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- 26/08/2025 00:00
El lumpenfascismo gana seguidores con trampas populistas

El lumpenfascismo, hemos dicho en escritos anteriores, es el comportamiento de grupos sociales que participan de las políticas autoritarias-represivas-propias de lo que se conoce como fascismo, pero que no repiten un rasgo clave que poseen los movimientos de este último, a saber, el de la conducta proteccionista de sus capitales que se sostienen en sus mercados internos. Es decir, si los movimientos en tal o cual país fomentaran medidas que suponen la aceptación de la vulneración de la soberanía de sus territorios, de sus marcos constitucionales, de sus propios mercados internos, etc., entonces estamos ante movimientos sociopolíticos de indudable tinte lumpenfascista, no fascista. A diferencia de lo que observamos en los EE.UU., por ejemplo, en el cual lo que estos movimientos hacen desde el Estado es puro y duro fascismo, por cuanto hay una política, equivocada o no, que propugna por la protección de sus mercados internos y su base productiva, abandonada y debilitada en los últimos años.
Se trata, entonces, de que esos movimientos vienen al rescate de un poder en descomposición al verse agotado el modelo de generar y distribuir sus excedentes económicos en favor de los que mayo poder alcanzaron con el modelo vigente. Aquí en Panamá, el modelo es el transitista rentista. Cuando este modelo económico se revela agotado y se requiere de otras actividades que lo impulsen nuevamente, pero sus agentes económicos y sociopolíticos se niegan a que sean actividades productivas que fortalezcan el mercado interno (ni la gran pesca, ni la agricultura, ni la industria son prioridades en el transitismo).
Aquí aparece el gancho populista con el que se baña dicho gobierno, a saber, pretender vendernos como solución para la falta de “chen chen” —claro que no reconocerán en público que es por el agotamiento de sus ganancias— reactivar la actividad minera metálica ya rechazada por la mayoría de la población y por la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Efectivamente, el fallo de la CSJ declarando inconstitucional el contrato con la nación y la Minera Panamá, dio cuenta de la negación de lo humano y su continuidad generacional cuando esta estableció que:
“Realizada la ponderación de los valores constitucionales en colisión, este Tribunal Constitucional quiere reafirmar la regla de juicio que se convierte en mandato de optimización y que surge como resultado del análisis de la controversia constitucional, la cual es, que la protección del derecho a la vida, a la salud y al medio ambiente de las futuras generaciones, tiene prevalencia sobre cualquier otro derecho de naturaleza económica, incluyendo el derecho a la inversión” (https://www.gacetaoficial.gob.pa/pdfTemp/29972/103034.pdf).
La trampa populista, cual anzuelo, puesta a rodar por el trumpulinismo, parece atrapar a quienes tiene la esperanza de que las promesas de la apertura de la mina darán mucho chen chen. Esto es, salarios, para los que contratados y subcontratados. O bien, ingresos para profesionales y pequeños empresarios, contratistas y subcontratistas de la actividad.
Los agremiados en la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), casualmente están organizando un foro para esta semana. Esta iniciativa revela que o no han entendido qué es lo que significa un fallo de inconstitucionalidad de la CSJ o bien, están entre los que aspiran a ser parte de los contratistas y subcontratistas de la extracción minera metálica, a pesar de que no es cierto que haya espacio para la mayoría de ellos en tal actividad.
Ricardo Carrillo, dirigente de este gremio, señaló que con este foro “queremos crear como país una posición que nos convenga a todos bajo los instrumentos legales ambientales pertinentes” (www.tvn-2.com). ¿Dónde estaban los agremiados de la SPIA entre agosto y noviembre de 2023? ¿No escucharon las argumentaciones contundentes de los especialistas, expertos de todo tipo, que dieron multitud de razones, consistentes con el fallo de la CSJ?
Si el resultado del foro es reactivar la minería metálica, entonces la señal dada es, revisemos todos los fallos de la CSJ para ver si podemos acordar una “posición que nos convenga...” por encima de tales fallos que mis maestros en legislación ambiental y amigos abogados/as competentes y de honorabilidad probada me confirman que no cabe mayor discusión más allá que la académica. ¿Y los conferencistas invitados no han sido capaces de hacérselo entender a los organizadores o es que el ánimo de figuración está por encima de posiciones de principio éticos democráticos?
En tal sentido, tales iniciativas, como el mencionado foro —solamente el hecho de hacerlo cuestiona la validez de un fallo de la CSJ— nos da una señal que enciende alarmas a los demócratas y comprometidos con la justicia social y el bien común: que el lumpenfascismo está ganando más seguidores en los estratos medios de la sociedad panameña para su proyecto rentista, antipopular y antinacional. Debemos saber, que el lumpenfascismo gana seguidores a través de las trampas populistas, como las de los delirios minero-metálicos.