• 18/03/2019 01:00

Medicina gratis, una gran falacia peligrosa

Durante el actual desarrollo del período de propaganda política el votante ha estado escuchando una serie de propuestas de los diversos candidatos

Durante el actual desarrollo del período de propaganda política el votante ha estado escuchando una serie de propuestas de los diversos candidatos, unas más surrealista que las otras, que mueven a risa unas y otras que dan temor.

Regresar al sistema que una vez se le llamó ‘farmacias subrogadas', mediante el cual el Seguro Social pagaba las medicinas que no tenía en almacén, y que fue suspendido por el escándalo que su aprovechamiento provocó, no lo vemos factible en esta nueva época en que la corrupción está en su máxima expresión.

Esta propuesta, producto del desabastecimiento de medicinas en la Caja de Seguro Social, siendo esta una digna y benefactora institución, sabido es que constituye un botín explotado por monopolios de empresarios farmacéuticos, que juegan con la salud de los asegurados, y que administración tras administración no solucionan. Voluntariamente o a propósito de las ganancias que se logran, comprometen la adquisición de las medicinas a sus costos más altos, a través de la comprar directa.

Aun cuando llamados expertos en seguridad social manifiesten lo contrario, existe la posibilidad de que como Estado se pueden comprar medicinas directamente, y eliminar a los desalmados intermediarios que las venden al Seguro Social hasta en un 100 % por encima de su costo.

El hecho también estriba en que maliciosamente las compras de medicamentos, al igual que insumos y equipo médico, no se programan de acuerdo a sus necesidades, ya sea por región de salud, cuyas estadísticas de consumo se pueden establecer, tomando en cuenta las demandas de consumo y uso, especialmente para pacientes delicados o de enfermedades crónicas.

La propuesta de medicina gratis, a través de una receta electrónica, ha sido muy bien dramatizada por sus proponentes en televisión, pero nada más lejos de la realidad que se experimenta en nuestra primera institución de salud, a menos que se intente extender la corrupción y ahorcar definitivamente el estado financiero de la misma.

La Caja de Seguro Social compra altos volúmenes o cantidades de medicamentos o insumos, a mayor cantidad menor costo, incluyendo la calidad, en cambio las empresas farmacéuticas no adquieren o compran en los mercados farmacéuticos los volúmenes o las cantidades que necesita la población asegurada, y ahora incluyendo los no asegurados, cuya responsabilidad es del Ministerio de Salud. Los costos no son los mismos.

En vista de que no se ha podido resolver el problema del desabastecimiento con estas mismas empresas, que a cada rato impugnan las licitaciones en las cuales no son favorecidas y que hacen alianzas para competir y favorecerse, por años se han estado enriqueciendo a costilla del dinero de los asegurados, dilatando los actos públicos mientras los enfermos aumentan su padecimiento. Lo que sí son programados son los desabastecimientos.

La propuesta de medicina gratis, dizque con una receta electrónica, realmente atenta peligrosamente contra las finanzas del Seguro Social, pues evidentemente es una propaganda engañosa, que juega con los enfermos para beneficiar los monopolios farmacéuticos.

PERIODISTA

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