• 13/08/2011 02:00

Otilia, la Feria y yo

ESCRITOR. P ocas veces un representante diplomático se hace sentir como lo hizo Francisca Otilia Domínguez, durante su gestión como cón...

ESCRITOR

P ocas veces un representante diplomático se hace sentir como lo hizo Francisca Otilia Domínguez, durante su gestión como cónsul de la República Dominicana en Panamá. Participó de todas las actividades del Panamá literario y en especial del Círculo de Lectura de la USMA. Hoy, al celebrar la VII Feria Internacional del Libro dedicada a su país, como homenaje a ella y su patria, le dedico la exposición de Juan Manuel Casares en la gala de su novela Mamá — La Tierra.

‘Cuando nace un nuevo ser, quienes lo rodean ponen su esfuerzo y esperanza en la crianza y educación del niño, tratan de moldearlo y adaptarlo a sus expectativas, lo apoyan incluso mucho más allá de la niñez y la adolescencia, para fijarle un patrón de conducta por el resto de su vida.

En el otro extremo encontramos, a Mamá — La Tierra, narración autobiográfica de una mujer con un destino impuesto al nacer. Francisca Otilia Domínguez (Mamá), en las entrañas de la mujer que la concibe (Lucila), siente que no es un ser deseado, su grito de vida no es un sonido celestial, más bien es una pesada cadena.

Su niñez es de supervivencia en Gurabo, en la hermana República Dominicana, allí los malos tratos son la nota dominante. Ella cuenta con una salud de hierro y un hambre voraz de comerse todo, hasta el mundo. Las personas que la tratan la menosprecian, es la actitud de los débiles, ante su baja estima, quieren que los demás sean como ellos, pero Mamá es un volcán que, poco a poco, acumula fuerzas, para luego explotar por cauces de probidad y creatividad.

En ese devenir de penurias, endiosa a Lucila, ella es el símbolo de la felicidad perdida y el refugio donde guarecerse. Ese sueño empieza a cumplirse, cuando vive con ella (en la ciudad), pero todo es un espejismo, Otilia tiene la iniciativa de estudiar y su arte es la declamación. Así, en la adolescencia se produce el cambio de niña a mujer, de sumisa resignada a rebelde con causa. Mamá continúa su existencia con el cuerpo y la mente llenos de pasión por la vida, con una inconmensurable fuerza interior y deseos de superación, alcanza sus metas.

A los 16 años, se produce un encuentro trascendental, conoce a Ulises, un joven amante de la literatura y el saber, y pasó lo que les sucede a las personas que tienen un corazón pródigo en amor, se entregan a amar. Se casan a los cinco días de conocerse. Nueve retoños tiene Mamá. Ulises estudia Derecho y Mamá, Filosofía y Letras, así se dedica a la enseñanza. En la docencia, su vida es el mejor ejemplo quijotesco.

Posteriormente Mamá, realiza un sueño, la adquisición de una finca al lado del río, allí sus hijos se crecen en libertad, en alianza con la naturaleza. La felicidad dura poco, en República Dominicana, reina el Dictador Trujillo. Ulises cae en desgracia con el tirano, se convierte en un indeseable, todos los cobardes se alejan, ante el temor de perder las migajas del autócrata.

En 1961, Trujillo es ajusticiado, una nueva época de represión y acomodo político empieza con el presidente Balaguer. Ulises y Otilia, en 1965, se unen a la Revolución de los Constitucionalistas, su cuarto hijo, José Ulises, graduado de Derecho junto a ella, cae preso. La revolución fracasa, pero deja la semilla de la libertad y de la eliminación de la corrupción en América. Semilla de transparencia e igualdad, que en el Panamá de hoy, no germina, se pudre bajo la tierra. Mamá termina sus estudios de Derecho en 1968, con 45 años. Todos sus hijos toman diversos caminos, pero siguen la disciplina de amor y esfuerzo que les enseñó Mamá.

Mamá encontró refugio en La Tierra, y cosechó uno de sus mejores frutos: El camino del amor.

Finalizo con la siguiente frase de Mamá — La Tierra, La gente cree que los niños no entienden, no sufren, no piensan. Pero cada palabra, acto y gesto de los demás forjan su carácter y temperamento. Esta frase define, otra historia que conozco, la de mi Papá — La Tierra, la historia de superación del mejor de los hombres, mi papá’.

Palabras en la gala celebrada en la Biblioteca Nacional el 28 de junio de 2001.

Yo, Richard Brooks, conocí a Francisca Otilia Domínguez, una mujer excepcional. Invito a todos a participar en la Feria Internacional del Libro en homenaje a la República Dominicana, ella estará allí, sus brazos maternales nos acogerán con alegría.

Referencia Bibliográfica: Domínguez, Francisca Otilia. Mamá — La Tierra /2ª. Ed. Panamá: CLEC, 2001. 140p.

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