• 14/03/2020 04:00

'El jardín de rocas'

“Luis Fernando Pitty Ceballos con “El jardín de rocas” supera los paradigmas de las letras nacionales con una hermosa prosa lírica, nutrida de significativas metáforas”

Luis Fernando Pitty Ceballos con “El jardín de rocas” supera los paradigmas de las letras nacionales con una hermosa prosa lírica, nutrida de significativas metáforas. Luis musicaliza, igual que Flaubert, la novelística panameña; es sin duda el escritor-escritor de la patria de Rogelio Sinán, Demetrio Herrera Sevillano y Acracia Sarasqueta.

La arquitectura literaria de Luis Pitty impacta con historias de amor de contrapunto, las cuales tienen el entorno del acontecer republicano con los dolores, alegrías, tristezas e ilusiones de una comunidad aluvional como la nuestra. Luis asedia hechos deleznables: el mayo sangriento de 1958 con más de 30 panameños asesinados por la Guardia Nacional de Bolívar Vallarino, los trágicos sucesos del 9 de Enero, la represión de la dictadura militar y la infernal invasión de 1989 que lesionan el alma de la nación panameña. El Marañón, Bella Vista, El Chorrillo, el Patio Pinel son lugares emblemáticos; los teatros Variedades, Cecilia, el Presidente; los parques del Casco Viejo, Anayansi y Urracá, el monumento a Balboa, el Hospital Panamá, el Hotel Tívoli, la Puñalada, el Orgullo de Azuero, la Inmaculada, el Bazar Imperial, el Café Squirt, el cementerio de Amador, La Merced, la isla del Rey, el cerro Ancón, las Bóvedas y el Instituto Nacional son escenarios donde los protagonistas sufren, lloran y aman intensamente. El Panamá de las chivas, The Beachers, los poemas de Changmarín, los pensamientos de Mateo Iturralde y Octavio Méndez Pereira, el Rubén Blades contestatario, me emocionan.

Polidoro Pinzón, José Manuel Araúz, Miguel Batista, los dos Ezequiel Núñez y Meneses, Carlos Arellano y Ricardo Ríos con la Operación Soberanía y la Marcha Patriótica del 3 de Noviembre de 1959, tienen el protagonismo que cambiará el curso de la historia, con el 9 de Enero de 1964 y el 31 de diciembre de 1999.

El movimiento inquilinario de 1925 y las huelgas canaleras de 1916 y 1920 son sucesos de relieve en la temática de Luis Fernando. La República nace con el estigma de un contrato a perpetuidad y una quinta frontera en mitad del territorio, se viaja de un país a otro en el corazón geográfico de la nación. La patria herida y las injusticias del Gold y Silver Roll humillan a los panameños. Somos extranjeros en nuestra propia patria. El Panamá de fenicios y fariseos está presente.

La soledad, el miedo, la nostalgia, el dolor, la melancolía y el silencio, la codicia, el egoísmo y los prejuicios sociales ocupan las reflexiones ensayísticas de Pitty Ceballos. El jardín de rocas es una novela multidimensional como El Quijote de Cervantes. Joaquín, Marina, Efraín, Alicia, Olegaria, Ramón (el Whisky), el gringo Rudolph Black y Josefa son personajes de paradojas en una trama de absurdos.

El eje dramático de “El jardín de rocas”, gravita en torno de tres almas que sufren el tiempo de la aflicción, provocado por actos ardorosos, los cuales ocasionan mutilaciones profundas del alma, con vacilaciones y flaquezas propias de aguas cenagosas. Las pasiones tremebundas son tejidas por hilos sombríos.

Marina, belleza mulata, irradia un atractivo inusual con el encanto juvenil. Los ojos azules y el donaire al caminar atraen la atención de todos. La dulce doncella vive en El Chorrillo. Joaquín, mozalbete de 19 años, asedia la flor de primera mano, son manchas en el corazón noble y candoroso. El rabiblanquito es prisionero de los prejuicios del club de la elite y de un padre posesivo. Vence el mar de las inocencias y el embarazo abruma a Marina. Joaquín egoísta y cruel, la increpa: “¿'Tás segura de que es mío?”, y el desamor inicia el calvario sin redención.

Efraín, hermano de Joaquín, es hijo del infortunio, la madre los abandona cuando él más la necesita. Alicia es víctima del maltrato y encuentra en Frank J. Ashley, un aviador norteamericano, el amor que le falta; inesperadamente mueren cuando la avioneta se estrella contra el cerro Ancón.

Las angustias existenciales de Efraín y las imposturas de Joaquín, se dan cuando los institutores marchan pacíficamente la Escuela de Balboa, el jueves 9 de Enero de 1964. El cercenar una nación por la mitad es imposible, es desconocer el poder de aquellos que aspiran a vivir con dignidad. Los “zonians” creen que la cintura geográfica les pertenece.

Luis Pitty narra, de manera electrizante, lo que ocurre la tarde gloriosa, cuando la juventud decide ignorar a las fuerzas aniquiladoras del vasallaje y la opresión. El ambiente es hostil, la bandera se asfixia ante la agresión de los “zonians”, el toletazo anuncia el peligro, el cerco se cierra ante el empuje policial de los gringos y los “zonians”; la bandera se desgarra, ese día aciago de mucha sangre y humillación no morirá jamás en la memoria colectiva. Los seis institutores se agigantan, son Hércules y defienden con heroísmo la bandera mancillada.

La patria agraviada, al ver la bandera deshecha, reacciona con la furia de un volcán. Ramón, el Whisky, el orgulloso institutor, es abatido por el ejército yankee, es el hermano de la afligida Marina. Joaquín se debate entre el amor genuino y el mundo de la frivolidad de una atmósfera social donde la apariencia es una religión. El padre lo acosa, “¿quieres hijos chombitos?”. El alma sin sosiego cae en un hastío gigantesco. Efraín, sale rebelde a su madre, es enigmático, sufre las frustraciones de la brusquedad y el desatino. La vida es un carrusel de imprevistos y el amor también nace en los desiertos y la mujer de ojos lapislázuli lo saca de la maraña de una vorágine sin sentido, de ese mar de las penurias, es el único oasis que lo rescata. “El jardín de rocas” tiene el final de un acertijo gigantesco, las piezas del rompecabezas se ajustan en un desenlace que te conmueve. Luis Pitty, es el maestro de la palabra precisa y los protagonistas lo expresan así: el dolor es el verdadero sabor de la realidad, el amor de una doncella tiene la fragilidad de un huevecillo tierno; el egoísmo es más viejo que la historia; la dignidad es como el agua prisionera entre cercas y alambrados; el niño no sabe de congojas, las siente sin comprenderlas; no se puede llorar lo que no se siente; las aves rapaces de la política son los buitres de la codicia; ninguna cadena detiene el ímpetu de las transformaciones libertarias; somos espejos del pasado; la apariencia es la hija natural de la envidia; el amor es un perfume y tiene la duración de su esencia; a un ser humano no se le regala un apellido.

Recomiendo del haber bibliográfico de Luis Pitty, “Ojos de perla negra”, “Quien vive detrás de la montaña” y “Tambores de guerra”.

Referencia bibliográfica: Pitty Ceballos, Luis Fernando. El jardín de las rocas / Panamá, Editora Sibauste, 2019. 254 p. Está en Riba Smith y las Arrocha.

Docente, historiador y escritor.
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