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- 08/09/2020 00:00
¿Se intentó envenenar a Esteban Huertas?
Corría el mes de mayo de mil novecientos cinco, cuando se presentó, a la Alcaldía Municipal de Aguadulce, el general retirado Esteban Huertas, a iniciar una denuncia por tentativa de envenenamiento contra sus empleados, la pareja identificada como los esposos Bartolomé y Antonieta Chappin.
El general, meses antes, había presentado una renuncia forzada al presidente de la República, Manuel Amador Guerrero, (según relató en su propio diario), el 18 de noviembre de 1904, y, la cual atribuyó a presiones de personajes cercanos al presidente y de un país extranjero, dirigidas a la eliminación del ejército. Quedaban en ese momento atrás las glorias del tres de noviembre de 1903, donde obtuvo su indiscutible condición de Prócer de la Independencia, ya que era el comandante en jefe de la Plaza del departamento de Panamá, específicamente del batallón Colombia; en aquel día decisivo, cuando le tocó apresar en la ciudad de Panamá a los generales José N. Tovar y Ramón G. Amaya, quienes habían desembarcado en Colón, con el batallón de Tiradores (coronel Eliseo Torres, a la cabeza), siendo en total 500 refuerzos; dirigidos a controlar el levantamiento que se había dado horas antes. En esos momentos decisivos, el miedo y desilusión fueron dos sentimientos presentes en el principal conspirador, el Dr. Manuel Amador Guerrero. El después presidente Amador, se reunió en varias ocasiones con Esteban Huertas y le pidió su apoyo, le dijo que lo habían abandonado y que su proyecto había fracasado. El mencionado general Huertas, desde hacía semanas, sabía que un grupo de caballeros de frac (personas de alta sociedad) estaba planeando el movimiento de separación, sin intervenir en los actos previos. Cuando tocó el momento de actuar, su participación fue decisiva.
Con posterioridad a la separación de Colombia, el 5 de noviembre de 1903, se le comunicó por conducto del general Nicanor de Obarrio, en su condición de ministro de Guerra y Marina, su ascenso a comandante general del Ejército de la República de Panamá. La posterior decisión de Manuel Amador Guerrero de eliminar el ejército, de reducir significativamente el pie de fuerza, tomó por sorpresa a Esteban Huertas, quien, en conjunto con el resto de los hombres armados, fue factor decisivo para la separación de Colombia y, siempre juraron respetar la Constitución y la Ley.
La Asamblea Nacional Constituyente de 1904 cambia la denominación de los ministerios, la cual había sido heredada de la República de Colombia, desapareciendo el Ministerio de Guerra y Marina; de esta manera el Gobierno se decidió a sacar del Gabinete a su amigo y protector, el general Nicanor de Obarrio.
Esteban Huertas se sintió traicionado por Manuel Amador Guerrero, que era un médico de profesión, de más de setenta años, al que notó frágil frente a las presiones que recibió en lo referente a la permanencia del Ejército en la nueva república. Luego de su renuncia, se le asignó una pensión vitalicia, la cual rechazó y se mudó a su finca, en su amado Aguadulce.
Esteban Huertas se enroló en el Ejército de Colombia a los ocho años, siendo un niño y fue enviado a la plaza del departamento de Panamá a los 14 años; por ello, hizo muchos amigos en el Istmo, ya que una buena parte de su carrera militar se dio en este departamento de Colombia. Su área favorita fue la plaza de Francia, donde intercambió juegos y largas tertulias con gran cantidad de jóvenes de la sociedad panameña de la época. Se enamoró, casó y tuvo un hijo (Esteban Huertas Ponce) con la dama panameña Joaquina Ponce, el 8 de enero de 1903. Es decir, siempre se sintió panameño. De ahí sus aportes en la separación de Colombia.
No obstante, la gran mayoría de los puestos de poder generan enemigos que tienen específicamente esas características: poder. Esteban Huertas, con posterioridad a noviembre de 1903, siempre fue blanco de conspiraciones de personas que ahora estaban enquistadas en el poder y de elementos infiltrados en Panamá y asociados a Colombia, que intentaban reunificar el Istmo nuevamente. Para estos últimos, Huertas era un “traidor”. De allí que, luego de separado del ejército, ser envenenado siempre fue una posibilidad real.
Siguiendo con las primeras líneas de este relato, cuando corría el mes de mayo del año mil novecientos cinco (1905), se presentó Esteban Huertas a la Alcaldía Municipal de Aguadulce y en el expediente que se identificó como denuncia con Entrada No. 84 de 1905, declaró lo siguiente:
“… El Miércoles Santo, o sea, el 19 de abril próximo pasado, estando el declarante en su casa residencia de “Quebrada Caballero”, el señor Bartolomé Chappin, sujeto que trabaja a sus órdenes, le brindó una taza de café que se tomó, resultado de lo que aconteció al denunciante inmediatamente después de tomada, fuerte dolor de cabeza, arrojó con dolor al vientre, estómago y riñones, quedando postrado por consecuencia. Estado que siguió experimentando como por nueve días consecutivos, aunque con menor intensidad, pero sí en la misma hora cada día. Que el denunciante creyó amenazada la vida, recordando que el ciudadano francés señor Etienne Baimazón le había anunciado el día anterior que tuviese cuidado con el Señor Bartolomé, porque él, Baimazón, le había oído palabras al mencionado Chappin en que pretendía acabar lentamente con la vida del denunciante”. (1)
Las investigaciones fueron intensas, a pesar de que los recursos periciales de la época eran escasos (para determinar si dentro del café se colocó realmente un veneno) y, como se desprende del documento histórico (expediente con Entrada No. 84 de seis (6) de mayo de mil novecientos cinco (1905) de la Alcaldía Municipal de Aguadulce). Las declaraciones de los testigos eran el núcleo esencial de la investigación. Al final no se obtuvo la prueba, que era la Reina de Corona, en la época, la confesión; y los esposos Chappin, fueron sobreseídos. Este caso es uno de los grandes misterios de la sociedad panameña.
Felizmente, el general Esteban Huertas vivió hasta 1943, cuando murió por causas naturales.
(1) Entrada No. 84 de seis (6) de mayo de mil novecientos cinco (1905), de la Alcaldía Municipal de Aguadulce.