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- 26/02/2021 00:00
Ideas y emociones: génesis de la escritura creativa
¿Una idea nace en ese sitio abstracto del cerebro que llamamos mente, o viene de afuera, del entorno, y aprovechando su naturaleza incorpórea traspasa la piel por el entrecejo, penetra en algún sitio del cráneo y ahí empieza a expandirse, tomar forma, asentarse? ¿O acaso ocurre una hibridación no-solicitada, una mixtura que más que nutrirse de una combinación abstrusa de recuerdos, imaginaciones y visiones externas, se alimenta poco a poco o al instante del meollo de sí misma?
Lo cierto es que ni los más perspicaces sicólogos lo tienen del todo claro. Mucho menos un artista, un escritor. Lo que sí parece evidente es que las ideas, como los espectros, sensibles como son, muy poco se dejan ver y jamás palpar por los dedos fríos de la realidad. Simplemente se dejan sentir, a veces encarnan, viven su propia realidad en la mente antes de convertirse en lenguaje que alguien plasma emocionado.
Así, la creación literaria -hibridación múltiple por excelencia- no siempre viene de la experiencia, sino que a menudo se vuelve experiencia al tomar cuerpo en las palabras que describen o narran o reflexionan sobre el modo de ser o de estar en el mundo de acontecimientos reales o ficticios que parecen reales según el talento del creador. El resultado final, ya sea de una sola frase, de un párrafo o de todo un texto, suele percibirse como algo verosímil, creíble por más fantástico o absurdo que parezca si el escritor hace bien su trabajo logrando mantener viva esa difícil verosimilitud.
Pocas veces se sabe cómo va a terminar un cuento o una novela que se empieza a crear, aunque a veces ocurre; es más común que sobre la marcha los acontecimientos relatados vayan encontrando camino hacia un desenlace propio y solo entonces el autor tome el mando hasta desembocar en un final. Lo curioso es que aunque ese final sea sorpresivo o incluso insólito, debe de alguna misteriosa manera estar trenzado con los sucesos anteriores.
Por supuesto, también ocurre que no pocas veces uno siente algo abstracto que se llama “ganas de escribir”, pero no sabe por dónde empezar. En tales casos, aconsejo arrancar redactando la primera idea -o la primera frase- que se nos venga a la cabeza; y por asociación libre de ideas continuar desarrollando las implicaciones de lo escrito. “Escritura automática” le llamaban los surrealistas a principios del siglo xx, tanto en pintura como en escritura. En lo personal, yo uso mucho este método que parece tan primitivo, tan poco sofisticado. Y funciona: créanme. Porque uno tiene un subconsciente con una vida propia y es capaz de contar su propia historia, que en el fondo es la nuestra, ya que no solo viene de nosotros mismos sino que le damos forma e intención al plasmarla en palabras.
En Panamá la cantidad de talentosos nuevos cuentistas, de muy diversos orígenes, creencias, profesiones y edades, que han ido surgiendo en lo que va del Siglo XXI es asombroso, muy alentador. Un 70% son mujeres. En mi antología “Venir a cuento” (2019), en que rescato a 22 cuentistas emergentes, doy apenas una pequeña muestra del caudal de narradores de ficción breve que han ido apareciendo. Unos, salidos del “Diplomado en Creación Literaria” de la UTP; otros, de talleres de cuento dictados por cuentistas con experiencia didáctica; otros más por su cuenta y riesgo. No bajan de 110 quienes publican por primera vez un libro a partir del año 2000, sumados a una significativa cantidad de autores que han publicado solo en revistas o periódicos, en Internet, o que aun no lo hacen por temor al qué dirán. ¿Y cómo negar que los concursos literarios cada tanto tiempo hacen aflorar nuevos talentos?
Todo lo que puede ser pensado es real y por tanto puede cobrar forma y significación para escritores y lectores sensibles. No hay que posponer las ideas ni las emociones, si la intuición nos dice que pueden convertirse en historias. Se requiere, además de un talento innato, mucha disciplina y la lectura de libros de probada idoneidad literaria. Sin duda el buen escritor nace, pero también es cierto que con disposición y tenacidad este se va haciendo en el camino. “Semblanza múltiple del cuento en Panamá: Compilación de 95 cuentistas panameños vivos”, libro que está por aparecer a fin de mes con el patrocinio del Banco Nacional de Panamá, es prueba al canto de todo lo dicho.