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- 22/09/2011 02:00
TE, panameños con estirpe democrática
Hace poco me llegó un video, sin audio, del magistrado Gerardo Solís, presidente del Tribunal Electoral (TE), donde aparecía sorprendido por una cámara (creo que de seguridad) haciendo uno de esos gestos que usamos los hombres cuando las palabras agotan su capacidad de persuasión. Supongo que el destinatario del viril ademán sería la desfachatez de nuestros diputados.
Sin explicación, esas imágenes equivalen a pasar escenas del Diluvio Universal dejando que los humanos de hoy califiquemos la ira divina como un exabrupto; explicadas, nos muestran un desencanto que comparte plenamente la opinión pública: nuestros diputados han pisoteado el trabajo tenaz y concienzudo de la sociedad civil, que durante más de un año trabajó letra a letra las reglas con que deben desarrollarse los procesos electorales, pilar de nuestra democracia.
Tal vez otro panameño hubiera pasado de las palabras y los gestos a los hechos, porque los diputados que dicen representarnos han irrespetado, malagradecidos e individualistas como son, el mandato de sus electores que exigen más honestidad en la manera en que los candidatos a puestos de elección son promocionados y después escogidos para representarnos en esta forma de gobierno, que dice ser una democracia. Hay que aclarar que la democracia es una aspiración que la sociedad debe tornear día a día con manos firmes, capaces tanto de hacer esos gestos del magistrado Solís, como depositar un voto concienzudo, redactar una denuncia como esta, escribir una canción revolucionaria o reservarse para otras acciones menos civilizadas, cuando los oídos de quienes nos gobiernan solo escuchan el tintineo de las monedas cayendo en sus bolsillos.
En esta batahola anticívica que nos abruma tenemos que apreciar los liderazgos ejemplares que la democracia reclama para perfeccionarse y perdurar, y reconocer las conductas institucionales pulcras y valientes de nuestros magistrados del TE, en lugar de repetir en tono de mofa los gestos que representan el enfado de quienes vigilan hasta la madrugada que el trabajo de tantas jornadas no sea aplastado en el pleno legislativo.
Si yo fuera periodista dedicaría largas columnas, programas de radio y TV a ponderar la valentía de Gerardo Solís, que junto a sus compañeros magistrados y funcionarios ha estado en el coso desvergonzado de nuestra Asamblea Nacional, defendiendo el sueño democrático que tantos panameños esbozaron durante más de 10 mil horas hombre, y que los diputados han burlado en unas pocas horas lóbregas de traición a sus electores.
Para que la democracia se haga fuerte en el ejercicio gubernamental necesitamos apoyar líderes que representen y defiendan nuestras aspiraciones. En términos periodísticos es más plausible divulgar cómo el cinismo legislativo puede ser catapulta de dirigentes cuyas conductas nos dan esperanzas —como los magistrados del TE— que sumarse a la farsa parlamentaria como sarcástico comunicador que reduce el enfado del pueblo mostrado en un gesto valiente, repitiéndolo como si fuera una simpleza y no un grito de la soberanía popular. Ese mismo medio mostró también imágenes de Solís dormido, como si a los guerreros les fuera prohibido el reposo.
*EMPRESARIO Y DOCENTE.