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- 30/08/2022 00:00
¿Dónde denunciamos la corrupción?
El 20 de julio pasado, el vicepresidente Carrizo, contestó a señalamientos de Martinelli de que es corrupto, tuiteando: “cada vez que se refiere a mi persona me llama corrupto. Yo no tengo ni he tenido ningún caso penal en Panamá o en Estados Unidos” –refiriéndose a su atacante: “¿quién es el corrupto?” se preguntó Gaby.
Ningún delito atribuido a Martinelli fue denunciado siendo presidente. No se podía y nadie se atrevía. Será lo mismo con Carrizo. Ninguna autoridad se atreverá a abrirle investigación alguna. Es la cruda realidad. Igual fue Varela con Odebrecht: Mientras fue presidente negó haber recibido coimas. Hoy está encausado por esas mismas coimas que negó, sin poder salir del país.
¿Dónde denuncias los delitos? Sospechas de una empresa que lava dinero, como muchas lo hacen en Panamá, ¿dónde la denuncias? O cuándo sabes que alguien está defraudando al Fisco, o sospechas que un vecino tuyo está en el negocio de drogas ¿Dónde vas? ¿A la Dirección General de Ingresos –DGI—? ¿A la Unidad de Análisis Financiero –UAF—? ¿A la Policía Nacional? ¿Al Ministerio Público? ¿Al Presidente, como he hecho en los últimos tres gobiernos?
Al terminar su mandato, a Juan Carlos Varela le hicieron públicos mensajes de WhatsApp enviados a funcionarios y amigos suyos. Como señalé en mi artículo del 15 de febrero de 2022 en este mismo diario, “Varelaleaks y la traición a la Patria” (https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/220215/varelaleaks-traicion-patria), sobre lo que se conoció públicamente. Varela nunca lo desmintió, desprendiéndose en ellos conductas posiblemente delictivas, sujetas a investigación. El Ministerio Público, con aquello de que, por ser la prueba obtenida de modo ilícito, negó su valor legal. Ignoraron los graves indicios contenidos en esos mensajes. Impunidad total.
Fui encarcelado desde antes de la dictadura por protestas políticas en contra de la corrupción del gobierno liberal de Marco Robles (1965). Conocí la temible Cárcel Modelo. En los últimos días de la dictadura estuve esposado y encapuchado cuando me secuestraron en Tocumen, llevándome al tenebroso G2, tras regresar de viaje de la sede de la OEA en Washington el 27 de noviembre de 1989. Mi osadía y mi decisión por combatir la corrupción oficial no es nueva. Pero ¿Dónde puedes tener la certeza que puedes presentar una denuncia por corrupción y te atienden eficazmente y sin dilación?
Las interrogantes que aquí planteo son producto de mi experiencia en estas lides. ¿Dónde denuncias si tienes graves sospechas que alguien lava dinero? ¿En la UAF, dependiente de la Presidencia? ¿O con evidencias de millonaria defraudación fiscal en operación de venta de empresa, considerada la mayor efectuada en Panamá? ¿O al presentar con pruebas denuncia por igual ilícito, pero la DGI, para evitar poner multa por defraudación, simplemente la consideran un alcance, haciendo pagar al denunciado veinte veces menos de lo que debería en multas? ¿Creen que, si los denunciados son altos donantes del PRD, tu denuncia prosperará?
¿O cuándo sabes que están cobrando coimas alrededor de la Contraloría para agilizar los pagos de contratistas? ¿Creen que el Contralor haría una investigación imparcial? Recuerdo denuncia interpuesta durante gobierno de Varela contra el entonces presidente de la Asamblea, Rubén de León, hoy flamante secretario general del PRD. Al Contralor Humbert no le bastó mostrarle la lista de las botellas nombradas en la Asamblea que eran delegados de las internas del PRD, para favorecer candidatura de Pedro Miguel González. Simplemente no investigó. ¿O qué la UAF investigará a algún lavador que tenga de socio a algún importante político?
Lo que relato tiene que ver con las redes de corrupción que se tejen alrededor de los gobiernos, llámense Torrijos, Martinelli, Varela o Cortizo. Cada día ha sido peor, por la mayor penetración de la droga y el lavado de dinero en nuestra sociedad. Viene de los militares. Lastimosamente, nadie quiere ir al fondo de la corrupción, porque al parecer todos están inmersos en ella. Nos ha penetrado hasta el tuétano.
¿Hacia dónde nos llevan? De repente, en 2024 quien hable más claro contra la corrupción, ganará, pero sin garantía de que mejoraremos. Para la muestra, un botón: Chávez en Venezuela. El remedio resultó peor que la enfermedad.
Una buena solución es crear, como he planteado antes, una Comisión Internacional contra la Corrupción, como se hizo en Guatemala, con fiscales extranjeros que no tengan relación con nadie en el patio, y con las mejores unidades del Ministerio Público y la Policía Nacional. Requerimos gente que no le tiemble la mano sobre lo que encuentra en sus investigaciones, importándoles poco, quiénes son los involucrados. De que se puede, se puede.