• 25/03/2024 00:00

Los banqueros del caos ambiental

Se trata de un problema que impacta a un importantísimo mecanismo de control de la temperatura global, que traslada calor, carbón y nutrientes desde los trópicos hacia el Círculo Ártico [...]

Los más reciente informes sobre los efectos del cambio climático, generado por la emisión antropogénica de gases invernaderos, son desalentadores. Los mismos muestran la presencia de factores de retroalimentación, en que el cambio climático y sus consecuencias se auto refuerzan.

Es así, por ejemplo, que la Corriente Atlántica, conocida como Amoc, por sus siglas en inglés, ha venido perdiendo velocidad. Se trata de un problema que impacta a un importantísimo mecanismo de control de la temperatura global, que traslada calor, carbón y nutrientes desde los trópicos hacia el Círculo Ártico, permitiendo, entre otras cosas, que el clima de Gran Bretaña, paradójicamente, será más helado y húmedo.

Este problema ha sido analizado recientemente por un equipo de científicos de la Universidad de Utrech, quienes en un artículo publicado en Science Advance con el título de “North Atlantic surface ocean warming and salinization in response to middle Eocene greenhouse warming” (enero de 2024), llaman la atención sobre el hecho que el deshielo dentro del Círculo Ártico ha llevado a que las aguas frías enfrenten la corriente en puntos más adelantados que previamente. El peligro, entonces está en que la Corriente Atlántica (Amoc), que viene perdiendo velocidad, se hunda también en un punto más adelantado. Los autores del documento señalan que la creciente desaceleración del Amoc llevaría en algún momento a traspasar un punto crítico, haciendo que este fenómeno ocurra efectivamente. Los mismos aducen que esta posibilidad se daría en un momento que estaría entre el 2025 y el 2095.

Este proceso en que los cambios cuantitativos llevan a un cambio cualitativo, que el Instituto de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Copenhague señala que seguramente se dará hacia el 2057, tendría consecuencias caóticas. Entre estas se pueden señalar algunas. Se destaca que el mismo aceleraría el deshielo de Groenlandia, lo que de por si llevaría a una elevación del nivel del mar, que significaría la inundación de ciudades como Nueva Orleans, Ámsterdam y Bangkok. De acuerdo a los autores que ahora comentamos el alza del nivel de mar podría ser de un metro. Esto, obviamente tendría serías consecuencias para nuestro país.

Otros de los efectos del posible punto de inflexión de la Amoc serían los siguientes: un recrudecimiento del clima en Europa y especialmente en Gran Bretaña; una estación seca más dura en el Amazona, que posiblemente lleve a un punto de inflexión que signifique un cambio que haga desaparecer el actual sistema ecológico existente; fluctuaciones de temperatura errática en todo el mundo, lo que llevaría a una alteración de los regímenes de lluvia de Suramérica, África occidental y la India.

Teniendo en cuenta que lo anterior se debe a la emisión de gases invernaderos por la sostenida utilización de combustibles fósiles y la falta de una rápida transición energética, surge una pregunta: ¿quiénes son los agentes básicos de esta situación? El dedo acusador, obviamente, apunta hacia los poderosos oligopolios que controlan la producción, procesamiento y distribución de los combustibles fósiles. Sin embargo, estos no están solos, sino que tienen un poderoso aliado: los grandes bancos transnacionales.

El compromiso de los grandes bancos que operan a nivel global con los combustibles fósiles está ampliamente documentado. Un documento publicado por un conjunto de ONGs, entre las que se destaca el Sierra Club, titulado “Banking Climate Chaos”, muestra que entre el 2017 y el 2021 los 60 bancos más grandes del mundo financiaron la industria de los combustibles fósiles por cerca de US $. 4.6 billones (millones de millones). Uno solo de estos, J. P. Morgan Chase resulta ser el más grande financista de dicha industria (US $. 382.4 mil millones en dicho período). Por su parte un artículo publicado recientemente por Erik Jakcson de la Unión of Concern Scientist afirma que la situación continua, ya que, por ejemplo, el banco HBC basado en Londres ha ayudado a lograr un financiamiento de US$. 47.0 millones para la industria de combustibles fósiles en 2022.

Todo lo anterior significa que la humanidad solo logrará sobrevivir evitando el caos climático si se logra construir una verdadera civilización ecológica. Para esto la población consciente del desafío que esto implica, deberá enfrentar tanto a las trasnacionales petroleras, como a los banqueros del infierno climático.

El autor es economista
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