligado a examinar muchos temas novedosos, a exponer un pensamiento renovado, a revivir experiencias cada vez más sepultadas por las capas del tiempo y a observar, con mayor atención, la realidad más actual, inclusive cotidiana. A escribir con humildad y sencillez para un público amplio, no especializado en ciencias sociales.

He podido recordar momentos de mi lejana juventud y todos los esfuerzos que dediqué para resolver el problema existencial de Panamá mediante mi participación, desde 1971 en la Cancillería y desde allí directamente en las negociaciones de los Tratados Torrijos-Carter de 1974 a 1977, su ratificación en 1978 y, en el Ministerio de Planificación, su implementación desde 1979. Luego, mi labor como asesor presidencial en asuntos diplomáticos y culturales de presidentes panameños -invitado primero por Aristides Royo en 1979- durante la difícil década de 1980.

Recuerdo mi participación por primera vez en un partido político, en la Junta Directiva de Solidaridad desde su creación en diciembre de 1993 hasta mi renuncia en enero de 2004 por discrepancias con su nueva orientación. Finalmente, añado mis experiencias como consultor, y luego, de vicecanciller (a menudo ministro encargado de Relaciones Exteriores) entre 1994 y 1996, como asesor del administrador de la Autoridad de la Región Interoceánica desde entonces al 2000, y como embajador en Francia y Suiza y delegado permanente ante la Unesco a partir de 2004, antes de mi retiro voluntario en 2008. Lo hice para dedicarme a escribir y publicar varios libros de geohistoria, historia diplomática, etnohistoria y sobre el Canal de Panamá. Ocurrió también en el duro período de la pandemia de COVID-19, época (2020-2024) del mayor empobrecimiento material, político y moral desde el regreso a la democracia en 1990.

Ahora, con más tranquilidad y alejado de partidos y agrupaciones políticas desde 2004, sigo apoyando, nuevamente ad honorem, en el Consejo Nacional de Relaciones Exteriores, al presidente de la República y a su canciller y así a mi país. A un Panamá que enfrenta peligrosas amenazas externas y grandes desafíos internos, especialmente reforzar mucho la institucionalidad debilitada, combatir con vigor la corrupción pública y eliminar los enormes privilegios de individuos y grupos, taras que sustentan también las marcadas desigualdades, y mejorar sustancialmente la muy deficiente educación pública, la mayor panacea para cambiar las mentalidades negativas. País que goza de interesantes oportunidades de desarrollo por su atractividad y su valiosa calidad geopolítica, sus recursos naturales y humanos, para seguir avanzando con prosperidad y libertad. Condiciones positivas que debemos proteger con aplomo y prudencia, con unidad nacional y con determinación. Me despido del año 2025 deseando un mejor año 2026 para Panamá y para el atribulado planeta.

*El autor es geógrafo, historiador, diplomático
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