• 16/04/2020 00:00

¿Cuánto hemos aprendido de Odebrecht? ¿Repetimos la historia?

Cuando en julio del año pasado nosotros opinamos en este medio que la Caja de Seguro Social pudiera ser el “Talón de Aquiles de Nito Cortizo” no estábamos especulando.

Cuando en julio del año pasado nosotros opinamos en este medio que la Caja de Seguro Social pudiera ser el “Talón de Aquiles de Nito Cortizo” no estábamos especulando. Era notoria la situación financiera de la institución y, principalmente, el interés de cierto sector por privatizarla, dividiéndola en dos, una financiera y otra sanitaria, con marcado interés de los patronos en manejar sus dineros. Razón tenía don Manuel Solís Palma, quien conocía el monstruo por dentro, cuando decía que los mejores negocios de Panamá son el Canal y el Seguro Social. Para lograr sus servicios se asegura pagar por adelantado en ambo casos.

Pero indistintamente de que no se conocieran sus estados financieros, para el sector empresarial, entre los cuales muchos se quedan en sus bolsillos con las cuotas obrero-patronales, la Caja de Seguro Social no deja de ser un becerro de oro, aunque ellos mismos le deban aproximadamente 400 millones de balboas.

El reciente sainete que se produce en medio de la pandemia que nos azota, irrespetando el luto de muchos panameños, intentando una contratación supermillonaria, con el pretexto de distribuir medicinas, ha puesto en juego el prestigio de la actual administración Cortizo, socavando uno de sus pilares, como lo es la transparencia, a pesar de que personalmente, en sus recientes comparecencias públicas, ha repetido que le caería todo el peso de la Ley a quienes se aprovecharan del coronavirus. O se estaba refiriendo solamente a los que se roban una bolsa de comida o a quienes hacen maniobras para hacerse millonarios a costa del dolor ajeno.

Pareciera que los dirigentes de la actual administración no han aprendido las lecciones de los escándalos de la empresa Odebrecht, brasileña, y ahora, con una mexicana, con los mismos antecedentes, señalados por autoridades mexicanas, alegremente contratan un servicio de más de 168 millones de balboas, dineros producto del sudor de los trabajadores de nuestro país.

Saludable es que el propio presidente Cortizo haya instruido una investigación sobre este caso, un gol de pandemia, sobre el cual habrá que hacer una investigación a fondo, sin contemplaciones, precisamente porque en nuestro país el negociado y la coima prácticamente se han institucionalizado. La prueba está en la larga lista denuncias de corrupción, aún sin terminar de resolver, que vienen principalmente de los dos Gobiernos anteriores.

El presidente Cortizo tiene en sus manos la oportunidad de ganar mucha confianza del pueblo panameño descubriendo a los que intentan atracar los dineros de nuestra principal institución de salud, especialmente en estos tiempos de pandemia.

Periodista
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