• 08/11/2022 00:00

La economía azul

“Panamá, hoy, mira hacia el mar, para el turismo, la pesca, el transporte marítimo, la protección de la infraestructura y logística. Pero debe mirar más allá, hacia un futuro marino sostenible para una economía panameña con futuro”

La economía como ciencia, tradicionalmente se ha analizado desde un enfoque sectorial. El modelo clásico de entender la economía se ha ido transformando. En la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, el mundo comenzó a comprender que los recursos naturales son finitos, y que, de no dar un giro en las formas de producción, tendríamos un planeta colapsado.

Así surgen enfoques económicos vinculados al medioambiente y a la cultura, que fueron recibiendo nombres de colores: verde, azul y naranja. Hay otras (la amarilla, la roja, púrpura, gris y negra) Y otra, conocida como la economía circular, que no tiene un color, pero reúne características de la verde, azul y naranja.

Considerar los espacios acuáticos como motores de innovación y crecimiento para un desarrollo económico sostenible y rentable es el eje de la llamada economía azul o “blue economy”. El economista belga Gunter Pauli, escribió por primera vez sobre esta idea en 1994, en su libro titulado La Economía Azul, para fomentar un modelo económico que tuviera como centro el respeto por el medio ambiente.

A pesar de que los mares y océanos bañan más del 70 por ciento de la superficie del planeta, la necesidad de conocer en profundidad estos ecosistemas para lograr su conservación aún tiene mucho camino por delante.

La economía azul está íntimamente vinculada con la economía verde o ecológica, la cual está centrada en un desarrollo económico que favorezca la sostenibilidad. Solo que, la economía azul se focaliza en la actividad económica del sector marítimo y en el uso del mar y sus recursos.

A partir de la reversión del Canal de Panamá, con los acuerdos Torrijos-Carter de 1977, Panamá liberó todo su potencial marítimo, para el desarrollo de una estrategia más allá del pago de peajes para transitar la ruta interoceánica.

Panamá, hoy, mira hacia el mar, para el turismo, la pesca, el transporte marítimo, la protección de la infraestructura y logística. Pero debe mirar más allá, hacia un futuro marino sostenible para una economía panameña con futuro. Esta profunda visión deberá estar basada en la ciencia, la innovación y generar políticas públicas de largo plazo.

Según expertos del BID, la actividad en mares y océanos tiene una alta relevancia para países como Panamá, con extensas costas, y puede ser un motor que apoye la recuperación de los países luego de la crisis, pero es importante promover un diálogo que involucre al sector público, sector privado y academia para trazar en conjunto una hoja de ruta que permita maximizar su potencial de manera responsable y sostenible.

Panamá es una pequeña franja de tierra rodeada de mar, pero con una extensa zona costera con una longitud de 1700,6 km en el Pacífico y 1287,7 km en el Caribe y un canal, que es el recurso artificial más importante que tiene el país, es firmante de la Declaración de Países Carbono Negativo (COP26), en Glasgow, Escocia. Naciones Unidas ha declarado el 2021-2030 como la década de los océanos.

Universidad de Panamá.
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