• 07/08/2023 00:00

Invitación a dar la lucha por las ideas

“A mediados del dos mil comienza un aumento de las dosis de intervencionismo bajo el lema de la justicia social y el bien común, [...]”

Panamá, que por décadas ha sido visto como un país capitalista, que abraza de las ideas de Libre Mercado, es en realidad un país plagado por ideas colectivistas. Panamá desde hace años viene perdiendo posiciones en los índices de libertad, pasando de ser un país libre a ser un país poco libre.

Pero esto no ocurre por el simple ciclo natural de los países, la razón por la cual Panamá ha perdido sus instituciones, su atractivo para la inversión y su respeto y defensa de la libertad individual, la propiedad y la vida de todo el que viviera en su territorio, es la razón por la cual escribo este artículo.

La República panameña ha dejado de ser república para convertirse en una democracia ilimitada o, como a veces algunos la denominan, una dictadura de las mayorías, y es que las ideas colectivistas, antiguamente conocidas por sus luchas de clases, revoluciones del proletariado o expropiación de la burguesía han ido sustituyendo, bajo nuevas formas, como la llamada justicia social o el bien común, los principios republicanos y el respeto a la vida, propiedad y libertad.

El intervencionismo, que ha sido el mecanismo más utilizado para sustituir al viejo socialismo, forma ya parte de cada uno de los panameños. La adoración del Estado y la necesidad de su existencia en cada ámbito de la vida privada se ha vuelto una necesidad y para muchos una droga.

A mediados del dos mil comienza un aumento de las dosis de intervencionismo bajo el lema de la justicia social y el bien común, es así como, hoy por hoy, tenemos un país repleto de proteccionismo, controles de precios, regulaciones, y una inexistencia de la igualdad ante la ley, instituciones y respeto del Estado de derecho.

Lo que debe preocuparnos ya no es cómo llegan estas ideas, donde lo hacen por medio de los intelectuales, políticos y medios de comunicación que caen en una posición de superioridad intelectual y moral, de pensar que ellos son lo mejor de la sociedad y saben más que nadie qué es lo bueno o lo malo para la sociedad.

La preocupación está en que estas ideas hasta el día de hoy nunca han encontrado ninguna resistencia. De hecho, estas ideas han terminado siendo apoyadas sin cuestionamiento alguno. Ideas que, a largo plazo, terminan acabando con el bienestar de quienes trabajan arduamente para mejorar su bienestar, como de aquellos que Ayn Rand denominó los Atlas que tienen el mundo en sus hombros, es decir, los empresarios.

La invitación es para crear un muro de contención a las ideas que tiene la semilla de nuestra propia destrucción, pero no cada cinco años o cada vez que nos vemos amenazados por un endurecimiento de estas ideas obsoletas y fracasadas, es para crear un muro que se mantenga en el tiempo, que constantemente demuestre y defienda al individuo, su libertad y su propiedad.

Espero encontrar personas que hoy financian a sus verdugos del futuro, abran los ojos y apoyen la lucha por las ideas, para no solo salvaguardar nuestro bienestar, sino también la República.

Estamos a tiempo de rescatar y dar la batalla, quedarnos dormidos, es entregarles nuestra vida a aquellos que por sus ideas nos quieren pisotear nuestra esencia, dignidad y libertad, convirtiéndonos en sus súbditos.

Economista
Lo Nuevo
comments powered by Disqus