El IFARHU en su nueva dimensión (I)

Creado mediante Ley no. 1 de 11 de enero de 1965, reformada por las leyes 45 de 1978, 23 de 2006 y 55 de 2007, el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de los Recursos Humanos (IFARHU), tiene la delicada responsabilidad de ‘desarrollar un programa que garantice el adecuado aprovechamiento en la formación técnica y la utilización racional de los recursos humanos en la República, como medio de acelerar el desarrollo económico y social del país’.

A juzgar por el estado en que se encuentra la educación panameña, el déficit calamitoso que se palpa en cuanto a los valores como sociedad y al hecho cierto de que protervos panameños han convertido a esta noble institución en una inmensa fábrica de certificados de becas políticas, dudamos que el IFARHU haya cumplido alguna vez con el sagrado propósito para el que fue creado.

En el año 2004, cuando actuamos como coordinadores de campaña del Partido Arnulfista en el Circuito 8-4, lo usual era observar el desencanto del candidato a legislador oficial del partido, al enterarse que la Presidenta de la República le había obsequiado hasta tres veces más becas a su archiconocido rival y contendiente del partido opositor.

Resultaba hasta jocoso escuchar a los campesinos de Loma Bonita y Tortí decirle al famoso abogado de Chepo ‘Ya pasó Juan’, cuando éste les prometía becas a cambio del voto, en referencia a que el candidato contrario llegó a otorgar hasta 80 becas en comunidades donde solo había 50 estudiantes.

De un triste papel de complacencia política, el IFARHU ahora, bajo la égida de la profesora Yesenia Rodríguez y del abogado Carlos Rubio, está a punto de alcanzar una nueva dimensión organizacional; ambos se aprestan a enrumbar la institución por el sendero correcto, aquel por el cual siempre debió transitar.

En Planeación es común observar que ‘quien no sabe hacia dónde va, nunca llega a ningún lado’.

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