• 25/08/2009 02:00

Panamá y EUA

Aunque muchos no lo crean hoy, hubo un tiempo donde en la escuela se estudiaba como materia las relaciones de nuestro país con los Estad...

Aunque muchos no lo crean hoy, hubo un tiempo donde en la escuela se estudiaba como materia las relaciones de nuestro país con los Estados Unidos de América. La influencia de los norteamericanos era tal que el 4 de julio no había clases y desfilábamos los colegiales por la antigua Zona del Canal. Era la época donde los anuncios del tránsito eran bilingües y aprendimos a decir “Alto stop”, “One way” y varios barrios originaron su nombre de la mala pronunciación de los soldados, desde Arraiján (at right hand) a Wachapali ( chapel hill) o bien el famosos Perejil en Bella Vista, que era donde vivía el capitán Perry (Perry’s hill) de la Policía.

La segunda mitad del siglo 20 daba como un hecho el poder del imperio norteamericano y su radio de influencia definitivamente nos incluía. Aunque Panamá desde 1904 prácticamente rechazaba el Tratado Hay-Buneau Varilla (el Tratado que ningún panameño firmó), no fue sino hasta 1976 que logramos firmar su final, hecho consumado el 31 de diciembre de 1999.

Lo que no entendimos en aquellos finales de siglo era que Panamá lograba su soberanía total, pero los Estados Unidos de América empezaban su declive como potencia mundial.

El imperio se mueve por dos fuerzas, atadas la una a la otra, la economía y su poder bélico. Nadie duda que el poder bélico del imperio era el mayor del mundo, máxime al caer la cortina de hierro y desmembrarse el URSS. El final del comunismo no por razones de guerra, sino tumbado por su quiebra económica, parecía mas bien fortalecer al imperio norteamericano. Pero el germen de la destrucción de su economía estaba ya dentro. La crisis que el mundo occidental ve hoy la predijeron muchos, incluyendo economistas rusos, norteamericanos como Lyndon Larouche y muchos más. Solamente los propios gobernantes de los Estados Unidos fallaron en verla venir.

Hoy, el mundo ha cambiado. Panamá de una dependencia casi total de USA hoy comercializa con todo el mundo, mercados regionales, latinos, europeos y asiáticos nos abrieron nuevas perspectivas.

Yo recuerdo cuando “Made in Taiwan”, “Made in Japan”, eran sinónimos de baja calidad. Hoy en fotografía, componentes, automóviles, aparatos domésticos, Asia y Europa supera en calidad y precio a los productos de USA. Hoy nuestra juventud empieza a estudiar mandarín y muchos japonés, mientras el mundo comienza a buscar la moneda que habrá de reemplazar al dólar.

El imperio norteamericano se ha debilitado, peligra su hegemonía. Dos presidentes, Bill Clinton y George W. Bush Jr., lo dejaron demasiado débil. Hoy, Barack Obama trata de devolver la fuerza a la economía mientras se sigue desangrando en Irak y Afganistán.

Quizás llegó la hora de traer a todos a casa, de olvidarse de los tiempos de grandeza e iniciar una reconstrucción interna para luego proyectarse de ser posible nuevamente como los líderes del mundo libre.

Hoy son un país más, con problemas profundos de consumo de droga, recesión económica y confundido en su rol mundial.

Siento que los que conocimos a los Estados Unidos de América en su época de poder y esplendor lo recordaremos, pero como pasó a los romanos, griegos, ingleses, españoles, ahora les toca pasar a segundo plano a los norteamericanos.

*Ingeniero y analista político.marognoni@cwpanama.net

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