• 21/06/2025 00:00

España y Panamá ante el reto doctoral: Innovación, calidad y reconocimiento mutuo

La mejora y adecuación de los programas de doctorado posee una importancia estratégica en el ámbito internacional, pues no solo contribuye a la formación de investigadores y académicos altamente cualificados, sino que impulsa la innovación, refuerza la competitividad de los países y eleva el prestigio global de sus universidades. Esta evolución ha sido clave para atraer talento, dinamizar redes internacionales de colaboración, fortalecer la diplomacia científica y aumentar la participación de las universidades en proyectos de investigación globales, contribuyendo a consolidar la producción científica, lo cual es un factor clave en los rankings internacionales (como QS, THE o ARWU). Universidades como la Universidad de Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid o Pompeu Fabra han escalado posiciones en rankings gracias a su producción científica. En este contexto, España se ha convertido en un referente, gracias a un proceso de actualización continua que ha fortalecido su sistema universitario y su impacto en la producción científica.

La transformación del doctorado español ha seguido una evolución normativa gradual, en respuesta a los cambios del entorno académico, científico y productivo. Antes de 1985, el doctorado era una etapa aislada, centrada exclusivamente en la elaboración de una tesis, sin estructura formativa ni supervisión institucional clara. Esta situación comenzó a cambiar con el Real Decreto 185/1985, que introdujo los programas de doctorado organizados, con líneas de investigación, créditos formativos y mayor control académico, integrando por primera vez la formación doctoral en la estrategia investigadora de las universidades.

Este avance fue consolidado por el Real Decreto 778/1998, que incorporó el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) como fase intermedia, fortaleciendo el seguimiento del proceso formativo. Más adelante, el Real Decreto 99/2011 supuso una profunda transformación, alineando el sistema con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Se eliminó el DEA y se establecieron dos fases: una de formación y otra de investigación supervisada. También se introdujeron menciones internacionales, mayor movilidad, exigencias de transparencia y criterios de calidad más rigurosos.

La reforma más reciente, el Real Decreto 576/2023, consolida este proceso al centrar los programas de doctorado en la excelencia, la interdisciplinariedad y el compromiso social. Este nuevo marco refuerza el papel de las escuelas de doctorado, promueve el modelo de doctorado industrial, estimula la transferencia de conocimiento al tejido productivo y establece principios de sostenibilidad, igualdad e inclusión. Así, el doctorado se convierte en una herramienta estratégica de innovación al servicio de la sociedad.

Este proceso de transformación ha sido liderado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, en colaboración con el Consejo de Universidades, la ANECA y agencias autonómicas, junto con las propias universidades. A lo largo del tiempo, se han perfeccionado los sistemas de verificación, acreditación y seguimiento de calidad, consolidando un modelo robusto que garantiza la excelencia académica y la pertinencia social de los estudios de doctorado.

La Universidad de Panamá ha mantenido una estrecha relación con esta evolución del modelo español. Gracias al Convenio de Cooperación Cultural entre España y Panamá (BOE núm. 83, de 1980), existe un reconocimiento mutuo de títulos, lo que ha permitido fortalecer las capacidades de investigación y facilitar la movilidad académica. Según el Reglamento para la Evaluación de Títulos y Otros Estudios de la Universidad de Panamá, los títulos expedidos por universidades de países con convenios culturales, como España, se evalúan “según el nivel que indiquen los mismos”.

En este marco de colaboración, la Universidad de Panamá contempla adoptar modelos de doctorado basados en la investigación pura, alineados con los estándares europeos. Esta propuesta busca no solo elevar el nivel académico, sino también impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) mediante alianzas estratégicas con el sector empresarial e industrial, ampliando el impacto de la universidad en todos los ámbitos sociales y productivos.

En suma, el doctorado en España ha evolucionado desde un modelo cerrado y centrado en la tesis, hacia un sistema competitivo, flexible y orientado a la transferencia de conocimiento. Este proceso ha consolidado al doctorado como un pilar del sistema científico, educativo y económico, alineado con los estándares internacionales y con una clara vocación transformadora. La experiencia española ofrece un referente valioso para otras universidades, como la de Panamá, que buscan fortalecer su presencia internacional y su impacto social.

*Los autores son docentes UP-Científica: Comunicaciones
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