• 04/02/2009 01:00

Cambios en la educación (II)

Esta es la II Parte de un aporte desinteresado que ofrezco al esclarecimiento del problema educativo, dada la profunda crisis de la Naci...

Esta es la II Parte de un aporte desinteresado que ofrezco al esclarecimiento del problema educativo, dada la profunda crisis de la Nación panameña en este aspecto tan importante de su vida institucional. Ojalá este esfuerzo sea considerado por los postulantes a la Presidencia de la República para el periodo 2009-2014.

A pesar de los progresos innegables que la Nación panameña ha hecho y sigue haciendo, es preciso reconocer que el estado actual de nuestra educación está distante —al menos en relación con lo que cabría esperar de un país con la tradición del nuestro— de responder a las necesidades nacionales y al acelerado proceso de cambios sociales y económicos que vivimos. Así lo evidencia el desajuste que se advierte entre la orientación y la estructura de los servicios escolares en todos los niveles, y las crecientes necesidades educativas de la Nación panameña. El sistema educativo panameño fue en el pasado brillante y fecundo; siempre se mostró lo suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades de su tiempo. Por esto mismo, necesita cambiar de nuevo. Y si nuestras escuelas son hoy insuficientes para atender la demanda creciente de educación, ello es un efecto del propio progreso que contribuyeron a determinar.

Reformas parciales cosméticas

Las reformas de los últimos decenios se han referido sólo a ciertos aspectos o sectores aislados del sistema escolar. Generalmente se han considerado como reformas “parciales cosméticas”. Aún no se ha abordado una modificación que abarque el conjunto de nuestra estructura educacional, en sus aspectos pedagógicos y administrativos. Las fallas y deficiencias esbozadas imponen una planificación integral de la educación, cuyo desarrollo es obligación categórica de un Estado moderno. Esta necesidad se deja sentir en todos los países que han tomado conciencia de sus responsabilidades frente a su propio destino y al acelerado proceso de los cambios científicos, técnicos, sociales y económicos. En esto Panamá no es una excepción.

Para una política educativa de Estado

Las bases para una auténtica política educativa deben encontrarse en nuestros antecedentes históricos y culturales; en el acelerado crecimiento de nuestra población; en las condiciones actuales y en las perspectivas de desarrollo de la industria, del comercio, de la agricultura, de la administración pública y privada; en las características sanitarias del país —promedio de vida, alimentación, viviendas, protección y reparación de la salud, etc.—; en lo que la opinión pública, los padres de familia y los propios jóvenes esperan de la educación; en las disponibilidades de locales escolares; en los recursos económicos asignados a la educación; en la estructura de nuestro sistema escolar; en su organización administrativa; en la cantidad y calidad de su personal; en la orientación y contenido de sus planes y programas de estudio, así como en las técnicas, métodos y medios empleados en la enseñanza. Todo este conjunto de factores debe considerarse para basar sobre ellos la planificación integral de la educación.

Contribución de la enseñanza particular

Una honrosa tradición, que garantiza la Constitución, establece en nuestro país la libertad de enseñanza. Al amparo de esta disposición, cerca de un tercio de los alumnos de nuestra población escolar está matriculado en escuelas privadas o particulares. La enseñanza particular no podría permanecer al margen de un esfuerzo para extender y mejorar la educación nacional. Tenemos fundadas razones para pensar que tampoco lo desea, porque comprende que, si bien la educación es atención preferente del Estado y a este corresponde establecer, por la vía democrática, los fines y normas a que la educación debe ceñirse, la misma no es un monopolio del Estado. Dentro del principio de libertad de enseñanza, el sector privado puede aportar útiles experiencias y contribuir, como lo viene haciendo a asegurar el mejor servicio escolar de la nación. De ahí que si bien el planeamiento de la educación es imperativo para la educación pública, se prevé y, más que eso, se espera, que los establecimientos de enseñanza privada participen en los proyectos de mejoramiento, y que los profesores y académicos de la educación particular colaboren con los más destacados especialistas en las tareas del planeamiento o planificación integral de la educación panameña.

- El autor es pedagogo, escritor y diplomático.socratessiete@gmail.com

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