El huracán Helene dejaba este domingo más de 60 muertos en cinco estados del sureste de Estados Unidos, entre ellos Carolina del Norte, donde el Gobierno...
Nuevamente, regresamos a lo que años atrás se vivió. La reforma de la CSS no puede esperar más, a pesar de que se hizo una reforma en 2005, la irresponsabilidad de los gobiernos siguientes de patear la bola ha llegado al límite, ¡sí o sí, hay que hacer algo ya!
Si bien hay diferentes propuestas. Por un lado, están los gremios empresariales, y otros grupos de la sociedad civil, quienes abogan por un sistema de pilares basado en cuentas individuales, hay otro grupo guiado principalmente por gremios y sindicatos que argumenta, que se debe volver a un sistema de beneficio definido y adicional que no conlleve ningún ajuste paramétrico.
Si bien, cada panameño debería ser libre de decir qué sistema quiere, al menos la primera propuesta, me permite ser dueño y responsable de mis ahorros. Le otorga a cada ciudadano el poder decidir si quiere ahorrar más o menos, con cuánto dinero quiero retirar y a qué edad. Estos solo hacen una propuesta, que, como digo, puede que les guste o no a todos. Pero lo ideal sería que cada panameño pudiese decir qué sistema quiere.
Eso sí, no podemos tener modelos o sistemas de pensiones que sean inmorales o que obliguen a una parte de la sociedad a tener que mantener las exigencias de otros. Eso no es solidaridad. Eso es extorsión.
Ahora lo que cuesta entender, es como los sindicatos que se autonombran “defensores del pueblo” no permiten que el pueblo decida. Ellos dicen que, al ser una representación de los panameños, sus propuestas implícitamente son lo que quiere el pueblo. La pregunta es cuándo el pueblo o por qué medio le otorgó ese mandato a estas minorías.
Dejando ese tema de lado, creo que lo correcto, si se está en representación del pueblo, es permitir que sea el usuario quien decida qué tipo de sistema de pensiones quiere. Puede ser de cuentas, individuales, de beneficio definido o un sistema mixto. Pero lo que se ve hoy, es que limitan a la sociedad panameña a uno u otro modelo. No hay elección; al final, los intereses propios de los panameños no valen.
¿Desde cuándo imponer lo que un grupo quiere es democrático? La reforma que debe hacerse debería estar enfocada en permitir ofrecer un abanico de posibilidad a los ciudadanos y que cada uno sea responsable de la decisión que tome respecto a sus ahorros para la vejez.
Se imaginan que, en el mercado, los productores de ropa solo hicieran un modelo de camisa o pantalón, porque, según ello, eso es lo que a él le gusta, y también debe gustarle al pueblo. Creo que ya sabemos cómo han terminado esas formas planificadas de producción. A mí no me representa ningún grupo, pero sí soy un ciudadano responsable y consciente de sus decisiones, de su vida, su libertad y su futuro. Lo que decidan en los próximos meses, puede ser provechoso y beneficio, o puede ser crear un infierno, donde todo el esfuerzo y ahorro sea derrochado y dilapidado por un sistema que termine empeorando la situación, ya sea en el corto o largo plazo. ¿Qué les hace pensar que su forma de pensar es beneficiosa para todos, peor aún, que les hace pensar que se debe elegir el mejor sistema, no por el debate técnico, operativo y sostenible, sino a través de la fuerza y la violencia?
A los sindicatos y gremios nada les impide la actual ley, crear sus propios fondos de cesantías con sus afiliados, nada les impide que puedan crear sus fondos de pensiones y que salgan a competir. Si el sistema que les gusta y que dicen que es tan beneficioso para todos, ¿por qué tienen que imponerlo? Nada les impide, a ellos, generar un fondo de pensiones basado en un sistema de beneficio definido. Eso me recuerda cuando algunos grupos hablan sobre las bondades de cierta ideología, pero Alemania tuvo que construir un muro para que las personas no salieran huyendo. Exactamente, eso es lo que están creando en Panamá con la reforma. Están construyendo un muro que puede terminar haciendo una vida miserable para aquellos que no están de acuerdo con las propuestas y que terminará siendo solo un número más en el sacrificio en nombre de la justicia social.