¿Es miedo a la competencia u otra cosa?

  • 23/08/2025 23:00

Esta semana volvimos a ser testigos de un tema que les interesa a muchos y pareciera preocupar a pocos. El tema de la atención de las personas que van a centros de atención médica públicos. En la comisión respectiva de la Asamblea Nacional se presentó un proyecto de ley que promueve la atención a los pacientes durante las 24 horas del día.

Desde mi balcón, uno lo ve como una excelente iniciativa, pues esto permitiría que aquellos que buscan atención médica puedan recibirla en marcos de tiempo más humanos. Igualmente podría permitir que aquellas cirugías que no se han podido realizar por falta de espacio en las rotaciones de los salones de cirugía, puedan hacerse de manera más efectiva.

Sin embargo, han surgido, por un lado, los que siempre se oponen a todo, como el médico que es buenísimo para quejarse y organizar huelgas y por otro quienes justificadamente dicen que no hay suficientes médicos para que se encarguen de los nuevos turnos que se implementarían con este nuevo sistema.

Me cuesta comprender que este tema tenga que ser contemplado en una ley, cuando en la realidad debería ser una medida que se implemente desde la respectiva entidad que tenga que eventualmente implementarla, pero bueno, si no se ha hecho que lo propongan otros, sencillamente es un compromiso que se adquirirá que ojalá ayude a resolver, la mentada mora quirúrgica.

Veamos algunos de los argumentos que se esgrimen en contra de la medida. “Que no hay suficientes médicos”. Si no hay suficientes médicos panameños, por qué no permitirles a médicos que residen en Panamá y que, por el simple hecho de no tener la nacionalidad panameña, no pueden ejercer y por ende compartir todo su conocimiento con la cantidad de potenciales usuarios.

No debería ser que hay varias profesiones que han logrado que haya privilegios a quienes hemos nacido en este país, en perjuicio, como se está viendo, de las mayorías. Considero que, al igual que en otros países más desarrollados, debe haber exámenes que todo el que quiera ejercer una profesión deba ser aprobado antes que se le pueda conceder la identidad requerida para ejercerla.

Esto debería aplicarse para las más de 50 profesiones que están restringidas para su ejercicio solo a panameños. Si esto se hiciera así, por ejemplo, en el mundo médico, tendríamos ya disponibles, una cantidad considerable de especialistas que perfectamente podrían llenar las expectativas de tantas localidades alejadas de la ciudad capital, así como en la propia capital, pero en áreas más retiradas.

No es justo tampoco que personas que viven alejados de la capital tengan que viajar una considerable cantidad de horas, para ser atendidos por un médico especialista, pues no hay de estos en su lugar de residencia. Esta podría ser una norma que se pueda incorporar en la actual ley que está siendo contemplada en la Asamblea Nacional, la cual serviría para solucionar de una manera inmediata una necesidad real.

Ampliando un poco la regla general, por qué no cambiar las leyes para que los extranjeros que quieran ejercer su profesión en Panamá puedan hacerlo luego de superar los mismos requisitos que se le exijan a cualquier panameño para ejercer esta profesión. En lo personal, nunca me he sentido menos que nadie al ejercer mi profesión, lo cual he hecho en Panamá y en el extranjero. De hecho, cuando lo hice con cadenas de televisión como CBS News y Univisión, me le medí a todos los retos que se me impusieron incluso superando con creces y me gané el respeto de mis pares y colegas.

Los problemas que tenemos en la educación en el país son producto, entre otras cosas, por “genios” que mantuvieron la educación “bien cuidaas” durante la pandemia u otros que promovieron paros ilegales que solo sirvieron para que nuestros jóvenes no recibieran las enseñanzas que se requieren para poderse preparar para esa competencia que hoy es imprescindible a nivel mundial.

El mundo es la nueva frontera, ya no es el pequeño terruño que nos vio nacer y debemos implementar las medidas que permitan a las nuevas generaciones estar capacitados para competir en esa competencia internacional y sobresalir como estamos acostumbrados.

*El autor es analista político y dirigente cívico
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