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- 28/02/2012 01:00
¿Existen políticos honestos?
R ecuerdo cuando en la época de los militares algunos decían que ‘militar e inteligencia’ eran una contradicción. Hoy, muchos dirán que ‘político y honesto’ es la nueva contradicción. No es que los políticos no puedan ser honestos, es más, mi teoría es que la gran mayoría lo es durante un periodo de su vida, particularmente porque en el mundo del político panameño es indispensable tener dos personalidades, una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Una personalidad que aflora en oposición, y la otra al llegar al poder.
El político panameño es un verdadero amor en oposición, cariñoso, amable, extrovertido, amplio y más que nada receptivo a todos por igual, de los que saluda siempre con sonrisa, abrazo si es posible y beso si es del otro sexo. En oposición se solidariza contigo en tus problemas y causas, tiene soluciones para todos los problemas, grandes ideas, grandes proyectos, compromiso con grupos y comunidades a las que jamás volverá luego a visitar. Es un extraordinario amigo, te hace sentir que siempre te ha conocido, de alguna manera encuentra en su pasado coincidencias contigo.
Esa es la etapa cuando ve claritos los errores y vicios de los políticos en gobierno, sus colegas de profesión, a los que denuncia por actos claros de corrupción. Desde la oposición, los viajes del presidente de turno son un gasto innecesario, el avión presidencial un lujo que hay que vender, las compras directas del Estado son fuente de corrupción, todo debe ser por licitación pública. Desde la oposición, se ve claro el enriquecimiento ilícito de sus colegas en gobierno, la pobre designación de magistrados, la mala costumbre de designar parientes en el servicio exterior y la necesidad de tener un verdadero cuerpo diplomático de carrera. En oposición, se ve la necesidad de una Carrera Administrativa, de una verdadera separación de poderes, la infamia de las escuchas y grabaciones ilícitas. El político en oposición es defensor de la libertad de prensa, participa de debates y foros, promueve más libertad en los medios.
El político en oposición es honesto. Denuncia la corrupción y la aborrece, el gobernaría con los mejores, sin crear un gobierno partidista y sectario, el gobernaría para todos los panameños y si llega al poder acabará con todo lo malo, se acabará la impunidad, se acabará el robo, botellas y las coimas. Difícilmente puede el pueblo rechazar a ese político en oposición. Es lo que el país necesita, es lo que hemos esperado durante todos estos años, pero, aaahhhh, pero.
Si llega al poder surge, tras ponerse la banda presidencial o firmar su decreto tras ser nombrado en el cargo, o cuando le dan sus credenciales de representante, alcalde o diputado, simplemente su nueva personalidad. Dr. Jekyll es ahora Mr. Hyde. Pierde su sensibilidad, deja de ser cariñoso, amable, extrovertido, amplio. Ya no saluda con una sonrisa, abrazo ni beso, solo a sus amigos de siempre o sus copartidarios. Los problemas de la comunidad se convierten en un dolor de cabeza, las visitas solo donde no hay problemas. De pronto hasta cambia de celular y si es el mismo rara vez lo contesta, mucho menos devolver llamadas. De pronto no tiene nada en común contigo.
Peor todavía, en su nueva personalidad, todo cambia. Ahora los viajes de gobierno son fructíferos, el avión presidencial una necesidad, las compras directas del Estado son necesarias y justificadas, no todo debe ser por licitación pública. Desde el gobierno no se ve el enriquecimiento ilícito, son infamias de la oposición, la designación de magistrados responde a excelentes juristas, la designación de parientes en el servicio exterior es por lo caro de los puestos y que nadie más los aceptaría. La Carrera Administrativa es una cuna de botellas e ineficiencia, la separación de poderes es incuestionable, mientras que las escuchas y grabaciones son un instrumento de seguridad. El político en gobierno empieza a ver la prensa como un enemigo que busca denuncias y bochinches para lograr circulación y rating, los debates y foros son emboscadas, los medios tienen que ser regulados.
Qué tristeza, la misma persona, ayer opositora y honesta, hoy funcionaria y desmemorizada de sus promesas, ideas y denuncias del pasado. Lo más interesante en estas transformaciones de los políticos, es que apenas salga del poder y vuelva a la oposición, retomará su vieja personalidad. Y lo más triste aun es que el pueblo nuevamente fijará sus esperanzas en el discurso de este político opositor. Porque en el fondo, en ambas personalidades el político dice la verdad. Pero es que la verdad desde la oposición es una, y la verdad desde un cargo público es otra. Sus denuncias en oposición son su verdad en ese momento, porque le conviene en ese momento hacerlas. Y su posición desde su nuevo cargo es su verdad, porque le conviene en ese momento esa verdad.
A fin de cuentas, la verdad parece relativa, al tiempo, circunstancias y espacio. En nuestra dimensión de vida nuestros intereses varían según el tiempo y las circunstancias. Solo cuando aparezcan políticos con una sola verdad independiente del tiempo y circunstancias, tendremos oportunidad de ver un gobierno honesto y valioso. Por ahora, mientras los políticos de dos personalidades nos sigan gobernando y dirigiendo los partidos, tendremos que aceptar nuestra triste realidad, al poder se llega para aprovecharse, enriquecerse si es posible, y ayudar a familiares y amigos. Triste, ¿no?
INGENIERO Y ANALISTA POLÍTICO.