• 23/01/2024 00:00

El último romántico

Don Juan Ameglio Pederzoli, nació en Panamá, pero nunca olvidó sus orígenes ancestrales en el norte de Italia. Durante 70 años formó una familia con doña Ofelia Samudio Tribaldos. Fue y siempre será un ejemplo a seguir para sus cinco hijos, 18 nietos y 16 bisnietos, familia política, amigos y para todo aquel que le conoció

Cuando uno tiene tanto que decir es muy difícil expresarlo. Así me resulta ahora el poder manifestar mis emociones hacia un hombre que, lejos de ser perfecto, es perfectamente un ejemplo a seguir.

A don Juan Ameglio Pederzoli lo conocí hace 31 años cuando el destino puso en mi camino a su hija Rossana, con quien recientemente celebré nuestro 30 aniversario de bodas. Para un hombre como él, de carácter fuerte, estrictos principios éticos y una trayectoria laboral cargada de luchas, conquistas y decepciones, le tomó sus meses abrirme su enorme corazón y bautizarme como su “sexto hijo”. A pesar de que estudió economía en California, prefirió incursionar en varios negocios disímiles, que por su permanente interés de autoeducarse y su capacidad analítica, le fue posible llevarlos exitosamente adelante. Después que fundó a sus 25 años, la empresa de maquinaria y equipo agrícola Agro S.A., inició la primera línea de buses de pasajeros entre Panamá-David, precisamente allí en Chiriquí conoció a su compañera por 70 años, doña Ofelia Samudio Tribaldos con quien levantó una ejemplar familia de cinco hijos, 18 nietos y 16 bisnietos. Fue socio fundador de empresas como Cemento Panamá, Aseguradora Mundial, Banco de la Vivienda, Clínica San Fernando, Fibropan y promotor de urbanizaciones y viviendas populares, fábrica de hielo y como ganadero inició la industria de helados, quesos, yogur y leche Bonlac, S.A. Ninguno de sus tantos logros materiales opacó su calidad humana, su responsabilidad social y su gran amor por esta tierra que lo vio nacer; aún en el ocaso de su larga vida, sentado en el balcón de su apartamento, mientras escuchaba las tonadas típicas de Lucho Ascarraga o el canto de Margarita Escala, me ofrecía una cerveza y sin falta repetía: “Qué bello mi país y qué hermosa ondea mi bandera en el cerro Ancón”. Siempre hizo espacio para participar en actividades de carácter social presidiendo el Club Rotario de Panamá, El Consejo de la Empresa Privada (Conep) y la Asociación de Ganaderos de Panamá; igualmente promovió la educación como miembro fundador de la junta de síndicos de la Universidad Santa María La Antigua (USMA) y el Colegio Pedro Ameglio Tibaldero y también múltiples actividades de ayuda social tales como, la Fundación Rotaria de Panamá y la Fundación Tu Panamá Te Necesita. Fue objeto de condecoraciones de gobiernos y varias medallas de gremios. Nació en Panamá, pero nunca olvidó sus orígenes ancestrales en el norte de Italia, ayudaba y mantenía comunicación con unos pocos parientes que tenía en Torino y Trofarelo, hablaba perfectamente el italiano, realizó viajes con sus hijos para que conocieran sus raíces, visitando pueblos, viejas residencias y cementerios, donde vivieron y permanecen los restos de su descendencia. Cuando su condición física no le acompañó más, tomó la decisión de entregar la administración de los negocios a sus hijos, pero antes tomó especial cuidado de proteger la estabilidad de sus colaboradores y asignarles a cada uno parte de sus ingresos como gratificación a sus esfuerzos, recuerdo bien esa reunión de despedida del personal, entre lágrimas y muestras de cariño, fue un día muy especial y difícil para todos.

A ‘Guele’, como lo apodaban sus amigos, le encantaba tocar en las tertulias la guitarra y cantarle boleros o baladas a su amada ‘Ofelita’, escuchar música clásica y disfrutaba compartir con todos semanalmente la mesa, increíblemente a pesar de su avanzada edad nunca olvidaba una fecha importante o el onomástico de ninguno de sus hijos o nietos. Será siempre un faro para la familia y una gran pérdida para el país, para mí fue: “El último romántico”.

El autor es empresario, escritor y exembajador de Panamá en Washington
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