• 17/08/2011 02:00

Reflexiones ante una enfermedad

Definitivamente la salud es y seguirá siendo un tesoro único. Perderla, o sea, padecer una enfermedad, sobre todo aquellas que pueden ac...

Definitivamente la salud es y seguirá siendo un tesoro único. Perderla, o sea, padecer una enfermedad, sobre todo aquellas que pueden acortar nuestra existencia, conduce al paciente a reflexiones profundas.

Al inicio el ser humano rechaza el diagnóstico. Incursiona en buscar culpabilidad, luego se deprime y finalmente acepta la situación. Sigue el modelo de Kubler—Ross o las cinco etapas del duelo.

Por ello no me parece extraño lo publicado recientemente en prestigioso medio internacional sobre la actitud asumida por el presidente Hugo Chávez en torno a su enfermedad oncológica.

Chávez admite con aparente sinceridad que la enfermedad que padece lo ha hecho reflexionar sobre la vida y su proyecto político.

Declara que se dedicará más a una nueva vida más espiritual, más reflexiva.

Optó por cambiar lemas o slogans, por invitar a una clase media venezolana a incorporarse al desarrollo del país, e inclusive cambia su vestimenta. Acepta como válida la autocrítica del proceso cubano.

Observándolo y escuchándolo con todo respeto desde una óptica humana, creo que es sincero.

Lamentablemente todas esas revoluciones de antaño: la árabe, la africana, la cubana, la nicaragüense, por múltiples razones, perdieron su rumbo. Realmente no eran necesarias si las democracias fueran reales y no virtuales, como ocurre en muchos países del mundo. Por eso hoy surgen los indignados intercontinentales.

El ser humano al alcanzar ciertos años de existencia puede experimentar lo que algunos califican de ‘crisis existencial’. Surgen interrogantes sobre lo actuado en la vida y muchas veces se opta por otro proyecto mayormente saludable.

El gatillo de este momento reflexivo es muchas veces una enfermedad crónica que lo acerca más a la muerte.

Esta vez fue el presidente Chávez, pero puede ser cualquier ser humano, no importa su estatus social, político o económico, que entra en esta dura avenida.

Lo importante es eso: reflexionar para mejorar.

Ojalá cada día todos nosotros reflexionemos sobre nuestras acciones en la vida. Ponderemos aciertos y desaciertos. Y al final reencaucemos la ruta para servir a nuestro prójimo.

Mis respetos a los hermanos de Venezuela que respalden o no al presidente Chávez. Solo he utilizado este reciente hecho para llamar la atención de la necesidad cotidiana de la reflexión sin esperar crisis en nuestras vidas, en un planeta donde los factores distractores banales no permiten cotidianamente practicar tan juiciosa virtud.

*MÉDICO INTERNISTA GENERALISTA.

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