• 16/10/2018 02:00

Candidatos por la libre postulación, ‘independientes' (I)

Pero volvamos por un momento a mi caso, que es, debo decir, bastante típico

En el atrio del Tribunal Electoral (TE) me llama siempre la atención una cita del filósofo español don José Ortega y Gasset, en su obra La rebelión de las masas (si no la ha leído, ¡este es el mejor momento!): ‘La salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás es secundario. Sin el apoyo de un auténtico sufragio, las instituciones democráticas están en el aire'. Sabia reflexión, pero, poco gana la democracia con un procedimiento electoral impecable, si no se cuenta con una oferta electoral amplia y representativa y la asistencia a las urnas libre y masiva de una población motivada y bien informada.

Es mi humilde opinión que la función principal del TE debería ser actuar como garantista de reglas de la contienda claras y asegurar igualdad de condiciones para todos los aspirantes y postulados. Honestamente pienso que ni este ni la Asamblea Nacional (AN) ni el Gobierno actual han actuado consecuentemente con estas premisas, promoviendo y apoyando la reinserción del nefasto ‘voto plancha' que había sido eliminado en la pasada administración. Si bien es cierto que el nuevo Código Electoral tiene algunas ventajas aparentes, como incansablemente escuchamos en los medios de boca de sus promotores, como la disminución al 1 % del padrón electoral previo para participar, cosa que por cierto beneficia casi exclusivamente a aquellos que pretenden aspirar a una candidatura presidencial por la libre postulación…, también es cierto que las normas para la recolección de firmas, la limitación del costo de las campañas y la veda electoral, lejos de beneficiarnos profundizan aún más la gran disparidad ya existente.

Pero volvamos por un momento a mi caso, que es, debo decir, bastante típico: siempre he querido participar en política desde el prisma de que es una plataforma necesaria para maximizar una vocación de servir a los demás con una mística y propósito particular, y en ese sentido estoy consciente y convencida de que los partidos políticos y grupos con ideologías (¿sí?) y metas comunes son indispensables para la democracia; al margen de un análisis muy necesario sobre si los actuales, incluyendo la sociedad civil (¿existe acaso una diferencia?), dejaron de ser funcionales, democráticos para sus bases y autónomos, enfoquémonos por un momento en la realidad que vivimos los candidatos por libre postulación, ‘independientes', entre comillas, porque no todos lo somos. Yo estoy aspirando a ser diputada por el Circuito Plurinominal 8-7, con cinco curules disponibles y trato de analizar mi FODAM —Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas y le agrego al final una M por Mujer —muy orgullosa de mi género, lo incluyo como ventaja y ¡jamás como una debilidad!—. Soy científica, analítica y necesito entender…, pero amigos, ¡ni Einstein pasaría la prueba! Muchas recomendaciones bien intencionadas, las cuales, debo admitir en aras a la honestidad, he considerado: ‘No recojas firmas; ‘inscríbete en un partido y que te den un cupo sin correr en primarias'; ‘corre por un partido como independiente (¿y cómo se explica eso a los electores sin recursos ni tiempo?), la curul es de ellos, pero tienes un grado de libertad para promover tu agenda, total no llevas el menor chance!'. ¿Sí?; ‘puedes participar en varios partidos por una R (residuo)'; ‘haz tu grupo y así también te beneficias del voto plancha… y todo esto con tus recursos, ya que con estas alternativas no recibes financiamiento del TE o se divide entre cinco que probablemente tienen poco en común'.

La realidad es que los ‘independientes' tenemos que recoger firmas sin techo hasta el 5 de enero, conocer si somos candidatos dos semanas después y entrar en campaña poco más de un mes conocido el resultado, como perfectos desconocidos, para aquellos que no tenemos la ventaja de una exposición constante en los medios, sin plataforma de apoyo, recursos ni experiencia.

Todavía estoy tratando de entender el ‘voto plancha', cocientes y residuos, ¡cómo eres de un partido y estás en la papeleta de otro, corres por libre postulación y perteneces a un partido, o corres por uno o hasta varios...! Ya se perdieron, ¿verdad? Y ni qué hablar de los famosos activistas que van surgiendo a lo largo de tu caminar y el que diga que todos son voluntarios y no paga por ese servicio, es un gran mentiroso, y no vote por él.

¿Qué puede ser más confuso, injusto y antidemocrático y qué hará el TE al respecto?

Estamos en una coyuntura histórica en cuanto a elecciones se refiere.

Señores magistrados, aún están a tiempo de enmendar tantos entuertos. Total, nada que no se pueda arreglar con una nueva resolución, ¿verdad?

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