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- 26/06/2020 00:00
Ante el fracaso: es hora de tomar nuevas estrategias
Los primeros meses del Gobierno de Nito Cortizo fueron muy preocupantes para quienes somos sus amigos. Llegó al Gobierno con una minoría electoral. Tuvo una herencia espantosa del Gobierno anterior. El PRD, su partido, no lo ayudó en nada, sino más bien le causó toda clase de problemas. Tuvo que lidiar con el COVID-19 que se presentó inesperadamente en Panamá. Le causó también grandes perjuicios que personas allegadas a él se dedicaran a hacer negocios y, lo peor, es que nadie fue sancionado, a pesar de que aparentemente existían evidencias de que se habían cometido delitos.
Inicialmente actuó con buen olfato político. Se dio cuenta inmediatamente de que no contaba con el respaldo mayoritario del país. Se apartó del sectarismo y comenzó a hablar de la unidad nacional.
Panamá era admirado por muchos países por la forma en que inicialmente combatió la COVID-19. Su prioridad es preservar la salud de los ciudadanos, siguiendo después a darle, dentro de lo posible, la ayuda económica que las circunstancias permiten y dejando por último la reactivación económica. Él manifestó que había ya constituido una mesa especial para dedicarse a estudiar las medidas que debían tomar, lo que él calificó como Día “D”. Esa estrategia mereció el respaldo y las felicitaciones internacionales.
Las medidas restrictivas que tomó el Gobierno, a través del Ministerio de Salud, lastimosamente, al final fracasaron. Ayer nuestro país fue ejemplo para otras naciones, por la forma en que habíamos combatido el virus que tanto daño ha causado a la humanidad. Hoy, se preguntan ¿qué pasó en Panamá? ¿Por qué toda su estrategia, que tanto admirábamos, fracasó?
Cuando una medida no da resultados, por las razones que sean, se buscan y aplican otras.
No hay que ser médico ni científico para tener sentido común, y cambiar rápidamente las políticas fracasadas por otras nuevas.
Algunas personas piensan que el panameño, al menos en su gran mayoría, es indolente. Quienes así hablan no comprenden que ese individuo y su familia viven en un apartamento muy pequeño y con suerte tienen una ventana, y pueden darse cuenta de la cantidad de automóviles que circulan por nuestras calles, a pesar de todas las medidas restrictivas que hay, piensan que es una burla o un exceso de “salvoconductos” y que el sacrificio que él viene haciendo no conduce a nada positivo, sino a fracasos y a que el Ministerio de Salud persiste en sus mismas políticas, que de acuerdo con las mismas cifras que el Gobierno da, demuestran un fracaso en la actualidad.
Es hora, pues, de que el Gobierno adopte otras tácticas, comenzando por él mismo en dar el ejemplo en su aplicación. Si considera que las aglomeraciones son las que facilitan la propagación del virus y paralelamente desea que se reactive la economía, debe ordenar que las dependencias del Estado tengan distintos horarios de entrada y salida.
Se pudieran abrir los salones de belleza y las barberías, manteniendo como medidas de seguridad que eviten el aglomeramiento de personas, que las sillas donde atienden a sus clientes guarden la distancia adecuada entre una y otra; al igual podrían hacer los restaurantes, adicionándole que solo fueran atendiendo a clientes que hicieran reservaciones previas y manteniendo, además, todas las medidas sanitarias, así llevaría un mejor control que evitaría los contagios por las aglomeraciones. El Gobierno pudiera también solicitarles a las diferentes industrias, bancos, etc. que eviten coincidir en los horarios para evitar la acumulación de personas en las horas pico. Todas estas acciones del Gobierno reducirían el desempleo.
Las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno, hasta ahora, han fracasado y los contagiados del virus y las muertes aumentan a diario. Es, pues, necesario y muy urgente que se vayan aplicando las nuevas reformas; de otra manera tendremos un país teniendo víctimas del mortal virus y una población sin empleo muriéndose de hambre.