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- 22/10/2016 02:03
¿Dónde está el engaño?
Tanto tema en Panamá; tanto por hacer o resolver; tantas injusticias que datan de la época colonial, y tanto entuerto transmitido, mientras otros duermen plácidamente en un cuarto de hotel. Ningún Gobierno del mundo ha logrado resolver toda la problemática de un país. Por lo tanto, pienso, que debemos permitir que el Ejecutivo trabaje y afronte las diversas tareas que le son propias.
Pienso que ninguna policía del mundo logra controlar todos los delitos que ocurren, menos aún si son países de extrema desigualdad acorralados en villorrios y otros tan alejados del progreso, como nuestros indígenas. Es un error pensar que la policía va a corregir cada exabrupto en las avenidas y calles del país. No se puede ubicar a un policía en cada metro cuadrado. Se nos olvida que el orden, tolerancia, respeto, amor al trabajo, la prevención del delito, la honestidad y responsabilidad, entre otros, se inician en los primeros años de la infancia a cargo de los mentores de la familia. Es decir padre, madre y otros individuos con autoridad dentro de ese claustro que llamamos hogar.
En mi entender, la base teológica o de fe es esta: Dios es el supremo creador. Él tiene las dos naturalezas; es madre y padre. Pero cometemos otro error si esperamos que Dios todo lo resuelva y dejamos nuestras tareas a la buena de Dios , dicho en buen panameño. Él sería entonces un esclavo o títere, víctima de nuestra irresponsabilidad. Dios delegó en los padres terrenales la responsabilidad de criar, educar, guiar, orientar a los hijos hasta que ya ellos puedan movilizarse y hacer su vida fuera del entorno familiar.
Así se previene el delito (a tiempo); cuando el niño o niña es un infante; antes de los tres o cincos años de vida. No vas a realizar estas tareas cuando el individuo tenga ya ochenta años. Este es un tema que ocupa a los economistas, sociólogos, sicólogos, abogados, educadores entre otras disciplinas, que si no se ocupan dirán que están haciendo plata o trabajando por el país. De hecho cada estructura física que se levanta en Panamá, es para generar riqueza, en defecto de las inversiones del Estado o Gobierno que tiene otros objetivos.
Los panameños debemos ser críticos pero a la vez constructivos. En estos momentos el presidente de la República tendrá muchas preocupaciones. A ver cómo se hace para que la manta alcance a todos. Hay que ponderar obras y proyectos como carreteras y caminos por construir, el abastecimiento de agua, los necesarios parques recreativos; de los que ningún otro Gobierno se ocupó, excepto el general Omar Torrijos (Parque Omar) que todo el mundo conoce.
En materia de salud hay que ser claro. ¿Cuándo van a establecer dentro de las estructuras de salud (Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social) la medicina preventiva? Es falsa toda alharaca o medidas coyunturales para hacer ver que están haciendo o trabajando. He de contar más de 60 años y no he visto en el Ministerio de Salud ninguna estructura (hablo de programas) que se mantenga en el tiempo. Por décadas cada ministro se dedicó a tramitar (entes rutinarios) papeles y devengar un salario. Otros agravaron la situación exigiendo cargos de asesorías, entre otros ataques a nuestros impuestos.
Ahora hay otros problemas: tenemos en Panamá distritos muy populosos como, por ejemplo, San Miguelito. Agregar más población al distrito significa más y más hacinamiento y problemas sociales. Lo mismo ocurre en las provincias de Chiriquí, Veraguas, Coclé y Colón. ¿Se han preguntado las autoridades cuántas personas abandonan el núcleo familiar para constituir uniones de hecho o de derecho? (Concubinato, unión libre o unión consensual). ¿Dónde lo van a hacer?, si no hay tierras.
En San Miguelito no tenemos ni para enterrar a los muertos. Además, las viviendas de hoy día no están al alcance de las mayorías. ¿Podrá el Estado resolver este asunto? La Constitución Política de la República de Panamá en uno de sus artículos, leí hace un tiempo, dice que el Estado puede expropiar tierras; con previa indemnización o sin indemnización, primando el bien de las mayorías sobre la minoría; tierras que fueron adquiridas a centavos (las tablas viejas de la Oficina de Catastro).
Y este país, ¿de quién es? ‘De los panameños', dijo un zopenco.
Que Dios les bendiga.
ECONOMISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.