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- 09/02/2020 04:00
La educación panameña y la superación de su atolladero
Aplaudimos las manifestaciones del actual Gobierno nacional por ubicar, en las propuestas profundas de trasformación, la educacional nacional.
Sobreentendido es que, para el progreso de una sociedad humana, la atención capaz a los servicios de la educación deben, por su condición de columna vertebral, tener prioridad. Postergar decisiones para cambios en el contexto educativo, es contribuir a un estancamiento—retroceso generador de crisis con ausencia del desarrollo del pensamiento.
Es, por lo anterior expuesto, que aportaremos, en correspondencia a un sobreentendido derecho —deber a un diálogo—consulta, algunas reflexiones— críticas, con la finalidad de contribuir al éxito de los resultados esperados:
• Las propuestas de cambio en nuestra educación, deben basarse en un estudio que parta de contenidos de antecedentes pasados con experiencias semejantes dentro de la educación comparada, exitosas en otros países.
Aceptar la abertura de un proceso estratégico que se inicie con consulta-diálogo-debate para caracterizar qué clase de educación deseamos y qué hombre-mujer debemos formar.
• Lo anterior, obviamente exigirá estructurar una organización nacional, con una Comisión Nacional, poseedora de responsabilidades en la ejecución de tareas-actividades con recopilación de lo expresado y facultado para ensayos-experimentos pedagógicos, cuya selección engrosará al sistema.
Si comprendemos que el sistema educativo es anexo al sistema socio-político-económico imperante, entonces aceptaremos que todo cambio profundo en el sistema educativo —como subsistema— debe contemplar cambios en el sistema general; que en el caso panameño corresponde al liberal-burges-capitalista. Una propuesta de verdadero cambio humanista, solo será un maquillaje, si no se aplican cambios en el sistema principal; partiendo de lo jurídico y reglamentario en nuevas formas de relación para la producción de una nueva conciencia ciudadana. Y ésta conciencia social, donde impera el dominio decisorio de quienes poseen el poder económico para el control de lo político, deriva en el dominio de lo privado sobre lo público; con la creación de clases sociales dentro de relaciones verticalistas de producción. Este sistema imperante está debidamente estructurado y blindado para controlar y evitar cualquier propuesta de liberación; con mecanismos y falsedades de una democracia caracterizada y la condena sutil o abierta para quienes intentan transformarla. Tenemos una sociedad que enfatiza lo material sobre lo espiritual; todo con afán utilitario y mercantilista-consumista.
Nuestra sociedad panameña, bueno es expresarlo sin temor a esa verdad, posee una conciencia dominante-mayoritaria, producto de las relaciones explotadoras de producción, que forma al ser humano no como sujeto, sino como un objeto-cosa que vive, pero no existe; enfatiza lo material-intelectual sobre lo emocional-sentimental; donde manifestaciones básicas, para una calidad de vida, son subestimadas; tales como fraternidad, solidaridad, empatía, amistad-amor real o servir. Valores fundamentales para trascender son reemplazados por la habilidad para el engaño, trepar socio-económicamente mediante el uso de los semejantes y aparentar cualidades que encierran corrupción. Cambiar estos valores antihumanos es la finalidad de una buena educación que incluya desde los centros formales hasta todos los medios de comunicación con servicio social.
Entonces, por lo expuesto anteriormente, no es casual el estímulo para el incremento de la educación privada, como negocio lucrativo que agudiza el fortalecimiento de privilegios para la presencia de una clase social con demérito de quienes no pueden tener acceso a ella; expresión que se acredita en los servicios para la salud.
Consideramos que el periodo de tiempo, del actual Gobierno, es muy breve para producir propuestas guiadas a cambios significativos en la educación; por lo que se debe elaborar una propuesta que contemple un plan a largo plazo; como apéndice de un plan de desarrollo nacional.
En ese plan para reestructurar un nuevo sistema educativo, debe contemplarse una educación:
• Para el desarrollo humano y no alivio a la pobreza.
• Como política transectorial y no sectorial.
• Derecho a una buena educación de calidad.
• Que involucre a todos los medios de comunicación social y de servicio público; construyendo una comunidad educativa. La escuela ayuda a instruirse, pero la sociedad extramuros educa al inducir a la figuras de un código de valores y una conciencia social.
•Derecho al aprendizaje para toda la vida.
• Para apropiación y dominio de nuevas tecnologías.
• Reprogramar la formación de los docentes para superar la mentalidad de asalariados en la creación de su conciencia visionaria.
• Creación de un espíritu para el cambio permanente.
Lo anterior exige un cambio de actitud de quienes gobiernan para que exista:
• Presupuesto suficiente, escuelas y maestro necesarios infraestructura y dotaciones pertinentes.
• Gratuidad con accesibilidad económica.
• Pertinencia del currículo y la oferta educativa al contexto poblacional.
• Calidad de la oferta educativa, asociada a las necesidades, intereses y expectativas de las comunidades y poblaciones.
Todo lo expuesto anteriormente, tiene el propósito de contribuir al desarrollo de consulta-diálogo que contribuya, como derecho-deber ciudadano, a la suma de elementos favorables para un cambio verdadero, profundo y extenso que se sume al desarrollo de nuestro país.