• 04/12/2019 11:19

¿Quién era en verdad Karl Marx?

“[...] fue en su juventud un poeta. [...], la poesía emana de lo más hondo del ser humano, logrando plasmar en pocas palabras sus sentimientos más fuertes y profundos”

“Aquel que entiende el cómo, podría obtener información sobre verdades ocultas”, proverbio fenicio, encontrado en 1838 AD, en una tumba en Virginia, EUA. Las letras son púnicas (fenicias) del alfabeto utilizado en Iberia en el primer milenio BC.

Karl Marx fue en su juventud un poeta. Para mí, la poesía emana de lo más hondo del ser humano, logrando plasmar en pocas palabras sus sentimientos más fuertes y profundos. Encontré un escrito en internet que analiza estas poesías tempranas de Marx desde el punto de vista de un cristiano defendiendo su religión. Quién escribe el artículo y sus motivaciones no son importantes. Lo que sí es vital es analizar el contenido de los textos de Karl y situarlos en un contexto que nos permita entender que fuego fue el que lo avivó para que escribiera sus obras posteriores, tan importantes para la historia de la humanidad. ¡Qué fue lo que lo motivó a ser una persona que influiría tanto en lo que sucedió en el mundo desde el Siglo XIX hasta hoy! Aconsejo, entonces, leer este escrito con mente alerta y sacar sus propias conclusiones. Me he extendido en la reproducción del texto —aunque he eliminado partes importantes—, porque lo considero importante para que comprendamos lo que sucedió en nuestra historia reciente, y para entender lo que todavía nos amenaza.

A continuación copio algunos extractos de este artículo titulado: “La otra cara de Karl Marx o ¿Fue Karl Mark un satanista?”. Escrito por Richard Wurmbrand.

“Antes de convertirse en economista y comunista de renombre, Marx fue humanista. Hoy en día todavía una parte importante del mundo es marxista.

Dicen que Marx era muy humano y que lo dominaba una idea: “Cómo ayudar a las masas explotadas”. Lo que las empobrece, sostenía él, es el capitalismo. Una vez este sistema corrompido sea derrocado, tras un período de transición de dictadura del proletariado, surgirá una sociedad en la cual todo el mundo trabajará de acuerdo a sus habilidades en las fábricas y granjas pertenecientes a la colectividad; y serán recompensados de acuerdo con sus necesidades.

No existirá un Estado gobernado sobre el individuo, ni existirán guerras, ni revoluciones; solamente una hermandad perpetua e universal.

Para que las masas puedan lograr la felicidad se necesita ir más allá de la derrocación del capitalismo. Marx escribe: “La abolición de la religión como felicidad ilusoria del hombre es un requisito para la verdadera felicidad. El llamado al abandono de sus ilusiones con respecto a su condición, es un llamado al abandono de una condición que requiere ilusiones. La crítica de la religión es, por lo tanto, la crítica de este valle de lágrimas cuyo halo es la religión”.

Mark fue antirreligioso, porque la religión obstruye la realización del ideal comunista, considerado por él como la única respuesta a los problemas del mundo.

En su temprana juventud, Kark Marx fue cristiano. Su primera obra escrita se titula “La unión de los fieles con Cristo”. En ella leemos estas hermosas palabras: “Por medio del amor de Cristo volvemos nuestros corazones al mismo tiempo hacia nuestros hermanos, quienes están interiormente ligados a nosotros, y por quienes Él se dio a sí mismo en sacrificio”. Cuando terminó la enseñanza superior, lo que sigue fue escrito en su certificado de graduación bajo el encabezamiento “Conocimientos religiosos”: “Su conocimiento de la fe y moral cristiana está bastante claro y bien fundado. También tiene cierto conocimiento de la historia de la Iglesia Cristiana”.

Poco después de que Marx recibió este certificado, algo misterioso sucedió en su vida: se volvió profunda y apasionadamente antirreligioso. Un nuevo Marx comenzó a emerger.

En una poesía escribe: “Deseo vengarme de Aquel que gobierna en lo alto”. Así que estaba convencido de que hay Alguien que gobierna. Marx estaba en pleito con Él. Sin embargo, aquel en lo alto no le había hecho ningún daño. Marx pertenecía a una familia de relativamente buena posición. En su niñez no pasó hambre. Estaba mucho mejor que sus compañeros estudiantes. ¿Qué fue lo que produjo aquel odio terrible contra Dios?

No se conoce ningún motivo personal. ¿Estaba siendo acaso Karl Marx en esta declaración sencillamente el vocero de otro? En una edad en que todo joven normal tiene hermosos sueños de hacer el bien a otros y preparar una carrera para sí mismo, ¿por qué escribió estas líneas en su poema “Invocación a un desesperado”?:

“Pues un Dios ha arrebatado de mí todo.

En la maldición y tormento del destino,

todos sus mundos se han ido irrevocablemente.

Solo me queda la venganza”.

“Construiré mi trono en las alturas,

en una cumbre inmensa y fría.

Por su baluarte —supersticioso espanto.

Por su alguacil —la más negra agonía.

Quien lo mire con ojos sanos,

regresará mudo, con palidez mortal.

En garras de mortandad ciega y fría.

¡Qué su felicidad prepare su tumba!”.

Las palabras “me construiré mi trono en las alturas” y la confesión de que de quien se sienta en este trono solo emana espanto y agonía, nos recuerda el orgulloso alarde de Lucifer: “Subiré al Cielo, en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono”. (Isaías 14:13).

Abogado y escritor.
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