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La vacuna anticovid-19 de Pfizer: una estafa multimillonaria aleccionadora

- 30/09/2025 00:00
Los medios televisivos tradicionales, les encanta llevar a sus programas de “opinión” en materia de asuntos de políticas y sistemas de salud a los que repiten aquello que resulta ser la retórica originada en los centros del poder mundial del negocio de la salud. La narrativa de los “expertos” gira en torno de la contradicción entre Prevención vs Curación. Dicha contradicción no es lo fundamental en el origen de los problemas actuales de salud, pero sirve para ocultar la verdadera contradicción causante de estos, cual es la del tratamiento de la salud como un Derecho Humano VS la salud como una mercancía para el lucro privado.
Cuando la tecnocracia médica plantea en los medios-que buscan que esta sea la retórica a difundir masivamente-que los servicios de atención de salud se han deteriorado porque se ha abandonado la atención primaria, lo que se plantea en buena medida es que se ha privilegiado la curación por encima de las intervenciones preventivas. Ojo, no es que dicho abandono de la atención primaria y de la reducción de ciertos tipos de prevención no se haya dado. No obstante, esto no es la causa del desastre de la salud de la población, ni aquí, ni en ningún país donde el mercado sea el fundamento de las relaciones sociales.
Lamentablemente, la retórica que explica los males de nuestros sistemas de salud con base en la contradicción no fundamental entre Curación vs Prevención-y sus variantes como p.e. Servicios Ambulatorios vs Servicios Hospitalarios, etc.-es la retórica dominante. Bajo sus supuestos, las crisis de la atención de salud están condenada a no superarse.
La pandemia, acaso aporta una lección que nos confirma que una acción masiva de orden PREVENTIVO como la vacunación anti covid-19, no resolvió el problema sino que lo desplazó hacia otros igual o peores para la supervivencia humana.
Una de las empresas que más ganancias obtuvieron en esa guerra por el mercado de las vacunas fue la PFIZER. Quizá fue la de la mayor estafa internacional. En efecto, en el 2022 el abogado Aaron Siri ganó una demanda que obligó a la revelación forzada de unos 450.000 documentos de Pfizer que estaban en poder de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estadunidense.
Resulta que esta empresa farmacéutica no publicó todos los análisis sobre efectos adversos de las vacunas de ARN mensajero, los cuales, al ser de dominio público, esa multitud de datos han sido examinados por un equipo de unos 3.500 profesionales, entre ellos médicos y abogados, que han elaborado más de 100 informes hasta la fecha (Wolf, Naomi, 2025. Comparecencia en el Parlamento Europeo, 3 de septiembre).
Entre los eventos destacables está el que en los primeros siete meses de vacunación hubo 20 veces más reacciones adversas graves y 23 veces más muertes que todas las otras vacunas combinadas desde su introducción en la década de los setenta, durante un período de 30 años (Wolf, op.cit.).
Entre la documentación aparecen conversaciones con un hasta 15 dirigentes de la Casa Blanca, tanto políticos como profesionales de la sanidad. Todos decidieron encubrirlo, lo cual nos confirma la idea de la complicidad entre empresarios fuera del Estado y los empresarios y tecnócratas que (des)cuidan los intereses públicos, cuando estos son “100% empresa privada”, como alguien que conocemos por acá.
El efecto secundario más frecuente que aparecía en los informes era la mialgia, que Wolf define como un dolor muscular. El segundo es un dolor articular.
La mitad de los efectos adversos graves, que afectan al hígado y los accidentes cerebrovasculares, se produjeron en las 48 horas siguientes a la inyección, incluidas las muertes. Pfizer lo sabía.
Los daños cardíacos característicos de la vacuna fueron las miocarditis y pericarditis, junto problemas en la aorta y gran número de trastornos de la sangre: trombosis, trombocitopenia y coágulos de sangre en los pulmones y piernas. Por cierto, uno de los médicos que era parte de la comisión nacional que promovía la vacunación en Panamá, tuvo precisamente un daño trombótico en las piernas que, según me contó el mismo. Suceso verdaderamente irónico, para quien tenía el papel de promover aquello que casi lo sepulta.
Lo que más sorprende, de acuerdo a nuestra fuente citada, es que en los documentos, si el “covid” es una infección respiratoria, se esperaría encontrar mucha información sobre los pulmones, los niveles de oxígeno y las membranas mucosas. Sin embargo, apenas hay mención de problemas respiratorios. Wolf dijo que era extraño que no encontraran alguna investigación significativa sobre los efectos pulmonares, que se suponía debió haberlo investigado Pfizer dado que supuestamente era una enfermedad respiratoria (Wolf, op.cit).
Pues bien, este cúmulo de evidencias nos reafirman que la prevención es lo de menos, mientras la salud esté sometida a las “leyes del mercado”, es decir, sea considerada como una mercancía que sirva al lucro privado, sobre todo a nivel global donde el complejo industrial financiero farmacéutico establece reglas que los que se dicen ser “100% empresa privada”-y otros que no son tan sinceros pero que igual lo son-las acatan sin chistear en nuestros países, haciendo que los recursos vayan hacia aquello que no resuelve las crisis de salud sino que las agrava. Las retóricas de los “teleexpertos” en salud, ignoran el lado aleccionador de la estafa multimillonaria de Pfizer.