• 22/01/2012 01:00

El problema de la basura: creatividad e imaginación

En materia de recolección de desechos sólidos es poco lo que se puede inventar. Siendo alcalde de Panamá tras la invasión del ‘89, se pe...

En materia de recolección de desechos sólidos es poco lo que se puede inventar. Siendo alcalde de Panamá tras la invasión del ‘89, se pensó en privatizar la basura, no para que unos cuántos se enriquecieran —como ha ocurrido en los últimos cuatro lustros con los camiones y los vertederos—, sino para convertirla en una fuente de riqueza para lo municipios.

Desde los tiempos de la dictadura varias empresas orientales y europeas se ofrecieron a recoger gratuitamente los desechos de las ciudades de Panamá, San Miguelito y Colón; querían procesarla para diferentes fines; el energético el más importante. Debo imaginarme que la solicitud de las consabidas coimas interrumpió la solución de un problema que cada día se agrava más.

Igual ocurrió en democracia. Quedaba la DIMA —Dirección Metropolitana de Aseo—, con sede en el cementerio de camiones destartalados y cacharpas de Carrasquilla, donde unos mil panameños, en condiciones infrahumanas, sin equipos adecuados, recogían malamente los desechos sólidos de la capital. Como alcalde varios grupos se me acercaron y pude conocer cómo se deshacían de los desechos en ciudades grandes como Madrid y Houston. Nunca se pudo hacer la anhelada licitación internacional para determinar quién se interesaba por tomar el toro por los cuernos.

Al salir Pérez Balladares del poder en 1994, para que los panameñistas no tuvieran la DIMA entre las instituciones a manejar, traspasó sus atribuciones a la Alcaldía de Panamá, bajo el mando de su copartidario Juan Carlos Navarro. Luego de 11 años de este experimento, donde al final del gobierno Torrijos se echaban la culpa varios del desastre en la recolección de la basura, volvió en el actual gobierno a responsabilizar a una institución estatal —la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD)— de tratar con el irresuelto problema que tanto afecta la salud de los habitantes y afea las ciudades, sobre todo en sus áreas marginales. El problema se ha agravado.

Mientras se buscan soluciones a largo plazo como las mencionadas, que de seguro entidades como el BID podrían brindar una guía para una licitación internacional así, se deben tomar algunas medidas drásticas. Sugiero algunas:

1) En ciudades como Washington hay servicio de recolección, eso sí, religioso, una vez por semana; dividiéndose la ciudad por sectores. Mientras pasa el camión recolector, la basura permanece dentro de la casa. Obliga a empacarla mejor y se generan menos desechos.

2) Ningún recolector se lleva nada de basura si no se deja apropiadamente empacada en los recipientes especialmente designados para ese fin.

3) Los generadores de excesivos desechos —almacenes, supermercados, industrias, empresas grandes, hoteles, restaurantes— deben contratar servicios de recolección privados, debidamente regulados por la autoridad.

4) Correspondería al Estado crear —mientras haya quien disponga industrialmente de los desechos— los mecanismos necesarios para que se lleven éstos a un lugar determinado.

Seguro estoy de que estas medidas palearían el problema mientras se buscan soluciones profundas y las autoridades se percaten de la necesidad de buscarle solución final a tan vital problema ciudadano, no sólo en las ciudades grandes sino en todo el país. Sólo falta un poco de creatividad e imaginación.

ALCALDE DE PANAMÁ 1989-1991.

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