• 23/03/2024 00:00

Los votos deben velar por la salud mental

La salud mental no es algo sin importancia, desatenderla conlleva otros problemas que perjudican al país [...]

Iniciamos la campaña electoral en donde darás tu voto para elegir a las personas que dirigirán nuestro país. Es tu decisión y todas las personas deben respetarlo, ahora, independientemente de quien gane la presidencia y demás cargos por elección popular, recordemos que, el Estado debe garantizar el cuidado y atención de la salud mental a nivel nacional, principalmente a los grupos más vulnerables. Entendiendo que “la Salud mental es un derecho, no un privilegio”.

Sin importar quien gobierne, la salud mental debe ser prioridad y parte importante de las políticas públicas de la República de Panamá, así como lo menciona en el Artículo 4 de la Ley 364 del 6 de febrero de 2023.

Merece atención que, según INEC, en el año 2022 murieron por suicidio 113 personas (96 hombres y 17 mujeres), la mayor incidencia se dio en personas entre los 50 a 54 años de edad, y aunque muchos lo ignoren, se han dado defunciones por suicidios en niños, niñas y adolescentes (14 casos), así como en adultos mayores en un rango de edad entre los 80 a 84 años (2 casos).

Con esto queda claro que el suicidio es un problema de salud pública y es importante intervenir desde edades tempranas, sin olvidar a las personas de edades avanzadas.

Es indispensable enfocarse en la salud mental, principalmente en los varones que, siendo el sexo que más vidas perdemos como resultado de los suicidios, son los que menos buscan atención psicológica, según señaló el NIMH (Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU.), lo que los lleva a lidiar sus problemas de salud mental mediante la agresión física, consumo de drogas e ingesta de alcohol.

En relación con el uso y abuso de estupefacientes, hay un grave problema a nivel mundial, perjudicando la salud física, mental y social, principalmente en los varones (Unodc, 2023), lo que desencadena enfermedades físicas y mentales, exacerbación de la violencia doméstica, deserción escolar, actos delictivos, etcétera.

Cabe señalar que, la violencia doméstica tiene alta incidencia en nuestro país. Durante el 2023 se recibió 23,032 denuncias, siendo las provincias de Panamá (6,663), Panamá Oeste (4,912) y Chiriquí (2,818) las de mayor impacto; esas mismas provincias coinciden con los mayores casos de muertes de mujeres tipificadas como femicidios (Ministerio Público, 2023).

ONU mujer (2023) indicó que, “mientras que el 55% de los homicidios de mujeres son cometidos por sus parejas u otros miembros de la familia, solo el 12% de los homicidios de hombres se producen en la esfera privada”.

Menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia solicitan algún tipo de ayuda, y si lo hacen, buscan a familiares o amistades, más no apoyo de las autoridades, médica o psicológica. Se estima que solo el 10% de las mujeres denuncian (ONU, 2023).

Como han mencionado nuestras autoridades, las mayores víctimas de violencia doméstica son mujeres, y este tipo de delito afecta su salud mental, aunado a ello, los hijos e hijas terminan siendo víctimas secundarias, afectando no solo su salud mental, sino también su seguridad física.

Algunas de las secuelas que deja la violencia doméstica en la salud mental de mujeres víctimas son: depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad, baja autoestima y trastornos del sueño.

En el caso de menores de edad, aunque no sean víctimas directas, presenciar violencia doméstica puede generarles: problemas de sueño y de alimentación, ansiedad, ira, depresión, baja autoestima, estrés postraumático, pueden ejercer crueldad con animales, delincuencia y conducta desafiante (Wolak, 1998, como se citó en Asensi, 2007).

Como se ha podido ver, la salud mental repercute no solo en un individuo o en una familia específica, sino en toda la sociedad, porque se verá afectada la educación, la salud, la seguridad, la violencia e incluso el bienestar animal.

Por esta razón, la intervención de salud mental debe realizarse en todas las áreas que involucre al ser humano, con el fin de promover el bienestar mental, así como iniciar a tiempo los procesos de rehabilitación, principalmente en niños, niñas y adolescentes.

La salud mental no es algo sin importancia, desatenderla conlleva otros problemas que perjudican al país, principalmente a aquellos que por sus limitaciones (contexto y vulnerabilidad), la sufren en mayor proporción.

Recibir atención de salud mental no debe ser un privilegio para aquellas personas que, por su estatus socioeconómico, solicitar los servicios es simplemente una opción, mientras que para otros es un sacrificio o algo que nunca obtendrán, pues sus necesidades de vida (gastos vitales) no se lo permiten.

Por esta razón, se debe recordar y exigir al gobierno entrante, que garantice programas de salud mental (promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación) a nivel nacional, sin importar el estrato social, sexo, edad, etnia, nacionalidad o creencia personal de quien lo necesite.

Todo esto puede hacerse ampliando los servicios con mayor cantidad de profesionales que puedan satisfacer las necesidades que la población requiere, por ejemplo: aumentar la cantidad de profesionales, en las escuelas públicas, de psicología, trabajo social y DIFA. Incrementar el número de profesionales de salud mental en centros de salud, policlínicas y hospitales. Crear centros de llamadas del Estado para urgencias y/o que los actuales se les dé mayor publicidad, incluyendo videollamadas para personas sordas.

Ten presente que tienes derecho a recibir atención de salud mental capacitada, adecuada y accesible, pero es tu obligación saber escoger a quien lo garantice.

La autora es psicóloga clínica
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