• 28/05/2025 00:00

Enfocarse en los que nos une

La semana pasada sucedieron dos hechos que, en lo personal, me han impactado. El primero, la detención (arbitraria e ilegal) en Venezuela de un amigo de más de cuatro décadas, Juan Pablo Guanipa; y el segundo, el proceso electoral venezolano, donde la alianza del régimen, Gran Polo Patriótico, obtuvo 23 de las 24 gobernaciones en disputa, así como 253 escaños de 274 de la Asamblea Nacional.

Juan Pablo, hijo de un dirigente político del estado Zulia, Manuel Guanipa Matos, líder del partido socialcristiano Copei, quien, a pesar de su corta vida, 39 años, construyó un liderazgo que llevó al partido Copei a ser la primera fuerza política del Zulia. Su hijo, Juan Pablo, heredó su vena política; nacimos políticamente en el mismo partido y, pese las diferencias por estar en movimientos internos distintos, siempre nos enfocamos en los que nos unía, el bienestar y el progreso de la gente, la justicia, la equidad, el respeto a los derechos humanos, la libertad de expresión y, en especial, la democracia.

Como antes, hoy nos ubicamos en posiciones distintas, pues Juan Pablo promovía la abstención en alineación con la posición de María Corina Machado, mientras que este servidor era partidario de no abandonar espacios, puesto que en política no hay espacios vacíos, que se debían aprovechar todas las oportunidades para avanzar en la lucha por el retorno de Venezuela a senda democrática.

Hace 15 días, en este mismo medio escribí un artículo titulado “Votar o no votar. Caso Venezuela” haciendo referencia a varios estudios de 102 casos en el mundo que demuestran la incidencia del uso de la vía electoral en condiciones semicompetitivas o hasta no competitivas (como lo fue esta elección) facilitó cambio de régimen en 59 casos y, en otros 43 se generó encadenamiento de variables que permitieron el inicio y desarrollo de la transición a la democracia; elementos que llevaron a mi posición de que se debía participar electoralmente, aunque las condiciones fueran adversas. Sin duda, una vez más no estábamos de acuerdo Juan Pablo y yo, sin embargo, entendiendo y respetando la posición del otro. Hoy su lucha por la democracia lo ha llevado a ser prisionero del régimen. Desde su detención el pasado 23 de mayo no se sabe nada de él.

En centenas de presos políticos Juan Pablo es uno más, pero, sin dudas, es alguien que con su testimonio de vida, coherencia y su lucha representa a millones de venezolanos que quieren el retorno a la democracia del país.

Lo que se avizora para Venezuela no es nada halagador. Ayer mismo el dictador Maduro anunciaba que someterá un proyecto de reforma constitucional a la nueva Asamblea Nacional, para que, entre otras cosas, crear los circuitos electorales comunales y establecer con esa excusa elecciones de segundo grado, al mejor estilo cubano.

Ante esta amenaza de cercenar aún más las libertades ciudadanas, surge la pregunta, ¿valió la pena abstenerse dejándole la cancha libre al régimen?, ¿fue lo más adecuado?, ¿para quién?, pues Maduro ya no habla de referéndum constitucional, sino de reforma, vía Asamblea Nacional, donde cuentan con 253 escaños de los 274.

La oposición venezolana estaba dividida; una parte que promovió la abstención, y la otra, subdividida en dos grupos que participaron en la elección, hechos que, sin dudas, allanaron el camino para que el régimen alcanzara los resultados obtenidos.

Hay dos acontecimientos significativos a observar de esta elección. El primero, el régimen progresivamente ha disminuido su caudal electoral, siendo una realidad evidente las cifras del cooptado árbitro electoral, reflejan las realidades de la mengua electoral.

El segundo caso es el estado Cojedes, única gobernación ganada por la oposición. Alberto Galíndez, el candidato opositor, logro unificar a todos los factores de oposición en torno a su candidatura y, por otra parte, enfocó su campaña, no en una discusión en la opinión pública, sino centrando el grueso de sus esfuerzos en una campaña de tierra para lograr la mayor movilización de los electores, y estos dos factores le otorgaron la victoria.

Nuevamente, ratifico mi llamado a que quienes dirigen la oposición den un paso al lado, permitiendo que las nuevas generaciones asuman el liderazgo, ojalá usando la máxima de que el enfoque tiene que estar en lo que nos une, no en las diferencias, pues estás después de logrado el retorno a la democracia, de manera civilizada, respetuosa y democrática se resolverán.

Sobre Juan Pablo Guanipa, exigimos fe de vida, así como su inmediata liberación al igual que la de todos los presos políticos.

*El autor es analista político y estratega
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