• 20/02/2017 01:00

Estrategia competitiva sostenible

El 8 de enero participé en una conferencia magistral que dictó el magister Eddie Tapiero en el auditorio del ministerio de gobierno. 

El 8 de enero participé en una conferencia magistral que dictó el magister Eddie Tapiero en el auditorio del ministerio de gobierno. Disertó acerca del ‘Canal en el siglo XXI y su rol dentro de la emergente conectividad global'; en el preámbulo, dedicó una buena parte de la presentación a los cambios que se están dando a nivel mundial, específicamente en tecnología e innovación. El Dr. Tapiero nos presentó la realidad de que el mundo cambia a velocidad de nano-segundos; una realidad que nos afecta a todos y nos obliga a reinventarnos constantemente pues, como dijo Darwin, "No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta a los cambios".

Lo que se impone en Panamá es el diseño de una estrategia competitiva sostenible, que podemos explicar definiendo cada una de las palabras. Estrategia deriva del latín strategia, que a su vez procede de dos términos griegos: stratos (‘ejército') y agein (‘conductor', ‘guía'). Por lo tanto, el significado primario de estrategia es el arte de dirigir las operaciones militares.

En Panamá, muchos ponen como ejemplo a Singapur. Por más que respeto y admiro a Singapur, es importante mencionar que nuestro régimen político y gubernamental no se parece

El Foro Económico Mundial, que ha medido la competitividad entre países desde 1979, la define como ‘el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país'. La productividad es importante porque es el principal factor que conduce al crecimiento de los ingresos. Y los niveles de ingreso están relacionados estrechamente con el bienestar humano.

El adjetivo sostenible se refiere a estar en condiciones de conservarse o reproducirse por sus propias características, sin necesidad de intervención o apoyo exter no. Una estrategia competitiva sostenible debe entonces incluir la planificación, coordinación y ejecución de acciones en el orden institucional y político, que permitan que la productividad y los ingresos del país evolucionen sin intervención o apoyo externo.

Es importante reiterar que la palabra estrategia proviene de la milicia, pues para ganar las guerras había que planificar y coordinar muchos recursos e insumos que tenían que estar en el lugar adecuado en el momento requerido. De ahí que la palabra logística también tiene sus orígenes en la milicia. Y muchos se preguntarán, ¿qué tiene que ver la milicia con la competitividad de un país? Tiene mucho que ver.

A raíz de la globalización, los estados están constantemente en conflicto por mejorar su posicionamiento en el mercado. Si la competitividad y la productividad van de la mano, en un mundo globalizado la forma de continuar creciendo es mejorando la productividad y las exportaciones. Lo que nos lleva al tema de agregar valor; que no es más que una característica o servicio extra que se le da a un bien o servicio con el fin de darle un mayor valor en la percepción del cliente.

Parece sencillo, pero llevar esta teoría a la práctica es quizás uno de los retos más grandes que tienen países y empresas. Para comenzar, las estrategias, en un mundo democrático requieren de mucha concertación y consenso. En un régimen totalitario las acciones son mucho más fáciles de ejecutar, pues no hay mucho espacio para la participación ciudadana en la toma de decisiones. De ahí que países como China, Singapur, Chile, y algunos otros, alcanzaran sus niveles de crecimiento en tan poco tiempo.

En Panamá muchos ponen como ejemplo a Singapur como modelo. Por más que respeto y admiro a Singapur, la realidad es que además de las diferencias culturales, es importante mencionar que nuestro régimen político y gubernamental no se parece en nada y no creo que sea práctico ni realizable el llegar a tener un régimen similar al de Singapur.

¿Cómo diseñar una estrategia entonces? si la misma requiere de participación y coordinación con múltiples instituciones, entidades gubernamentales, gremios, organizaciones cívicas, etc. Ese el reto de las democracias, y para eso se necesita liderazgo, credibilidad y confianza. La sostenibilidad solo es realizable con políticas de Estado que tengan continuidad, independientemente del gobierno que esté en el poder. Lo que obliga a que la estrategia sea el resultado de un esfuerzo concertado en el que se depongan intereses particulares y se piense en el interés nacional.

Un ejemplo de Estrategia Competitiva Sostenible fue la redacción y aprobación del título constitucional del Canal y de su marco regulatorio, que le permitió a la ACP establecer políticas e instituciones que han sobrevivido los cambios de gobierno en estos 17 años. Políticas e instituciones que han fortalecido su posición competitiva, su productividad, su situación financiera, el desarrollo de capital humano y la ejecución de proyectos de largo plazo.

Quienes tuvimos que ver con el desarrollo de ese título constitucional recordamos que todo comenzó con el establecimiento, mediante Decreto N° 180 de 1991, de la Comisión Ad-Hoc para el Canal de Panamá y Áreas Revertidas, y posteriormente, mediante el Decreto 32 de 1993, con la creación de la Comisión Presidencial para Asuntos del Canal. Esta comisión se creó con la misión de elaborar los anteproyectos de reformas constitucionales y de ley orgánica del organismo administrador del Canal, y se designó como sus integrantes a Joaquín J. Vallarino, quien la presidió, Juan Cristóbal Zúñiga, Diógenes de la Rosa (Q.E.P.D), Roberto Brenes, Luis Eduardo Guizado, Guillermo Elías Quijano, Jr., Jorge R. Riba, y los legisladores Olimpo Sáez y Carlos Arellano Lennox (Q.E.P.D). El decreto creó el grupo de apoyo a la comisión que tenía como función asesorarla, designándose como sus integrantes a Ricardo Brin, Richard Durling, Salvador Sánchez, Marco De Obaldía, Carlos Ernesto González de la Lastra, Rogelio Delgado, Carlos Valencia y David Samudio, Jr.

Las recomendaciones de la Comisión fueron llevadas a un proceso de construcción de consenso (Diálogos de Coronado), que se encomendó al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que incluyó la participación de la desaparecida agencia federal del gobierno norteamericano denominada Comisión del Canal de Panamá.

Dos administraciones eran necesarias para aprobar la Reforma Constitucional que diera vida al Título Constitucional. Ello no sólo se dio, sino que bajo dos administraciones opuestas políticamente: la del Presidente Guillermo Endara, del Partido Panameñista, y la del Presidente Ernesto Pérez Balladares, del PRD.

El consenso logrado dio paso al Título Constitucional y a la Ley Orgánica de la ACP. Orgullosamente participé en todas las reuniones del grupo asesor de la Comisión y de los Diálogos de Coronado, no como miembro de la Comisión del Canal, sino como miembro de la Comisión Marítima Nacional (COMAR).

La historia se repite y nos toca nuevamente construir consenso para desarrollar una estrategia competitiva sostenible para el país. Aprendamos de lo que logramos exitosamente en el pasado, y construyamos el Panamá al que todos aspiramos.

CONSULTOR INTERNACIONAL.

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