El complejo de Barrabás, un mal que corrompe la institucionalidad democrática

  • 19/05/2025 23:00

Durante el juicio que se le siguió a Jesús de Nazaret y su posterior ejecución, el prefecto de la provincia romana de Judea, Poncio Pilato, anunció, como era la costumbre durante la Pascua, que indultaría a alguno de los presos, pero en esa ocasión le daría el poder a la gente de decidir si se liberaba a Jesús de Nazaret o liberaría a Barrabás, un asesino y ladrón que causó desastres en el pueblo de Israel. Los sacerdotes que habían acusado a Jesús y los que los acompañaban eligieron liberar a Barrabás y crucificar a Jesús. Una vez Pilato indultó a Barrabás, ellos celebraron semejante acto.

Esto mismo sucede cuando se decide reelegir a personas que ejercen o han ejercido cargos en la administración pública y han cometido latrocinios contra el erario, dejando al Estado sin capacidad financiera para desarrollar oportunamente los proyectos sociales que necesitan las comunidades para poder vivir dignamente. Muchos de estos personajes recurren al clientelismo para comprar las conciencias de las personas que están pasando por necesidades de cualquier naturaleza.

Este mal ha corrompido gravemente la institucionalidad democrática, por cuanto hemos escogido administradores públicos que se valen de la burocracia para imponer obstáculos que impidan que las instituciones públicas puedan responder oportunamente a las peticiones de las comunidades. Todo esto, con el apoyo de supuestos líderes comunitarios, quienes se valen del vínculo que tienen con aquellos regentes para acceder a privilegios y prebendas para satisfacer sus propios intereses.

Los dirigentes de los partidos políticos tienen gran parte de la responsabilidad por no ejercer su labor de formar políticamente a sus afiliados con el macabro propósito de mantenerlos en la ignorancia política, porque saben que así pueden comprar sus conciencias para que estos sigan votando por los que han defraudado al país desfalcando al Estado para saciar su hambre de dinero.

Y todo esto pudo darse porque tenemos un andamiaje legal frágil, que no protege a las comunidades contra estos desfalcos, aunado a un Órgano Judicial que no está administrando justicia oportuna, porque los que regentan este órgano del Estado, al ser nombrados por los gobiernos de turno, responden sesgadamente al partido político gobernante que los nombró, lo que conviene a los que se han enriquecido con el dinero del Estado, que es utilizado no solo para comprar la conciencia de los ciudadanos electores, sino también la conciencia de los elegidos para ocupar cargos con mando y jurisdicción dentro del Estado.

Si queremos enrumbar nuestro país por el sendero de la prosperidad y el desarrollo humano, debemos liberarnos del complejo de Barrabás con una debida, efectiva y oportuna formación política. De esta forma estaremos preparados para dotarnos de una nueva Constitución que encamine nuestro ordenamiento jurídico hacia una administración pública eficiente y que responda oportunamente a las necesidades del país. Y esa nueva Constitución solo se puede dar mediante un proceso constituyente originario donde todos los ciudadanos deben participar activamente. ¡Dios bendiga a la patria!

*El autor es licenciado en mercadeo y comercio internacional
Lo Nuevo