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- 12/07/2022 00:00
Las demandas del movimiento magisterial y el pueblo panameño
El Presidente Cortizo en el documento Nuestro Compromiso, 4 Pilares y 1 Estrella, planteó rescatar Panamá a partir del 1 de julio de 2019, señalando que llevamos adelante la tarea de rescatar Panamá, después de una década caracterizada por la corrupción e incapacidad. Indicaba que rescatar Panamá implicaba “detener el grave deterioro de las instituciones, ponerlas a funcionar con eficiencia y al servicio de los ciudadanos, llevar al país por los senderos del adecentamiento, transparencia, estabilidad y progreso.”
Agregaba el documento, que el pilar N°4 era el combate a la pobreza y a la desigualdad, el cual implicaba “dotar al país de un sistema educativo, eficaz, eficiente, de calidad, en valores y para la vida, que dignifique al docente, que genere profesionales, mano de obra calificada y prepare para el trabajo. El salto hacia el país posible se hará con el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación. La educación tendrá la más alta prioridad…”
Frente a ello, a tres años de gobierno Panamá continúa siendo el tercer país más desigual de América Latina, y hoy según encuestas ocupa el cuarto lugar con la canasta básica de alimentos más cara.
La pandemia incrementó el desempleo, miles de personas quedaron sin su sustento. En el 2021 más de 222,080 personas estaban desempleadas y la informalidad se ha acrecentado. Actualmente, según datos de la Contraloría tenemos una tasa de desempleo del 9.9%, con tasas elevadas para jóvenes y para las mujeres. Además, poseemos una tasa de informalidad del 48.2%. Manteniendo una inestabilidad laboral y creando un estado de estrés e incertidumbre en las familias panameñas.
Las y los trabajadores y el pueblo en general han venido sufriendo el golpe de no contar con las condiciones mínimas para su subsistencia, aunado al aumento del combustible y desde allí el incremento de la cadena que significa un aumento en los alimentos, una inflación por arriba del 6% y en alimentos del 15%, según economistas. Ante esta situación no ha habido ni una sola política para enfrentar la crisis de manera que le garantice una vida digna a la población.
Aunado a lo anterior, vivimos en un país con altos niveles de violencia, a tal punto que la violencia doméstica es el primer delito que se comete en Panamá, lo que significa en muchas ocasiones la situación económica del hogar se descarga con la familia, principalmente en las mujeres, en sus hijos e hijas y personas adultas mayores que la componen.
Ante esta la difícil situación que atraviesa nuestro país, las y los docentes hemos salido a luchar, por la rebaja del combustible, de los alimentos, del costo de las medicinas y en contra del negocio criminal de los medicamentos a costa de la vida de miles de familias panameñas. También, luchamos porque se destine el 6% del Producto Interno Bruto para Educación. Sin un compromiso económico la educación no mejorará.
¿Cuál es la situación de nuestra educación hoy día? Tenemos escuelas donde sus infraestructuras están deterioradas, dos años de pandemia y no se les dio el mantenimiento requerido. Contamos con salones con 35 y más estudiantes, dónde hay distintas condiciones de ellas y ellos. Desde hace décadas se ha planteado que para que haya aprendizajes significativos, no debe haber más de 25 estudiantes en el aula. Además, tenemos niñas/os que van dos o tres veces a la semana porque no cuentan con el pasaje para completar su asistencia todos los días. Y cuando asisten, nos dicen que sus padres y madres están sin trabajo, no llevan merienda, y solo pueden tomar agua en el receso. A la fecha en las escuelas no hay comedor que le garantice una comida caliente a las y los estudiantes. A cuatro meses de iniciado el año escolar no ha llegado la leche ni la galleta nutricional.
El 70% de las escuelas primarias son multigrados. Tenemos escuelas premedias y media multigrado. Es decir, un personal docente para varios grados y/o asignaturas y grupos. Esta situación nos preocupa a las y los docentes, ya que estas condiciones inciden en los niveles de aprendizajes de nuestros estudiantes. Sin educadores por nivel, sin condiciones de infraestructura mínimas y con hambre no se puede aprender.
Estas demandas, que estamos planteados en la calle, se deben a la falta de cumplimento de los compromisos del gobierno nacional, quien tiene el deber y la responsabilidad de garantizar la alimentación, que las y los trabajadores y el pueblo en general puedan obtener un trabajo que satisfaga la alimentación de sus familias y garantizarle herramientas para un futuro digno a las y los estudiantes.
Señor presidente: Hay una generalizada desesperanza en la población que le debe preocupar. Y, sobre todo, que debe escuchar y dar respuesta de manera satisfactoria.