• 04/01/2021 00:00

El golpe de Estado de 1931, visto entre luz y sombra

La coyuntura en que nos encontramos, producto de la pandemia conocida como COVID-19, nos permite, entre luz y sombra, analizar las causas del descalabro del Gobierno de Florencio Harmodio Arosemena, y comparar nueve décadas después el rumbo del Gobierno de Laurentino Cortizo Cohen.

La coyuntura en que nos encontramos, producto de la pandemia conocida como COVID-19, nos permite, entre luz y sombra, analizar las causas del descalabro del Gobierno de Florencio Harmodio Arosemena, y comparar nueve décadas después el rumbo del Gobierno de Laurentino Cortizo Cohen.

La crisis económica de finales de la década de los años veinte del siglo pasado, el derrumbe de la Bolsa de Valores de New York el 24 de octubre de 1929, marcó la fase de “la Gran Depresión”.

La inestabilidad social derivada de la afectación a la mayoría de la población, como consecuencia de la culminación de la construcción del Canal de Panamá, el aumento del desempleo, la crisis inquilinaria, los recortes a la seguridad social, la pérdida de poder adquisitivo, resultado del déficit presupuestario, disminución de los salarios de los funcionarios, el uso indebido de los recursos del erario, el nepotismo, el tráfico de influencia; crisparon a la sociedad panameña, aumentando sus protestas en contra del sector dominante.

Agravan el escenario las contradicciones de los bloques de poder, que anhelaban mantener sus cuotas, la liderizada por el expresidente Rodolfo Chiari y la de David Linares, influyente empresario, mantenían en vilo las decisiones políticas del Gobierno de Florencio Arosemena. La salida del Gobierno de la corriente de David Linares colocaba al expresidente Rodolfo Chari en posición ventajosa, debido a su control del Ejecutivo, Legislativo, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Electoral, frente al presidente Arosemena.

Los vientos avizorados conducían a la inminente salida del solio presidencial del entonces inquilino del Palacio de las Garzas, y el retorno triunfal de los charistas; situación que alertó a la corriente política conocida como Acción Comunal, a conducir el 2 de enero de 1931, el “golpe de Estado” que puso fin al Gobierno del ingeniero Florencio H. Arosemena y a las pretensiones de Rodolfo Chari.

Noventa años después, ante una crisis estructural aflorada por la pandemia COVID-19, la sociedad panameña se encuentra sumida en situaciones similares, bajo la presidencia de Laurentino Cortizo Cohen, quien, a juicios de conocedores en temas económicos, políticos, y sociales, carece de liderazgo, huérfano de un equipo ministerial idóneo para enfrentar, resolver y solucionar la crisis estructural del país. Un partido gobernante ausente, incapaz de enrumbar y contribuir al quehacer nacional, atrapado en el clientelismo político, una Asamblea Nacional, mayoritaria del Partido Revolucionario Democrático, descalificada por presuntos escándalos de manejo inadecuado de los recursos proveniente de los impuestos públicos, la Corte Suprema de Justicia divorciada del principio de independencia; en fin, nos encontramos frente a un Estado fallido, siendo urgente enrumbar el mástil y conducirlo, en el marco del Bicentenario de la Independencia de España, a puerto seguro. Situación solo posible, con la participación de todos los panameños.

Profesor de la Universidad de Panamá.
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